Sobre la "educación de la sociedad". - Apreciaciones de un alumno de máster social

Me gustaría compartir con vosotros una reflexión que he realizado en una asignatura del máster, pues creo que os puede sugerir muchas cosas importantes sobre la educación:

Son numerosas las personas que piensan que los problemas que les adolece los han creado ellos y que debe ser otra persona la que les dé la solución, pues ellos son incapaces de encontrarla. No obstante, el camino a seguir es justo el contrario. Son muchos los autores que piensan que el conocimiento que nos permite ser felices y estar en paz con nuestra propia existencia parte de uno mismo sin más ayuda de aquella personas que nos orienta y guía a sacar nuestra herramienta de análisis e la realidad y construcción del conocimiento, siendo, nosotros, meros orientadores de dicho proceso y donde encajamos varios profesionales como son educadores, maestros, psicólogos orientadores o pedagogos.

Una persona cree que tiene un problema, pero realmente lo que tiene, a mi parecer, es una oportunidad para aprender y crecer, de saberse dueño de su vida y de apreciar la riqueza y la fortaleza que en él reside. Los problemas no son más que pequeños o grandes imprevistos que desafíen nuestra capacidad para integrarlos de forma equilibrada en nuestra vida, darles un significado y poder, incluso, usarlos para fortalecer nuestra sistema de crítica y aprendizaje de la vida.

Es ahí donde reside la verdadera dificultad pues hay personas que saben cómo realizar dicho procedimientos, y personas que desconocen totalmente su existencia, abrumándoles las desavenencias que les depara la vida y encontrándose indefensos, débiles, y abandonados ante dichas disyuntivas.
Otra de las apreciaciones que he realizado es la de querer siempre mejorar mi labor y consistencia profesional, siendo una proyección de nuestra profesión.

Un proceso de aprendizaje sin fin donde el conocimiento se elabora continuamente, se perfecciona, se hace más rico en función de las experiencias que vivimos paulatinamente y los avances científico-teóricas que nos ofrecen los investigadores de cada disciplina. Por ello,el educador social debe poseer un carácter de investigador-acción que incida realmente sobre las particularidades de cada persona, teniendo en cuenta su entorno, y todas las posibilidades que el mismo ofrece para hacer protagonista a la persona del propio proceso de aprendizaje y elaboración de soluciones ante las incidencias que nos depara la vida.

En este sentido, el objetivo principal que concluyo de nuestra labor reside en la necesidad de empoderar a las personas sobre las decisiones que toman en cuanto su vida y orientar su trascendencia en la globalidad de la sociedad a la que pertenece, desarrollando, en consecuencia, un estilo de vida personal que se desarrolle satisfactoriamente y en consonancia con su entorno.

Da la sensación de que la población, en general, se siente marioneta de un estado mayor, donde una supraestructura, demasiado grande como abarcarla individualmente, determina de forma exacta cómo va a ser nuestra vida desde que nacemos hasta que morimos. Se percibe que el sistema está construido de forma que bloquea e impide el pensamiento crítico no solo sobre aquellas pequeñas cosas del día a día, sino sobre niveles de abstracción mayores que aprecien la forma en que vivimos, pensamos, nos relacionamos y, sobre todo, analizamos el conjunto social y sobre qué se establece.

Observo cuánta gente se amolda al sistema establecido, en todos los sentidos y ámbitos, y critica pequeñas partes del mismo (ya prefabricadas de antemano para ser criticadas) sin cuestionarse más allá si es ese el sistema más correcto para desempeñar su experiencia vital. Todo ello propiciado por un estilo de pensamiento y análisis de la realidad que, desde pequeños, nos enseñan (o pretende enseñar) a acatar lo establecido y a intentar luchar por, en las condiciones dadas, tener el mejor nivel de vida sin darnos cuenta que hay espacio para la crítica sobre el propio sistema y la estructura establecida y que, siendo esto lo más destacable, gracias a la posible existencia de dicho análisis conjunto población sobre el propio sistema, este se podría amoldar de forma adecuada a las necesidades y peticiones reales de la población.

Es en ese despertar social, que saque a la luz la mirada crítica y analítica sobre el propio sistema de sociedad, en la que surgirá la verdadera oportunidad de tener una sociedad dinámica donde todos seamos dueños de su construcción, de su equilibrado desarrollo y, lo que es más importante, sintamos que nos pertenece a todos por propio derecho y no, como ocurre en la actualidad, seamos meros receptores de las apetencias puntuales de aquellos pocos que dirimen la forma que se debe dar al sistema social bajo un prisma que, por la propia naturaleza del proceso, se aleja diametralmente de la definición que pretende caracterizarlo en su aspecto fundamental: social.
Aquello a lo que yo denomino lo “social” debe ser producto, como

consecuencia directa de su naturaleza, de la sociedad, teniendo en cuenta a todas y cada una de sus partes, apreciaciones, opiniones y, sobre todo, necesidades. Las personas, nuestros educandos, deberán despertar progresivamente y proveerse de un sistema analítico de critica continua sobre las bases en las que está basada la sociedad y en las que desarrolla su vida, pues es propio, derecho y deber, que el ciudadano construya puentes que conecten oportunidades y necesidades sociales que reflejen, en su forma última, que la sociedad ha sucumbido, finalmente, al raciocinio popular y, por fin, se ha reunido con quien de forma natal le pertenece: los ciudadanos.

En esa dialéctica que ya ha comenzado y que está por venir, los educadores tenemos un papel crucial como resorte del pensamiento social crítico, enseñando a las personas que pueden ser dueñas del destino de sus propias vidas y dirimir sobre qué arbítreos esta dará lugar, enseñando que las oportunidades de mejora de la calidad de vida no son las que ya vienen dadas de antemano, sino que se puedan fabricar, encontrar, pensar, elaborar un sin fin de acciones que reflejan, en definitiva, que las personas, al contrario de lo que actualmente sostienen, no son títeres de aquella sociedad en la que nacen, sino que, al contrario, son artistas que podrán modificar aquello que se encuentren bajo su prisma de pensamiento elaborando, de forma sostenida, un sentido de la vida que confluya en los ríos del pensamiento social como si de una nota en una partitura melódica se tratase.

El mundo, particular y social, parece estar despierto, vivo, pero no ha abierto los ojos. Por ello alguien pinta en su mirada aquello que debe ver sin darse cuenta que un pequeño gesto le hará vislumbrar todo aquello que se esconde justo enfrente de sí mismo. Ayudaré, con todo mi empeño, en enseñar a abrir esos ojos y que no se vuelvan a cerrar nunca más.

La barrera entre aquello que imaginamos ver y aquello que realmente vemos no existe, solo resta abrir los ojos para encontrar la verdad, siendo este un gesto que nos puede llevar el mayor esfuerzo humano pero donde la recompensa en tan grande como el propio significado que le damos a la existencia, razón que justifica, de forma intrínseca, que dediquemos toda una vida a tal menester que da sentido a labor que ha permitido que el ser humano sea hoy quien es, aquí y ahora: la educación
puedes resumirlo en la supresión del deseo niega la frustración.

y todo el mundo tiene capacidad para todo. Si bien es cierto que materias como la música contra mas joven empieces mejor, eso se debe a la capacidad... (ya te lo sabes xd)
no hay mejor maestro que uno mismo
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