He tenido más problemas con trabajadores relativos al alcohol que a las drogas, pero bastantes más.
He sido cocinero antes que fraile, y sé de sobra cuando algún chaval se ha fumado un porro en un descanso, le doy el toque suavemente, le ofrezco un chicle para que no le apeste la boca y le hago saber que a la mínima se va a su casa, a partir de ahí, recae en él la responsabilidad.
Creo que nunca he tenido que mandar a nadie a casa por fumar, pero por borracheras evidentes varias veces, y es curiosa la diferencia de reacciones entre unos y otros, el que fuma, normalmente agacha la cabeza y se reconcentra en su trabajo, el que bebe es más de ponerse digno y acaba cagándola más fuerte.
A partir de ahí, como vea a alguien que va mucho al servicio y vuelve nerviosito perdido, a casa directo sin pasar por la casilla de salida, ahí cero discusión.
Dicho lo cual, me parecen mucho más difíciles para la convivencia en el trabajo algunos problemas mentales de la peña, y estos no vienen siempre por las drogas.