Hacia ya décadas que habia dejado de relacionarse con la comunidad, aunque todavia conservaba algunos contactos. Podian contarse con los dedos de las manos, y quien sabe que tipo de interés les acercaba.
Su creador le habia abandonado al poco de nacer como vampiro, lo único que se dignó a darle fué , un nuevo nombre:
Karloff, ja ja ja, me recuerdas a él .
Y no volvió a tener un contacto íntimo con él, se sintió durante siglos, abandonado. Porque aquel fué su único legado. Su nombre y aquel abrazo.
De aquello ya hacia demasiado. Mentiria si dijera que aún le importaba, que le guardaba rencor. Porque Karloff hacia mucho que solo era un manojo de instintos dentro de una bestia que salpicaba de sangre las calles.
Representaba un peligro para el resto de su especie, llamaba demasiado la atención, pronto acabarian con él o lo obligarian a marchar. Pero el tiempo era una palabra obsoleta.
Más o menos saciado, aceleró su paso para encontrarse con uno de sus contactos.
Nunca se acostumbraria a encontrarse con este vástgo. Él era un simple animal, pero por dios, conservaba el buen gusto, llegó a pensar.
Su contacto, en cambio, no habia mejorado nada con la inmortalidad. Casi carecia de pelo, su piel no era tersa, y su apariencia , en general, causaba repulsa. Recordaba a la criatura de Murnau.
Pero Karloff tenia buenas razones para acudir a sus citas, era este un gran informador, y una fuente digna de confianza.
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"Para los Vampiros, la sociedad humana es una sombra cambiante, pues ellos no envejecen ni cambian como lo hacen los hombres. Este tipo de vida somete a una gran presión las mentes de estas criaturas, por lo que se ven constantemente acompañados por la locura. "
(Condes vampiro , Warhammer)