El problema de este juego fueron dos cosas: la primera venderlo como juego de terror, incluso sucesor espiritual de Silent Hill (sobretodo por la música del gran Akira Yamaoka) y el segundo lo que se le hinchó desde la comunidad de Xbox por ser "exclusivo".
El juego no deja de ser una evolución de los juegos de Bloober, con una mecánica a lo "Quantic Dream" de point and click moderno con toques de "miedo" si se le puede llamar así, más bien lo llamaría inquietud psicológica, porque miedo no da ni pizca. La atmósfera es buena, la historia está bien y la música es maravillosa, pero no deja de ser un juego bastante humilde, un AA de nicho que gusta a los que como a mi nos apasionan las aventuras narrativas. Lo jugué en PC en Enero y lo compraré físico en PS5 cuando esté muy barato, pero que nadie se espere aquí un Silent Hill ni nada remotamente parecido.