Toshiba acaba de desprenderse de otra de sus divisiones más conocidas en un nuevo intento por obtener la liquidez que necesita para seguir con vida. La compañía japonesa, enterrada en una cantidad de deuda casi insalvable y lastrada por varios departamentos de amplio reconocimiento pero escaso valor económico, ha decidido vender a Hisense la unidad responsable de sus televisores y pantallas de uso profesional; una división que en su día proporcionó a Toshiba buena parte del renombre que a duras penas mantiene.
La operación de venta tiene un valor bajo. Muy bajo, incluso. El fabricante chino se ha hecho con el 95% de la división por solo 12.900 millones de yenes (96 millones de euros), lo que ilustra la gravísima situación en la que se encuentra Toshiba y las pobres ventas registradas en un segmento actualmente dominado por firmas chinas y surcoreanas.
La venta de la división de televisores de Toshiba se produce después de que la compañía vendiera su departamento de chips de memoria, considerada la joya de la corona y
colocada por 15.000 millones de euros a un fondo de inversión secundado por gigantes de la tecnología como Apple y Dell, deseosos de participar en uno de los mayores productores de NAND del mundo.
Los problemas económicos de Toshiba no son nuevos, y de hecho replican en gran medida las tribulaciones de
otros grandes grupos japoneses envueltos en escándalos relacionados con contabilidad fraudulenta y una ética empresarial muy discutible.
En el caso que nos ocupa, los ya graves problemas financieros de Toshiba se tornaron prácticamente letales después de que su inversión en Westinghouse
se viniera abajo. Toshiba compró en el año 2006 la compañía estadounidense por 5.400 millones de dólares con el propósito de afianzarse como constructor de centrales nucleares, un movimiento que se tornó desastroso cuando su mala gestión le dejó con unas pérdidas inesperadas de 6.300 millones en un momento en el que además la energía nuclear no goza de su mejor imagen.
La venta de la división de televisores de Toshiba forma parte de una reestructuración mucho más profunda y que dista de finalizar. Según informa el diario Financial Times, la compañía japonesa también está valorando desprenderse de otros departamentos posiblemente menos conocidos, tales son su filial dedicada a la gestión de hospitales y su homónimo fabricante de ascensores.
Fuente: Financial Times