Tú perenne sombra
en mis devaneos, vital roca,
mitad gloria, mitad frustración,
hulla encendida, que da cobijo
al sopor de mis gélidos días.
Tú celadora de mis desérticas
madrugadas, peripatética, empírica,
pragmática, que sustraes la piel de mis
manos.
Tú que me arrastras al averno
de tu lujuria, que trocaste mi ímpetu
cual leve pluma sin destino,
que disfrazaste mi mediocridad
de ampulosa apariencia.
Tú que derramaste vitriolo
sobre mi impoluta imagen,
hoy sin envoltorio dejo cruel reguero
de mis pasos.
Tú feliz carcelera de mis
inadvertidos despojos, mimetizas
mis lágrimas, dulce cazadora
que me convertiste en tu decrepito
eterno trofeo.
!por desgracia solo tu placebo,
cura mi hipocondría…..!