Gracias a todos por leerme! No he podido pasarme mucho por aquí en las últimas semanas por asuntos de trabajo, pero ya está todo bastante tranquilo y ahora me pondré un poco al día.
Los niños no han acabado conmigo jeje. Conmigo ha acabado algún profe que le gusta suspender mucho a mis niños, y eso ya no lo acabo de entender tanto. Pero son cosas que pasan.
Decir que durante un tiempo no he sido capaz de escribir nada provechoso. Escribía, me sonaba fatal y borraba. Sin más. Este poema es fruto de la casualidad, porque no tiene nada que ver el resultado con lo que yo había planeado. Un día, al salir del trabajo, me disponía a llegar a casa. Vivo enfrente de una floristería, y salía una chica con un ramo precioso. En ese momento pensé que iba a dejarlo todo para ponerme a vender flores, y que posiblemente sería mala idea, porque saldría a la calle con mil ramos y los acabaría regalando, flor a flor. Empecé a madurar la idea, pero el poema tomaba otro rumbo. Sí es verdad que queda algo, como la primera estrofa (fruto del agobio de reuniones interminables). Pero es más que nada algo irónico y humorístico. No pretendía hacer un poema oscuro.
La segunda parte, amigo Karib, es una modesta visión del futuro. Agradable, por supuesto, y trabajado con esfuerzo (tener sexo a los 100 años de luchar por tenerlo). Y acaba con flores, no podría ser de otra manera. Flores eternas, que se mantienen frescas en el tiempo, mientras nuestra vida se marchita. Es inevitable, pero ¿hay algo mejor que envejecer con el aroma de las rosas?
Abrazos.