Os cuento mi historia, a ver que os parece:
Tengo 35 años, y por vicisitudes de la vida, entré al mercado amoroso hace poco tiempo. Aclarar que no soy para nada un orco. Soy guapete, bien plantado, deportista, buen pelo, con estudios, trabajo, coche, casa en propiedad, inteligente, divertido, con todos los miembros en su sitio, sin bendiciones, antecedentes penales o cosas turbias que pudiesen echar para atrás a las tías.
El problema es que al llegar tan tarde al mundo del amor, y además no vivir en una gran ciudad, pues las opciones son bastante reducidas. Todo lo que encuentro son los típicos restos de las rebajas del último día: Krakens salidos de las mismísimas pesadillas de Cthulhu, personajes que no los aceptarían en Arkham u otros psiquiatricos, tías con una mochila tan grande de traumas, paranoias y comportamientos erráticos que ni Hulk, Thor, Superman y Saitama juntos podrían levantar, o mujeres divorciadas con más bendiciones que una tarotista de la tele local (Y además, paso de seguir con la partida a medias de otro).
Así que después de varios intentos, tanto con tías de mi entorno (Spoiler: Todas locas), como en Apps de ligoteo (Spoiler: Todas igual de locas y encima dejándome la pasta en gasolina, porque además el que te tienes que desplazar eres tú). Creo que voy a darme por vencido y dejar de pelear por algo que solo me está trayendo dolores de cabeza y complicaciones en mi feliz y tranquila vida de soltero.
Además, comentar que en las Apps el problema de la saturación del mercado con 600 hombres por cada mujer hace que hasta el orco más asqueroso salido de lo más profundo del abismo de Helm, como puede elegir entre tanto desesperado, se venga arriba y se crea que te está haciendo un favor y que debes tratarla como a una diosa, cuando tanto por fuera como por dentro da asco y no te la follarías ni por wifi y por despecho.
¿Algún consejo, opinión o experiencia parecida?