Rui Guerreiro es un diseñador y programador portugués que se unió al Team Ico en 2007 para trabajar junto a Fumito Ueda en el
título que sucedería a Ico y Shadow of the Colossus y que después de más de diez años al fin llegará a los jugadores en pocos días. Como recordaréis, durante el desarrollo de este juego Ueda abandonó el estudio propiedad de Sony para contar con una mayor libertad creativa como consultor, dejando en una precaria situación a colaboradores como Guerreiro, que además de a las tensiones internas se enfrentaban a la impaciencia de la compañía japonesa con los sucesivos retrasos.
Poco antes de abandonar también el equipo, el portugués comenzó a trabajar en una idea que posteriormente se convertiría en el principal proyecto del estudio Friend & Foe, al que se unió inicialmente para trabajar en el
malogrado Devil's Third de Itagaki. Llamado "Vane", este juego que recordaba profundamente al estilo del Team Ico
se anunció en 2014 con un llamativo tráiler que apelaba considerablemente a las expectativas de unos fans que veían peligrar el desarrollo de The Last Guardian.
Sin embargo, Guerreiro se encontró en este nuevo estudio de nuevo con una visión comprometida de su trabajo, lo cual lo instó poco después de este anuncio a pasarse al desarrollo totalmente independiente de su idea original con un nuevo proyecto que comparte varias características con Vane y en el que se ocupa de todos los aspectos técnicos y artísticos. Llamado Mare y planteado como un título exclusivo para Oculus Rift de unas tres horas de duración, podéis haceros una idea de su propuesta con el siguiente tráiler:
Aunque muchos aspectos del juego todavía son una incógnita (y en algunos casos no serán aclarados deliberadamente), el artista ha explicado a Polygon la mecánica básica: el jugador controla elementos del entorno solamente con la dirección de su mirada, con capacidades como por ejemplo la de iluminar las múltiples veletas que vemos en el tráiler. Tal acción conduce a la extraña criatura voladora a desplazarse hasta estas estructuras, instando a su vez a que la indefensa niña adquiera la confianza suficiente como para avanzar por el escenario.
Ahondando en la idea de un personaje sobre el que solamente podemos influir pero no controlar directamente, algo que ya vimos en Ico y que supone también una de las claves de The Last Guardian y Vane, el paso a las plataformas de Realidad Virtual y a su simplificado control parece una conclusión razonable. Sin embargo, quedará por ver si la peculiar aproximación al desarrollo de Guerreiro y la limitada audiencia en la plataforma actual de su proyecto harán justicia a esos 10 años transcurridos desde su puesta en marcha.
Fuente: Entrevista al desarrollador en Polygon