Hola a tod@s
Tal día como hoy, 14 de julio, hace muchos, muchos años... tantos que parece que fue un sueño...
Sullivan Ballou era un Mayor del Ejército norteamericano. Tenía treinta y dos años de edad y se había casado hacía cinco años con
Sarah Hunt Shumway, con quien tuvo dos hijos varones: Edgar y William. Formaban una familia muy feliz.
Pero la vida nunca había sido fácil para Sullivan: huérfano desde muy pequeño tuvo, desde muy pronto, que valerse por sí mismo. Salió adelante y logró graduarse en la Academia Phillips (Massachusetts). Después estudiaría en la Universidad Brown, matriculándose en Derecho. A los 24 años ya ejercía como abogado en Rhode Island.
Más adelante sería elegido miembro de la Cámara de representantes de Rhode Island, se hizo republicano y apoyó firmemente a Abraham Lincoln, quien posteriormente sería conocido como el 16º Presidente de los Estados Unidos de América.
Así las cosas, la vida de Sullivan Ballou podía describirse como la de un hombre triunfador hecho a sí mismo que lo había logrado todo: familia, posición social, económica, respeto y prestigio... y como Sullivan fue uno de tantos miles de ciudadanos anónimos de aquel tiempo, no habría especiales motivos para recordarle en este hilo.
Pero la vida es cruel, sobre todo con las personas brillantes y valerosas, y deparaba a Sullivan y a los suyos un trágico desenlace. Pues por aquel entonces había estallado la gran guerra civil americana y se acercaba el primer gran combate. Una terrible batalla que sería posteriormente conocida como "Primera batalla de Bull Run". Los dos bandos enemigos, La Unión y los Confederados, medirían sus fuerzas por primera vez y tratarían de aniquilarse mutuamente.
Sullivan iba a estar en la vanguardia de aquel combate, como le correspondía como Mayor del
Ejército de La Unión, comandando su unidad militar: el Segundo de Infantería de Rhode Island.
Imagen cortesía de http://riroads.comLa hora decisiva se acercaba. Y el 14 de julio, Sullivan tuvo un negro y oscuro pinchazo en el corazón, un terrible y desolador presentimiento, que le empujó a escribir una carta. En esa carta se despedía de las personas a quien más amaba en el mundo, su mujer Sarah y sus hijos pequeños.
(traducción mía del original en inglés)
Amadísima Sara:
Es altamente probable que nos marchemos en unos días, quizás mañana. Como es posible que no pueda escribirte más, deseo escribir unas líneas que puedan estar ante tus ojos cuando yo ya no exista.
Nuestras maniobras pueden durar unos pocos días y ser placenteras, o conducirnos a un grave enfrentamiento que me cause la muerte. No es mi deseo, pero que se cumpla la voluntad de Dios. Si es necesario que yo caiga en el campo de combate por mi Patria, estoy preparado. No tengo dudas, ni me falta confianza en la causa en la que estoy comprometido, y mi coraje no siente la menor vacilación. Sé lo mucho que depende la civilización americana del triunfo de este Gobierno [el de la Unión], y cuán grande es la deuda que tenemos con aquellos que sacrificaron su sangre antes que nosotros y sufrieron la Revolución [por la Revolución Americana].
Y estoy dispuesto -perfectamente dispuesto- a perder todo el gozo de esta vida, para ayudar a mantener este Gobierno, y pagar esa deuda.
Pero, mi querida esposa, aunque mis alegrías descansan al lado de las tuyas, ahora las sustituyen en esta vida con afanes y sufrimientos. Yo que me alimenté durante largos años con el amargo fruto de la orfandad, debo ofrecérsela como único sustento a mis queridos y pequeños hijos.
¿Es débil o poco honroso, mientras que la bandera de mi propósito flota con calma y orgullosa en la brisa, que mi inconmensurable amor hacia vosotros, mi querida esposa y mis hijos, deba luchar feroz pero inútilmente, con mi amor a la Patria?
No soy capaz de describir mis sentimientos en esta tranquila noche de verano en la que dos mil hombres duermen a mi alrededor, muchos de ellos divirtiéndose por última vez, quizás, antes de su muerte. Y yo, sospechoso de que la Muerte está arrastrándose detrás de mí con su dardo fatal, estoy en comunión con Dios, mi Patria, y con vosotros.
He buscado diligentemente en mi corazón un motivo equivocado por el cual arriesgar la felicidad de mis seres queridos y no pude encontrarlo. Un amor puro a mi país, los principios que tan a menudo he defendido ante el pueblo y "el nombre de honor que amo más de lo que temo a la muerte", me han llamado, y yo he obedecido.
Sarah, mi amor por ti es inmortal, parece establecer entre nosotros poderosos vínculos que nada, ni una Omnipotencia, podría romper; ahora el amor por mi Patria se apodera de mí como un fuerte viento y me dirige irresistiblemente con estas cadenas hacia el campo de batalla.
Los recuerdos de los momentos felices que he pasado contigo afloran, y me siento muy bendecido por Dios y por ti por haber disfrutado tanto tiempo de vosotros. Es difícil para mi dejarlo todo y quemar las cenizas de las esperanzas de años futuros. Si Dios quiere quizá podamos aún vivir y amarnos juntos, y ver cómo nuestros hijos crecen y se hacen hombres de provecho junto a nosotros.
Tengo muy pocas y pequeñas quejas hacia la Divina providencia, pero algo me susurra -quizá sea la plegaria de mi pequeño Edgar- que regresaré junto a mis seres queridos sano y salvo. Si no lo logro, mi querida Sarah, nunca olvides lo mucho que te amo. Cuando el último aliento me abandone en el campo de batalla, susurrará tu nombre.
Perdona mis muchas faltas, y los sufrimientos que te he causado. ¡Qué desconsiderado y tonto he sido tantas veces! Cuán felizmente limpiaría con mis lágrimas cada pequeña mancha de tu felicidad y lucharía con todas las desgracias de este mundo para protegerte a ti y a mis niños del peligro. Pero no puedo. Debo verte desde el mundo espiritual y sobrevolarte mientras tú zarandeas las tormentas con tu preciosa y pequeña carga y esperas con triste paciencia hasta que volvamos a encontrarnos para nunca más volvernos a separar.
Pero ¡Oh, Sarah!, si los muertos pueden regresar a esta Tierra y mezclarse sin ser vistos entre aquellos a los que amaron, yo estaré siempre contigo. En el día más luminoso y la noche más oscura. En tus acontecimientos más felices y en tus horas más melancólicas. ¡Siempre!, !Siempre!. Y si sientes una suave brisa en tu mejilla, será mi respiración; o el aire fresco que abanica tu palpitante sien. Será mi espíritu que pasa a tu lado.
Sarah, no llores mi muerte; piensa que me he marchado y te espero, para que volvamos a encontrarnos.
En cuanto a mis pequeños, crecerán como yo lo hice, sin conocer el amor y los cuidados de un padre. El pequeño Willie es demasiado joven para recordarme mucho tiempo, y mi Edgar de ojos azules guardará nuestros juegos entre sus más tenues recuerdos de infancia.
Sarah, tengo una confianza ilimitada en tu cuidado maternal y en tu capacidad para fortalecer sus personalidades. Dile a mis dos madres que pido la bendición de Dios para ellas.
Oh Sarah, Te esperaré allí, ven a mí, y trae contigo a mis hijos.
Sullivan
Sullivan Ballou fue herido de muerte el 21 de julio de 1861, apenas siete días después de haber escrito esta carta, perdiendo la vida junto a 93 de sus hombres en la batalla de Bull Run, considerada por la Historia como la más cruenta de toda la guerra civil americana. Tenía 32 años.
Nunca pudo enviarle su carta a Sarah.
Posteriormente el Gobernador del Estado de Rhode Island, William Sprague, que había participado en esa batalla, viajó al lugar del desastre y reclamó los cuerpos y efectos personales de los caídos. Así fue como se halló la carta de Sullivan a su esposa Sarah y como ella pudo, al fin, conocer las últimas palabras de su esposo.
Sarah tenía 24 años cuando enviudó. Nunca volvió a casarse. Falleció a los 80.
Se dice que fue inhumada con la carta original de su esposo.
Una historia extraordinaria que tuvo lugar tal día como hoy, hace mucho, mucho tiempo
Documentación:
Wikipedia - BIO: Sullivan Ballou
Wikisource - Carta de Sullivan Ballou a su esposa Sarah (en inglés)
The Ballou Letter - Historical Documents - American Civil War
Dead Trek - Sarah and Sullivan Ballou
Wikipedia - Batalla de Bull Run
Fotografía de Sullivan Ballou de uniforme
Fotografía antigua de Sullivan y Sarah Ballou - florshow.com