Azsche escribió:No quiero hacer un post largo porque con el primer parrafo del tuyo me queda claro que para nada el dinero es un indicador justo y razonable. "Estafar y robar no es correcto" es una cosa totalmente subjetiva. En un momento dado alguien puede pensar cosas como "no es lo correcto, a no ser que me muera de hambre" o "a no ser que a quien robo o estafo lo haya adquirido ilegitimamente, porque ya se sabe que quien roba a un ladron...".
Si, pero si me muero de hambre robo una manzana, no cincuenta mil millones de dólares para especular en commodities. Y el que roba a un ladrón, el problema es que había ya un ladrón, no el nuevo. Sea como sea, esas mismas personas saben que esta mal en general robar.
Y en la practica lo que significa es que alguien que ha robado o estafaco acaba teniendo acceso a más recursos que alguien honrado.
Y por eso es muy importante garantizar los derechos de propiedad de la gente y que el que robe sea castigado y pronto y pague lo que robó.
En cuanto a la economia de escala, volvemos a lo mismo: economicamente mas rentable =!= socialmente más justo =!= mejor control del REPARTO de los recursos
El dinero como indicador justo y razonable del reparto de los recursos sigue sin cuadrarme como la mejor opción. Para creer que funciona, sigo pensando que hay que aplicarle grandes dosis de fe en una supuesta autoregulación de los mercados. La economía esta mas cerca de la psicología y la sociología que de una ciencia absoluta sobre la que se puedan aplicar leyes, y por eso para una buena gestion de los recursos debería apoyarse en éstas y en políticas fuertes y bien estudiadas para la sociedad presente y futura, EMHO.
En un intercambio libre los precios son justos, en la medida que ambas partes los aceptan, entregando algo que les es menos necesario que lo que obtienen. Y en ese sentido, es justo que ambos lleguen al trato que más les aporta a ambos, ya que están proveyendo lo que otro necesita al mejor precio para ambos, meter a un tercero que no ha hecho nada es una injusticia para ambos.
Pero no los precios no tienen que ver tanto con el reparto como con la información, son una medida de la necesidad de un producto respecto a otros por la sociedad y de su escasez relativa. Es un transmisor de un conocimiento que está disperso entre millones de agentes sobre que es necesario y que no, y en que intensidad falta o sobra y en que direcciones debería moverse los agentes para adaptar la oferta a la demanda. Ningún sociólogo o psicólogo (o grupo de ellos) podría llegar a calcular eso y menos establecer un criterio de justicia en ello donde todos obtengan lo que necesitan, independientemente de lo que hagan.