Todo sobre el tabaco y como dejar de fumar

carlescme está baneado por "troll"
Historia del tabaco

De "medicina" a epidemia mundial

La inhalación del humo de plantas aromáticas y medicinales con fines religiosos, mágicos y curativos es tan antigua como el hombre. Pero la primera noticia sobre el tabaco es de 1492, cuando los españoles llegan a América y descubren que sus habitantes lo utilizan para "adormecer sus carnes, emborracharse y no sentir cansancio", en palabras de Fray Bartolomé de las Casas.

Muy pronto, tras las primeras victorias y la instalación definitiva en aquellos nuevos territorios, los conquistadores empezaron a sentir extraños males (el peor de los cuales era el aburrimiento). Viendo que los nativos aspiraban un misterioso humo para aliviar sus sufrimientos y algunas enfermedades, terminaron por probar y acabaron habituándose a su consumo, hasta el punto de llegar a depender completamente del tabaco, tal y como también relata Fray Bartolomé de las Casas, quien tras reprender a algunos soldados por consumir tabaco recibió como respuesta que "no era de su mano dejarlo de tomar".
El desembarco del tabaco en Europa

Probablemente fuera el mismo Colón quien trajo las primeras semillas. Pero, sin duda, fueron los soldados y navegantes que regresaban a sus casas quienes difundieron su consumo en niveles portuarios y de bajo nivel económico.

Pronto se empezaron a importar grandes cantidades, y en poco tiempo se expandió enormemente su cultivo, hasta el punto de que en el siglo XVII incluso superaba al del tomate y la patata, también plantas de las Américas.
Difusión mundial

El pequeño tamaño de sus semillas favoreció su difusión por todo el mundo. Durante el siglo XVI los portugueses lo llevaron a áfrica y China, y los mercaderes judíos por el Mediterráneo, hasta Turquía, desde donde pasó al interior de Asia.
Propiedades curativas y demoníacas

Desde su primera introducción hasta alcanzar el siglo XVIII el tabaco va difundiéndose paulatinamente por todas las capas sociales, ayudado probablemente por las propiedades medicinales, casi mágicas, que se le atribuyen, hasta el punto de que llega a recomendarse como un antiasmático de primera línea.

Pero también fue considerado como algo demoníaco, ya que, se decía, convertía en peleles a sus consumidores. Por ello, durante el siglo XVI se dictaron recomendaciones en contra de su uso y se castigó con multas. Pero su consumo, pese a todo, no dejó de extenderse y, ya a finales del siglo XVI había sido aceptado sin reparos por la aristocracia europea. Empezó entonces a despuntar la especial aptitud que tiene el tabaco para introducirse en todas partes y para consumirse en cualquier lugar. De nuevo, más medidas para atajar su consumo: un sultán turco condenó a ser decapitado a todo aquel que consumiera tabaco en público, y en 1642 el papa Urbano VIII llegó a dictar la excomunión para aquellos que lo consumieran en la iglesia: fieles y párrocos.

Sin embargo, todo ello no impidió que a partir del siglo XVIII su consumo experimentara un crecimiento imparable y progresivo, ahora ya tomado exclusivamente con fines placenteros y sociales.
La máquina de hacer cigarrillos

Los primeros consumidores de tabaco lo tomaban aspirado y en polvo, o envolviendo sus hojas en forma de cigarro puro (la capa más superficial, la que daba cobertura al tabaco, era una hoja de maíz), mientras que el tabaco de mascar fue más propio de albañiles y marineros, ya que les permitía mantener las manos desocupadas y no provocar incendios.

Pero el consumo que predominó hasta principios del siglo XIX fue el del tabaco en polvo. A partir de entonces se sustituye por la pipa, el puro y el cigarrillo liados a mano por el propio usuario o por cigarreras (que así se llamaba a las hábiles obreras que los liaban) de las compañías manufactureras. Pero durante poco tiempo, porque a mediados de ese siglo se inventa la máquina de liar cigarrillos, que permitirá su producción masiva, y la gran posibilidad de expansión y de llegar a nuevos mercados de las recién creadas compañías tabaqueras.

Así, el tabaco, considerado sólo como un hábito más, se extiende a todo el mundo, afectando principalmente a los países con más alto poder económico.
El gran negocio de un grave problema sanitario

Llegamos al siglo XX. Con la industrialización, el tabaco se ha convertido en un gran negocio. Las grandes compañías tabaqueras se consolidan e impulsan un cada vez mayor consumo mundial con novedosas campañas publicitarias que sutilmente convierten al tabaco en una excelente y grata forma de comunicación humana.

A mediados de siglo empiezan a sonar voces de alarma sobre los peligros que tiene el cigarrillo para la salud, y se empieza a limitar su consumo en espacios públicos, y su publicidad. A partir de los años sesenta la avalancha de trabajos científicos que demuestran que su consumo no es un hábito, sino una adicción que constituye la principal causa evitable de muerte en los países desarrollados, es tan imparable como el continuo crecimiento del consumo mundial de tabaco y el enriquecimiento de su industria, que a finales de siglo ya ha seleccionado nuevas "víctimas", a las que dirige su publicidad y sus esfuerzos: las mujeres, los jóvenes y la población de los países en vías de desarrollo.
Un poco de vocabulario

El nombre de "tabaco" proviene del inhalador de caña que los indios de la isla de La Española (uno de los primeros territorios americanos descubiertos) utilizaban para aspirar el humo.

La palabra "cigarro" tiene su origen en el aspecto de los primeros puros. Su forma y color recordaba los cigarrones o saltamontes.

Cómo nos atrapa el tabaco

Los motivos y las razones que nos llevan a fumar

Prender un cigarrillo, aspirar su humo y quemar hasta la última brizna de tabaco, apagar la colilla y, al rato, repetir. Cientos de veces, día tras día, la actitud cotidiana de millones de personas. ¿Por qué? ¿Qué razones son las que obedecen a esa costumbre, a ese hábito tan perjudicial y tan popular de fumar que se ha convertido en la epidemia sanitaria más importante del siglo XXI?
Todos tenemos algún motivo para fumar

Cuando a los fumadores se les pregunta por qué fuman, suelen dar respuestas muy diversas: "Fumo porque me gusta", "Se ha convertido en un hábito", "Me ayuda a aliviar el estrés", "Me permite concentrarme", "Hace mucho que fumo y no me hace daño", "Sé que es malo para la salud, pero no puedo dejarlo"... Pero ninguna explicación es suficiente por sí sola, y muchas de ellas ni siquiera responden a la realidad o no son generalizables al resto de fumadores. Sin embargo, vistas en su conjunto, resultan muy clarificadoras y permiten llegar a una comprensión real de la situación.

Por desgracia, nos hemos habituado a convivir con el tabaco desde muy pequeños. Los cigarrillos de chocolate que muchos hemos "fumado" o comprado alguna vez a nuestros niños son ya un sutil y temprano acercamiento hacia el tabaco.

Entender el hecho de fumar como un proceso vital

Fumar no es un acto que se base en una razón concreta. Es un proceso que abarca distintas fases. Y cada fase, cada etapa de este proceso, tiene "sus razones". Aunque todos estamos siempre "tentados" por el tabaco, esta atracción es mucho más fuerte para los fumadores, ya que con cada cigarrillo están creándose un nuevo motivo para seguir atrapados por el poder de seducción del tabaco. Y estas tentaciones se presentan de diversas formas y por distintas razones en cada una de las etapas de este proceso.
La influencia de la sociedad

El tabaco se nos da a conocer a todos muy pronto. A posibles fumadores y a futuros no fumadores. Directa, o indirectamente. Nuestro entorno es un mundo en el que el tabaco campa a sus anchas, lo encontramos en todas partes y asociado a las más diversas actividades humanas.

La publicidad nos lo muestra como un medio excelente para alcanzar el placer, la felicidad y la libertad. Y en nuestra sociedad, poco conocedora de sus riesgos para la salud, se utiliza como un medio para relacionarse con los demás, y como una herramienta "ideal" para desarrollar muchas actividades cotidianas.

¿Cuestión de familia o de carácter?

Pese a que algunos estudios han encontrado que la herencia genética puede tener que ver con el hecho de fumar, ni ésta ni otras causas (como la predisposición de las personas con un carácter extravertido o impulsivo) son determinantes.

Fumar es un complejo conjunto de conductas y actos provocados por múltiples y muy diversas causas. No puede verse desde una única óptica, y entenderse sólo con una razón concreta, sino que debe encararse desde la comprensión de un completo conjunto de razones.

Comprender de forma global las razones que llevan a iniciarse en el hábito de fumar y perpetuarlo nos ayudará a poder ejercer control sobre el tabaco, y posteriormente llegar a dejarlo.
El fumador en el diván

Los datos son elocuentes: a los fumadores cuya lactancia se mantuvo durante 8 meses les resulta más fácil abandonar el tabaco que a aquellos cuya lactancia fue más corta, por lo que teóricamente recibieron menos atención maternal durante la alimentación. Pero la idea freudiana de que fumar es una "actitud erótica" sólo es una más de las múltiples razones que pueden motivar el hecho de fumar.

Desconocer las repercusiones reales que el hábito de fumar tiene sobre la salud (o su poca valoración) es uno de los motivos para iniciarse y mantenerse en el consumo de tabaco.
El primer cigarrillo

Los recuerdos de los fumadores coinciden casi todos al respecto: la práctica totalidad se iniciaron en el consumo del tabaco durante la adolescencia. Algo que respaldan los estudios científicos: según la Organización Mundial de la Salud, más del 60% de los jóvenes han probado el tabaco a los 15 años y más de un tercio de todos ellos son fumadores activos antes de cumplir los 18.
La adolescencia

Al ser algo prohibido y reservado a los mayores, fumar es algo que, por imitación, permite acceder a un "privilegio" de los adultos. Además, al fumar, el "rebelde" adolescente se salta las normas de los adultos y se integra en su grupo de amigos. Por otra parte, el joven, que está en una etapa en la que está formando su personalidad, es muy vulnerable a todo aquello que le ofrece poder, aventura y libertad, ya que necesita reafirmarse y hacer suyos (y cuanto antes mejor) los valores y las conductas de que disfrutan los adultos.

Uno de cada tres jóvenes es fumador habitual antes de haber llegado a cumplir los 18 años.

El "glamour"

Y ¿quién ofrece al adolescente todos esos valores? La industria del tabaco, a través de la publicidad. Con sólo encender un cigarrillo nos transformamos en unos grandes seductores, somos "interesantes", galopamos a lomos de un caballo en pleno Cañón del Colorado o nos convertimos en la mujer más atractiva y liberada del mundo. Y todo transmitido a través de espectaculares imágenes y de jóvenes esbeltos, atléticos, saludables y divertidos, transgresores de normas y, sobre todo, libres.

Dos factores muy influyentes en el adolescente son el sentirse integrado en el grupo de amigos y la publicidad, que lo bombardea utilizando anuncios que asocian el fumar con grandes logros personales y con la sensación de libertad.

¿Cómo se llega a depender del tabaco?

Pero, además, hay toda una serie de "mitos" sobre el tabaco que hacen que el joven recién iniciado acabe fumando de forma habitual. Por un lado están la falsa convicción de que el tabaco tranquiliza, da confianza y controla el peso, así como el desconocer y dar poca importancia a los riesgos que fumar tiene para la salud. Por otra parte, está la tolerancia y complicidad de los familiares y amigos, y la facilidad con que el adolescente puede acceder al tabaco, ya que se lo ofrecen y se lo encuentra por todas partes, y además le resulta económicamente asequible obtenerlo.

Tras las primeras caladas se vencen los primeros síntomas de intoxicación (toses, ahogos, náuseas y mareos) y se aprende a "tragar" el humo sin que el cuerpo lo rechace. Y de fumar esporádicamente se empieza a fumar a diario. A medida que se aprende a hacer uso del tabaco, el número de cigarrillos va aumentando.

El cigarrillo va generando dependencia física y, como cualquier otra droga, cada vez permite mayor tolerancia a su consumo, mientras que una brusca disminución de la cantidad acostumbrada provoca el "mono". Y eso en un corto espacio de tiempo, que da paso a la etapa de adicción, en la que se alcanza la dependencia física.
Formas de dependencia

El consumo de tabaco es un proceso en el que se acaban mezclando varios tipos de dependencia: a la dependencia física motivada por la nicotina hay que añadirle otros tipos de dependencia también muy influyentes: psicológica, social, gestual...

Cada calada proporciorna una nueva asociación del tabaco con alguna de las situaciones de la vida diaria: un fumador de 15 cigarrillos diarios saca un cigarrillo del paqueft unas 100.000 veces al cabo de quince años, y da más de un millón de caladas. Todo ello genera en él una fuerte e importante dependencia gestual por el tabaco. Y, encima, todos sus utensilios (mecheros, ceniceros, paquetes de tabaco, etc.) son elementos que le unen aún más a su costumbre de fumar.

Por lo tanto, el fumador que decide dejar el tabaco no tendrá solamente que librarse de su dependencia de la nicotina, sino que deberá afrontar y romper con todas y cada una de las cadenas que le atan al tabaco, sin "bajar la guardia" en ningún momento tras haber "vencido" sólo alguna de ellas.
Comprar por Internet

En California (EE.UU.) una iniciativa llamada "Propuesta 10" consiguió a finales de 1998 que se aumentara en un 50% el precio de las cajetillas. Con esta medida, en sólo medio año se ha conseguido reducir el consumo en un 30%, pese a que, como contra estrategia, más de 20 tabaqueras con sede en otros estados americanos con impuestos más bajos sobre el tabaco empezaron a vender a los californianos su producto por correo a través de internet.
La nicotina

Una de las más de 4.000 sustancias tóxicas presentes en el humo del tabaco es la nicotina, una droga que tiene una alta capacidad adictiva. Cuando el fumador da una calada a su cigarrillo, una determinada cantidad de esta sustancia llega al cerebro en tan sólo siete segundos, y actúa sobre él facilitándole experimentar un incremento de sus sensaciones placenteras. Esta reacción fisiológica hará que el fumador desarrolle dependencia física por la nicotina, lo que le llevará a consumir más tabaco y además le "obligará" a seguir haciéndolo, ya que al poco de no fumar sufrirá reacciones como la ansiedad, el nerviosismo, la irritabilidad, etc., que constituyen los síntomas del "síndrome de abstinencia" que sobreviene a causa de la ausencia de nicotina.
Siempre un cigarrillo... para cada ocasión

Además, el cigarrillo acaba siendo indispensable para relacionarse y estar en sociedad, y es "decisivo" para tomar decisiones importantes o para controlar los estados de ánimo: si se está furioso, el cigarrillo tranquiliza; si se está aburrido, distrae; si triste, consuela; tras el éxito, recompensa, y tras el fracaso, alivia o castiga. Encima, aplaca el hambre, despierta por las mañanas, concentra en el trabajo o durante las horas de estudio, mejora la digestión tras las comidas... Sin olvidar, claro, el olor y sabor del tabaco, el disfrutar de "un buen mechero", y la seguridad y la calma que dan el llevar un paquete bien repleto, para todas las situaciones. En definitiva, un largo etcétera de usos que le otorgan la falsa etiqueta de resultar un fácil recurso para controlar cualquier situación, emocional o fisiológica.

Factores que llevan a empezar a fumar

* Factores ambientales como la influencia de la publicidad, y la gran oferta, facilidad y accesibilidad económica del tabaco para los jóvenes.
* Factores sociales como la influencia de la familia, los amigos y la aceptación social del tabaco, así como el desconocimiento de las consecuencias del hábito.
* Factores personales, de tipo psicológico y relacionados especialmente con la formación del carácter y la personalidad durante la adolescencia.

Factores que causan la dependencia del tabaco

* Factores farmacológicos, fundamentalmente la gran capacidad adictiva de la nicotina, que genera placer y cuya carencia origina el "mono".
* Factores de costumbre y de creación de hábitos, relacionados con la utilidad que cada uno le da al cigarrillo, así como con las circunstancias que rodean el fumar.
* Factores sensoriales y gestuales, como el "agradable" olor y el sabor del tabaco para los fumadores, y la repetición continua de gestos como las caladas y el sacar un cigarrillo en cualquier circunstancia y ocasión.


Tipos de tabaco

Formas de presentación y consumo

Históricamente, el tabaco se ha consumido de muy diversas maneras (mascado, aspirado, chupado, fumado, e, incluso, bebido y por enema). Luego, los procesos de elaboración industriales han dado múltiples máscaras y marcas a la hoja de tabaco original. A la vez que diferentes, sus formas de presentación y maneras de consumirlo no afectan de la misma manera a nuestra salud, pese a que todas la perjudican seriamente.
La planta del tabaco

El tabaco es el nombre común con el que se conoce a la planta Nicotiana tabacum, una de las cuarenta especies del género Nicotiana, a su vez de la familia de las solanáceas, originaria de América, y a la cual pertenecen también patatas, pimientos, berenjenas y tomates, que, sin embargo, no contienen un elemento distintivo de las plantas del género del tabaco: la nicotina. De hojas grandes (el agua forma el 80% y la materia seca el resto), crece en climas húmedos y con temperaturas que oscilan entre los 18 y los 22 ° C.

De sus cuatro variedades distintas (brasiliensis, bavaniensis, virginia y purpurea), del modo de cultivo, forma de cuidado y fermentación, y del proceso de fabricación, surgen los diferentes tipos y marcas de tabaco que se comercializan en el mercado.
Tratamiento industrial

Se espera a que la planta florezca para que sus hojas crezcan al máximo, y luego se recoge y se cura deshidratándola al aire libre o en una atmósfera controlada artificialmente, lo que reduce el porcentaje de agua de la planta del 80 al 18%.

El proceso de curado o deshidratación hace variar el aroma y sabor final de las hojas: las del tabaco curado en atmósfera artificial (el 35% del comercial) son de color amarillo claro y con altas tasas de nicotina y alquitranes; el curado al aire es también de color claro y se emplea como relleno y soporte de aromatizantes. El que se cura al aire y al sol se utiliza en la mezcla del cigarrillo americano y para el interior de los puros. Y el curado al fuego, para el rapé, la pipa y el tabaco de mascar.

El tipo de curado de la hoja del tabaco determinará su aroma y sabor final, y, por tanto, las múltiples variedades que se ofrecen en el mercado.

Las hojas secas se apilan en paquetes, que se someten a la acción de bacterias, hongos y levaduras que provocan complejas reacciones químicas que las hacen fumables. Luego, se someten a un gran número de manipulaciones (la mayoría secretas) que le dan al tabaco el típico sabor de marca mediante procesos como la humidificación o desecación, el torrefactado y la adición de saborizantes y aromatizantes.

Los saborizantes y aromatizantes potencian en muchos casos la fuerza adictiva y el mayor consumo del tabaco.
Algunos datos de interés

Actualmente se cultiva un 75% del tabaco para las modalidades claras o rubias y un 25% para el tabaco negro. El tabaco es rubio o negro en función del color de la hoja.

En España, y entre los fumadores varones, sólo consumen puros el 2,6% (cifra que llega, sin embargo, al 6% en el caso de fumadores cuya edad supera los 45 años). Sólo un 0,1% son consumidores de tabaco de pipa. Las mujeres fumadoras consumen exclusivamente cigarrillos.

Las cifras relativas al consumo de productos de "tabaco sin humo" como el rapé y el tabaco de mascar son insignificantes en España. Sin embargo, en países como EE.UU. el consumo de tabaco de mascar alcanza cifras del 8%, y en Holanda es bastante común simultanear el cigarrillo con el rapé.

Se está empezando a dar la. voz de alarma respecto al lanzamiento por parte de la industria del tabaco de otros productos derivados del tabaco sin humo. Como respuesta ante el creciente tabú social contra el fumar en público, las tabaqueras han buscado formas socialmente más aceptables de administrar nicotina. En la actualidad ya está a la venta en EE.UU. un tipo de tableta que contiene nicotina, con sabor a canela y con el aspecto de un caramelo para niños.
Diferentes presentaciones

En la actualidad es el cigarrillo la forma que goza de mayor popularidad y aceptación (emboquillados o sin filtro, rubios y negros, light, semilights o "enteros". Le siguen bastante por detrás en cifras de consumo el cigarro puro, la pipa y dos modalidades de lo que se ha venido en llamar como "tabaco sin humo": el rapé (tabaco en polvo que se inhala) y el tabaco de mascar.
El engaño del tabaco "light"

Dado que entre los fumadores cada vez hay mayor interés por los riesgos que comporta el tabaco, las tabaqueras han inundado el mercado con cigarrillos light, acompañándolos de publicidad engañosa sobre el producto que afirma que son menos peligrosos para la salud.

Hay que dejar bien claro que los "beneficios" de su consumo dejan mucho que desear, ya que si bien es verdad que este tipo de presentación ofrece la "ventaja" de un menor contenido en nicotina y alquitranes que los cigarrillos normales, la necesidad de dosis concreta de nicotina provoca que la persona fumadora haga inhalaciones más largas y que consuma un mayor número de cigarrillos.

Además, a este ansia natural por saciar la necesaria dosis, las compañías tabaqueras le han añadido refuerzos como el de poner fitros más blandos, que se aplastan mucho más que los normales al cogerlos entre los dedos y obligan a chupar con más fuerza e intensidad para conseguir inhalar el humo.

Si se ha optado por ellos sólo para reducir los riesgos, deberían tenerse en cuenta estos hechos.
Grados de toxicidad

Aunque todo consumo de tabaco conlleva serios riesgos para la salud, cualquiera que sea el tipo que se consuma, es importante que tengamos en cuenta que hay diferencias significativas entre un tipo y otro, tanto desde el punto de vista de la toxicidad como de la adicción.

El gran número de manipulaciones a que se somete a la planta original, hacen del tabaco manufacturado un producto más dañino que el tabaco natural.

Si nos centramos en el tabaco fumado, el riesgo es mayor cuanto mayor sea el número de cigarrillos consumidos, más sean los años que se lleve fumando y más elevado sea el contenido de alquitranes y nicotina de cada cigarrillo. Además, deberemos tener muy presentes otros factores que influyen en la toxicidad de los cigarrillos.
Factores de toxicidad

* La forma de cultivo, el momento de cosecha, el tipo de curado y fermentación y la clase de aditivos hacen variar la cantidad de nicotina y sustancias tóxicas.
* Una vez quemado, el tabaco rubio contiene una concentración de alquitranes muy superior a la del tabaco negro, que, sin embargo, casi siempre suele contener cantidades más altas de nicotina.
* La cantidad de sustancias tóxicas que se inhalan aumenta si el ambiente está muy contaminado de humo de tabaco.
* El filtro reduce el número de partículas del humo que pasan al cuerpo durante la calada, y, por tanto, la toxicidad de lo que se inhala. El mismo efecto, pero muy aumentado, consiguen las boquillas especiales, que añaden un filtrado adicional de sustancias tóxicas.
* El tabaco de pipa y el del puro son menos adictivos que los cigarrillos, ya que la nicotina se absorbe más por la boca, sin necesidad de que el humo sea tragado. Aunque la cantidad de nicotina absorbida sea similar, en puros y pipas dicha absorción se produce de forma mucho más lenta, lo que reduce sus posibilidades de producir adicción respecto a la que presenta la rápida absorción de la nicotina con los cigarrillos, que llega al cerebro en sólo 7 segundos.

Si fumamos, podríamos buscar "soluciones" para reducir la toxicidad y el riesgo de adicción que presenta el consumo de tabaco mediante boquillas especiales o tipos de tabaco menos tóxicos. Los filtros y las boquillas especiales sólo reducen la cantidad de nicotina y alquitrán inhalados, pero no la cantidad de monóxido de carbono, que es un gas del humo del tabaco responsable de un gran número de enfermedades cardiocirculatorias en el fumador.
Las zonas más peligrosas

La composición del humo de la calada depende del tipo de tabaco y de múltiples factores como la profundidad de la inhalación, la temperatura de combustión, la longitud del cigarrillo, la porosidad del papel y la presencia de aditivos y filtros. Por ello, además de escoger aquellos tipos de tabaco menos tóxicos, también se deberá tener en cuenta que la concentración de sustancias tóxicas es mayor a medida que se dan caladas al cigarrillo, hasta alcanzar en la última calada una toxicidad doble que en la primera.
Ranking de toxicidad de distintos tipos de tabaco

1. Cigarrillo rubio sin filtro
2. Cigarrillo negro sin filtro
3. Cigarrillo rubio con filtro
4. Cigarrillo negro con filtro
5. Cigarro puro
6. Cigarrillo rubio con boquilla
7. Cigarrillo negro con boquilla
8. Pipa recta
9. Pipa curva
10. Cigarro puro con boquilla

Composición del tabaco


Un arma de doble filo

Como hemos visto, fumar es un complejo patrón de conductas determinado por múltiples causas. Pero su fin último es proporcionar al organismo el "beneficio" de los efectos de una de las sustancias que componen el tabaco (la nicotina), para satisfacer y dar placer, y para evitar los síntomas desagradables que ocasiona en el cuerpo intoxicado su privación. Pero fumando no sólo se "regala" al cuerpo con nicotina, sino también con más de 4.000 sustancias tóxicas conocidas, propias del tabaco o introducidas en su proceso de adulteración industrial.
El tabaco contiene más de 4.000 tóxicos

Aún no se conocen todos los componentes originarios de la planta del tabaco, ni tampoco todos los que se forman y transforman cuando se quema y se origina el humo del tabaco. Sin embargo, además de la nicotina, los resultados de la exhaustiva investigación científica realizada hasta ahora confirman que el humo del cigarrillo combina tanto gases tóxicos (monóxido de carbono, hidrógeno, cianuro y óxidos nitrosos y sulfúricos) como alquitranes, y contiene más de 4.000 sustancias químicas conocidas y altamente tóxicas diferentes, de las cuales algunas deben su introducción a los actuales procesos de cultivo y posterior elaboración industrial del tabaco.

Tanto las compañías tabaqueras como las organizaciones científicas y sanitarias (aunque por distintas razones y finalidad) han desarrollado durante el siglo XX una intensa labor de investigación sobre la naturaleza del tabaco y su acción sobre el organismo humano. Los resultados son concluyentes. Y segura y desgraciadamente las nuevas investigaciones no harán sino aportar más datos que añadirán nuevos peligros al consumo de tabaco y revelarán la existencia de muchas otras sustancias perjudiciales para la salud contenidas en él.
Dos tipos de humo diferentes, pero ambos muy perjudiciales

En el proceso de combustión del tabaco se origina el humo del tabaco. Pero de éste debemos distinguir dos tipos: el humo ingerido por el fumador (al que se le llama la "corriente principal", y que constituye el 25% del humo) y el producido por la combustión espontánea del cigarrillo entre las diversas caladas y el exhalado por el fumador (la "corriente secundaria", el restante 75%). Es decir, el humo inhalado con las calados y el humo ambiental.

El humo de la corriente principal es el responsable de los problemas que fumar ocasiona en la salud del fumador.

El humo de la corriente secundaria es el que origina todo el conjunto de enfermedades que puede llegar a padecer la persona no fumadora que está en contacto con el humo del tabaco, ya que en él se encuentran muchos de los componentes tóxicos del humo que se traga el fumador, y además en concentraciones mayores.
La nicotina: tóxica y muy adictiva

Aunque en su forma líquida (concentrada) la nicotina es un veneno fulminante a muy bajas dosis que se emplea como plaguicida, cuando se absorbe por los procedimientos más habituales como son la inhalación (fumar o esnifar rapé), masticación (tabaco de mascar, chicles) y absorción a través de la piel (parches) no alcanza niveles tan inmediatamente mortales, aunque sí ocasiona graves trastornos y riesgos para la salud de la persona.

Pero es fumando como normalmente se acaba absorbiendo nicotina y también la forma que potencia más sus efectos.
Gran poder adictivo

El poder de la nicotina de estimular el sistema encargado de regular las sensaciones de placer en nuestro organismo es el que va a resultar más definitivo, ya que creará una necesidad natural y fisiológica por esta sustancia y, en poco tiempo, la dependencia física del tabaco. Y, por si fuera poco, también origina otras reacciones físicas que nos llevarán a consumirlo. Entre ellas, cabe destacar su capacidad para estimular y aplacar (despierta cuando se tiene sueño y calma los nervios cuando se está irritado), y para aumentar la atención y facilitar la memoria. Síntomas que, sin embargo y a la larga, tienen más que ver con los efectos que provoca una "dosis" insuficiente que no con las propiedades reales de la nicotina para potenciar estas capacidades.

El peor de todos los efectos de la nicotina que se inhala cuando se fuma es su poder adictivo, ya que es un factor decisivo para que se necesite y se mantenga el consumo de tabaco, incluso si se desea dejarlo.

Por otra parte, sus efectos sobre los sistemas del cuerpo encargados del "consumo" también le otorgan parte de sus falsamente "efectos benéficos", ya que provoca un mayor consumo de calorías (alrededor de 200 kilocalorías más al día), que, sin embargo, no provoca un mayor apetito en la persona fumadora, lo que ha llevado a que se considere erróneamente al tabaco como "adelgazante", uno de los grandes motivos para que muchas personas empiecen a "fumar o no se decidan a dejado.
Un potente tóxico

Pero junto a todos estos efectos, la nicotina también causa daños y trastornos perjudiciales en nuestra salud física, ya que eleva el ritmo cardíaco y la tensión arterial (lo que origina riesgos de acabar padeciendo una enfermedad cardiocirculatoria), disminuye la temperatura corporal al contraer las venas y arterias más superficiales (lo que da lugar a frialdad y palidez de la piel), inflama la mucosa gástrica, produce acidez, mal sabor de boca, ulceraciones, vómitos, náuseas, diarreas e hipersalivación, altera la producción de hormonas relacionadas con el crecimiento, acelera la menopausia en las mujeres y afecta a la renovación de las células del cuerpo y la secreción de leche en las madres lactantes.

La composición del humo del tabaco es un cóctel explosivo de sustancias tóxicas propias del tabaco y de su proceso de fabricación que comportan graves riesgos para la salud y que han convertido el fumar en la primera causa de muerte evitable del planeta.
De la hoja al humo y al cuerpo

El proceso por el que la nicotina contenida en el tabaco pasa al humo del cigarrillo es el siguiente: cuando un fumador da una calada a un cigarrillo se produce una entrada de aire en la parte encendida que genera una combustión a 900 ° C de las briznas de tabaco y el papel. Esto hace que la nicotina de las hojas del tabaco (que es soluble en agua) se mezcle en el humo con el vapor generado por el calentamiento del agua contenida en el propio tabaco y en el aire aspirado.

Un fumador suele absorber un 10% del total de nicotina de su cigarrillo, sustancia que está presente en un valor que oscila entre el 2 y el 7 % de la composición total del pitillo. Y esta nicotina, una vez se ha enfriado y solidificado, y gracias a su gran capacidad para diluirse en los líquidos y disolverse en los tejidos orgánicos, se difunde por todo el organismo: desde los pulmones pasa a la circulación sanguínea, que la transporta por todo el cuerpo.
El síndrome de abstinencia de los fumadores

La nicotina sobre los centros cerebrales que regulan nuestras sensaciones placenteras. El fumador se acostumbra rápidamente a que su cerebro se estimule continuamente por ella, y cuando deja de consumir tabaco la ausencia de esta potente drogra adictiva le provoca el "síndrome de abstinencia de la nicotina", cuyas manifestaciones más típicas so una son una serie de síntomas como el deseo imperioso de volver a fumar, la ansiedad, la irritabilidad, la somnolencia, un aumento del apetito, estreñimiento, dificultad de concentración, y otros trastornos del sueño, etcétera.

Todos estos síntomas aparecen tan sólo a las 4 o 5 horas de haber consumido el último cigarrillo, y se hacen muy intensos durante los 3 a 10 días posteriores a haber dejado de fumar.

A partir de entonces cada vez son de menor intensidad y más llevaderos, y llegan a desaparecer a partir de las seis u ocho primeras semanas después de abandonar el tabaco.

El fumador pasivo

El humo del cigarrillo "en reposo": Fumar de segunda mano

En España hay cinco millones de fumadores pasivos (personas no fumadoras que están expuestas a los riesgos del humo del tabaco presente en ambientes cerrados) que consumen involuntaria y peligrosamente, y como media, el equivalente a una cantidad que va de los tres a los seis cigarrillos diarios, pero de un humo aún peor que el que inhala directamente el fumador con la calada.

El humo ambiental del tabaco provoca el llamado "tabaquismo pasivo", que ocupa el tercer lugar en la lista de muertes evitables en todo el mundo. Pese a que a todos nos afecta, los niños y las mujeres embarazadas son la población más vulnerable a sus efectos.
Altos niveles de toxicidad

Las concentraciones de sustancias tan tóxicas como el monóxido de carbono y la nicotina, entre otras, son mayores en el humo ambiental que en el de la calada (tres veces más nicotina y alquitrán, y cinco veces más monóxido de carbono). Esto se agrava con el hecho de que las partículas del humo ambiental son de más pequeño tamaño y se queman más lentamente, lo que además de producir más sustancias tóxicas, les permite introducirse en la nariz y la boca con mayor facilidad que las del humo inhalado directamente con la calada. El resultado es que actúan de forma muy dañina y por mecanismos diferentes a los del humo que se traga el fumador con sus caladas.

Así, se ha encontrado que las concentraciones de alquitrán y monóxido de carbono en fumadores pasivos son parecidas a los de un fumador de tabaco "normal" de cinco cigarrillos diarios.

Una persona que está ocho horas diarias en una habitación de 30 m2 en la que se fuman tres cigarrillos por hora aspira un humo equivalente al de dos o tres cigarrillos durante el total de ese tiempo.
Riesgos graves para la salud

Pese a que dichas concentraciones están influidas por la cantidad de fumadores activos y pasivos, el número de cigarrillos fumados por hora, y la ventilación de la habitación en la que se encuentran y sus dimensiones, temperatura y humedad, lo cierto es que el humo ambiental del tabaco puede producir graves enfermedades coronarias, cáncer de pulmón, crisis asmáticas y un mayor número de infecciones de las vías respiratorias, enfermedades a las que son más vulnerables los recién nacidos y los niños en general, las mujeres embarazadas y los enfermos crónicos, especialmente los que sufren enfermedades respiratorias.
¿Por qué ellos no son adictos?
Pese a que los efectos del humo del cigarrillo "en reposo" perjudican seriamente la salud del fumador pasivo, y se sabe que como media llegan a tragarse tanto veneno como si fumaran cuatro o cinco cigarillos diarios, no terminan siendo dependientes del tabaco porque, pese a las elevadas concentraciones de nicotina presentes en el humo ambiental, el fumador pasivo la absorbe en una proporción muchísimo menor que la persona fumadora. Esto limita las posibilidades de adicción y dependencia, junto con el hecho de que este humo que se "fuma" el fumador pasivo actúa por mecanismos diferentes que el aspirado por los "activos", que hacen que la nicotina no ejerza su influencia sobre el cerebro de forma inmediata, rapidez que, sin embargo, es necesaria para que se produzcan en el cerebro las reacciones que provocan la adicción. Al contrario que en los pasivos, en los fumadores activos la profunda calada hace que la nicotina llegue al cerebro en sólo siete segundos.

Y por último pero no menos importante una guia descargable para dejar de fumar por mediafire (preguntar por MP, y os lo doy, que sería Spam):

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Fuente: http://dejar-de-fumar.org.es
Yo llevo un mes sin fumar,con el famoso libro y ¡estoy super feliz,estoy superfeliz!

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mas casualidad imposible,esta mañana en un hilo lo estaba diciendo,estoi dejando de fumar,me esta costando muchisimooo,gracias por la informacion. :)
Como coñ... le meten tanta mierda a un cigarrillo?



MATAN MILLONES,GANANDO MILLONES
Yo llevaba años fumando un paquete de tabaco entero y unos cuantos por**s cada día -algo de lo que no me siento para nada orgulloso- y dejé de fumar de forma habitual hace unos 3 años, pasé a hacerlo solo algunos fines de semana -sobretodo cuando salía- y llevo ahora casi un año que lo he dejado completamente. Y qué decir, la mejor decisión que he podido tomar. Fue dejar de fumar y empezar a hacer ejercicio y me siento muchísimo mejor conmigo mismo.

Había intentado dejar de fumar muchas veces, siempre decía "tal día lo dejo" -como todo el mundo- o simplemente me levantaba y pensaba "hoy lo intento". Pero nada. Pero llegó ese día, un domingo que simplemente me levanté y me lo propuse como nunca antes. Lo más chungo para mi era el de antes de ir a dormir, ese era el que más me costaba. Me costaba mucho dormirme si no me lo fumaba -si, así de triste es- pero lo conseguí. El día siguiente no fue tan difícil, ni el otro, pero el cuarto empezó a ser muy chungo ya que el cuerpo me lo pedía. Al cabo de una semana ya estaba bastante superado. Y cuando llegó el mes simplemente no volví a sentir mono. Después, lo que digo, empecé a fumar algunos findes y en fiestas, pero a la que noté que se me iba a ir de las manos -empecé a sentir cierto mono- fue cuando me decidí y lo dejé completamente.

En fin, que animo a todo el mundo a que lo intente. Estaréis mucho mejor, de verdad.
temblek20 escribió:Como coñ... le meten tanta mierda a un cigarrillo?



MATAN MILLONES,GANANDO MILLONES


lo chungo es cómo las autoridades les permiten tantos aditivos VENENOSOS!!!
adrianoff está baneado por "troll"
Lo que me gustaria que mi hermana dejara de fumar, lleva desde los 14 y tiene 29...
Mis padres siempre se han fumado minimo un paquete al día, decian que querian dejarlo que era lo peor del mundo (De hecho yo nunca he probado el tabaco por eso..... ni lo probaré, al igual que mi hermano),

Hace unos diez años, el medico le dijo a mi padre que tenia la tensión alta, mi padre le dijo "que si dejar de fumar ayudaría en algo", el medico le dijo "que no mucho pero que sí", cuando llego a mi casa nos contó la conversación con el medico, y dijo "no voy a fumar más", mi hermano y yo dijimos "anda ya, seguro"... pues ni un cigarro a probado desde ese dia el "menda" XD ...

Mi madre tambien queria dejarlo pero siempre decia que no podía, hace cinco años, empezó a desmayarse sin razón alguna, los medicos le decian que era por pasar de un sitio demasiado caliente a demasiado frio y viceversa (Por ejemplo, de la estufa a coger algo de picar en la cocina (en invierno)), hasta que un amigo medico de mis padres les dijo que eso era de fumar (casualmente, ningun medico le dijo eso, ya que en estos tiempos el tabaco no esta considerado como "veneno", cuando realmente si que lo es), el amigo medico le dijo que si no podia dejar de fumar que comprase chicles normales (no de nicotina ni ostias) y que cuando le entrasen ganas de fumar que se comiese uno, en dos meses lo dejó :)

En mi experiencia, donde se ponga una casa de no fumadores, que no se ponga ninguna XD

Saludos!
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