Wenas, pues que hoy me acaban de nombrar responsable de hacer cumplir un testamento vital (ya sabéis, ese documento que permite no alargar la vida innecesariamente en caso de enfermedad terminal), y ando acojonado.
En un principio me pareció una buena idea el "ofrecerme" como valedor, pero ahora, en frío, ya no lo veo tan claro.
Eso de decidir si una persona deberá de seguir anclada a una máquina o dejar que su vida se apague, como que me parece que está bien, pero ahora me asaltan las dudas de si, en caso de tener que hacer valer el testamento vital, a los dos meses o más (que esa persona podría haber vivido aunque sea atada a una máquina) encuentran una cura al mal por el que se tuvo que tirar de testamento vital.
Si, se que es un enfrentamiento ético y moral, pero NO pienso echarme atrás, he vivido en mi familia varios casos de muertes lentas y agónicas que podrían haber sido evitado si se llegan a autorizar antes estos testamentos vitales.
Quiero que penséis que esto es un dilema moral que tengo ahora, que he asumido una responsabilidad y voy a llevarla a cabo cuando llegue el momento (y espero que no me tiemblen las piernas), por lo que no estén conforme con este tema les rogaría que no se molestasen en intentarme hacer cambiar de opinión.
Además, esta persona me ha dejado como "albacea" de sus últimas voluntades y, entre ellas, figura la de IMPEDIR que se realicen misas y demás actos litúrgicos y hacer valer su deseo de que sea incinerado.
Bueno, por lo menos me he desahogado, ahora a esperar MUCHOS años a tener que hacer valer este testamento.
Muchas gracias por leer esto...