El juego de estrategia Total War: Three Kingdoms para PC (Steam) se ampliará una vez más a partir del 16 de enero de 2020 con la llegada de Mandate of Heaven, un nuevo complemento descrito como el "más grande y detallado hasta la fecha" que se despachará por 9,99 euros, según ha anunciado Creative Assembly. El contenido introduce una nueva campaña en forma de precuela con nuevas unidades, mecánicas, personajes, señores de la guerra y facciones jugables.
La historia de Mandate of Heaven se sitúa antes de la rebelión de los Turbantes Amarillos y su contexto inicial es la siguiente:
“Es el invierno del 182 de la Era Común y el descontento revolotea sobre la Dinastía Han. El hambre, la plaga y los impuestos han llevado a los súbditos del Imperio a la desesperación. En el Oeste, tres hermanos hablan del futuro, un futuro sin el Imperio Han, un futuro de rebelión, y sus seguidores no paran de llegar a ellos, como el agua que discurre por un río. Sin embargo, incluso en estos tiempos oscuros siempre hay un resquicio de luz, todavía quedan aquellos que buscan traer la paz a la tierra, que buscan acabar esta era de sufrimiento y salvar a la dinastía del colapso. De esos héroes Tres Reinos se alzarán…”
Con Mandate of Heaven, Total War: Three Kingdoms añadirá un total de 6 nuevas facciones jugables incluyendo al Imperio Han y 5 facciones ya existentes pasarán a ser jugables, con sus historias de origen y puntos de inicio correspondientes. Además, se introducirán 9 nuevos personajes únicos como los hermanos Zhang y el Emperador Ling, así como 40 nuevas unidades que incluyen todo tipo de maquinaria de asedio y unidades élite específicas de cada facción.
El mismo día que se libere Mandate of Heaven, todos los jugadores de Total War: Three Kingdoms recibirán una actualización gratuita para que todas las facciones chinas de los Han pueden adoptar el nuevo estilo del Gobierno del imperio, que el emperador Ling tiene disponible desde el inicio de la campaña. El emperador ostenta todo el poder en la alianza de la que forma parte e impide a sus aliados votar en acuerdos diplomáticos como la paz y la guerra.