@FirolTu hijo es un santo
. Yo todavía soy joven para tener hijos pero recuerdo varias hazañas increíbles de pequeño, que mis padres no sabían valorar y solían terminar en colleja
![[qmparto]](/images/smilies/net_quemeparto.gif "Que me parto!")
Las figuritas que suelen regalar en las bodas, creo que he roto prácticamente todas con el balón. Esto es un secreto porque luego cogía el pegamento e intentaba pegarlas como buenamente podía o directamente las dejaba ahí y esperaba que nadie se diera cuenta de que faltaba un cacho.
Una vez jugando con una bolita empecé a meterla en la nariz porque supongo que me hacía gracia echar aire y que saliera disparada. En una de esas se quedó atascada y al médico de cabeza con el niño a que se la sacaran.
Una colchoneta hinchable que se compró. 2 días que duró (literalmente, osea fue comprarla un viernes, el fin de semana que la uso mi padre para tumbarse y al domingo por la tarde cuando quedó libre rota). Decidí que ahí podía hacer un salto de la leche sin hacerme daño. Pues lo hice y la colchoneta lógicamente explotó. Salto épico. Ejecución perfecta. Bronca increíble (recuerdo a mi padre ponerse hasta rojo
).
Y muchas más... Lo de montarme tenderetes en la cama con peluches yo también lo hacía. Incluso con cojines me hacía una especie de cabaña para echarme la siesta. Cuando me encontraron con todos los cojinws por el suelo fue el momento de comprarme una cabaña de spiderman donde dormí durante bastante tiempo, porque la cama era demasiado aburrida
.
Por cierto, conmigo la historia de los famosos gamusinos fue más allá. Me llevaron al campo una noche a "cazar gamusinos" (junto a más niños). El despliegue de medios digno de Hollywood: pusieron lucecitas de Navidad simulando ser los ojos de los bichos que brillaban. En ese momento me dijeron que tenía que coger uno y yo ya casi llorando del miedo. Cogí una piedra que era más o menos de grande como la mitad de mi y salí corriendo con ella de allí. Supuestamente era un gamusino que solo se transformaban de noche y de dia y al sol se camuflaban convirtiéndose en piedras. Si nos ves luego en el bar a todos los niños de 4 o 5 años cada uno con una piedra cuidando la y acariciandola...
. Pues nada lo guarde en una caja, junto a otra caja de caracoles y otra de lagartijas que también había atrapado...
Recuerdo salir de noche a hurtadillas de mi habitación para ver como era de verdad. Pero nada ahí seguía modo piedra
. ¡Le llegue a poner hasta comida al bicho! Toda esta historia fue alimentada aun más en el momento en que un vecino llegó un día con un bizcocho diciendo que era de gamusino (por supuesto no me lo comí, probrecicos...).
Al final muerto de pena lo solté porque creía que el bicho estaría muerto de miedo y por eso no se "transformaba". Crecí y me di cuenta de que la vacilada que me pegaron ese año fue entre legendaria y apoteosica.... Que se preparen mis futuros hijos porque les va a caer la misma
