El vestido de las niñas, blanco, es evidente que simboliza la pureza y los adornos, todas las buenas obras que realizará a lo largo de su vida. Las flores por el pelo, la alegría de ir al encuentro con Dios (recuerdan a las que se ponían los primeros mártires de la Iglesia).
El traje de los niños, con la camisa y pantalón blanco, también alude a la pureza, y la chaqueta de corte militar, al espíritu de lucha que ha de tener el niño para evitar las tentaciones a lo largo de su vida.