Tuvo una erección prolongada, lo operaron, quedó impotente y al final murió
La Justicia mendocina condenó hoy a un instituto de tratamiento de disfunciones sexuales a pagar más de 300 mil pesos de indemnización a la familia de un hombre de 44 años que, tras un tratamiento, sufrió una erección prolongada por la que tuvo que ser operado y quedó impotente, y finalmente terminó muriendo del disgusto.
El fallo fue dictado por el Noveno Juzgado Civil y cerró un caso que se inició en 1999 cuando un hombre oriundo de San Juan se hizo un tratamiento para tratar de mitigar su eyaculación precoz que terminó en priapismo, y se prolongó hasta el 2002, cuando el protagonista finalmente murió.
Según consta en la causa, el hombre llegó al instituto para tratarse por una disfunción sexual y se le inyectó una sustancia que le causó priapismo, una erección del pene que dura horas e incluso días.
En su caso, primero tuvo una erección que duró 4 horas, y luego una segunda de 12 horas, hasta que una tercera no tuvo fin, por lo que tuvieron que operarlo.
Según el fallo, el paciente ‘gozaba de una situación socio económica y familiar de buen nivel, atento que era industrial y comerciante dedicado a la fabricación y venta de de licores finos, podía exhibir con orgullo una familia ejemplar conformada con su esposa sus hijas‘.
Se apuntó que el hombre, quien sufría de eyaculación precoz, acudió al instituto mendocino ‘atraído por la fuerte, insistente y frondosa publicidad que aparecía en todos los medios de difusión‘.
En la primera fase del tratamiento le inyectaron 30 ml de una sustancia que le produjo una erección total y muy dolorosa que duró cuatro horas.
Para curar ese cuadro de priapismo, los médicos le aconsejaron aspirinas, hielo y ejercicios físicos.
‘Los médicos le dieron la droga que vende el instituto para que continuara el tratamiento por su cuenta (se autoinyectara) en su domicilio en San Juan‘, denunció en su momento la viuda.
La segunda erección inducida le duró 12 horas, pero eso no fue nada comparado con la tercera: según la denuncia, ‘pasó horas de angustia y tuvo que recurrir de urgencia a un urólogo de San Juan, quien lo trató con métodos específicos, pero sin éxito‘.
No sin dificultad debido a su estado de erección, el hombre acudió entonces al instituto mendocino, pero sin solución a su problema debió viajar de urgencia en avión a Buenos Aires ante el riesgo de contraer una gangrena.
Ya en una clínica porteña le hicieron un punzamiento, sangrado y limpieza.
‘Sin embargo, esta intervención quirúrgica no pudo retrotraer los efectos nocivos definitivos que el priapismo -atento la cantidad de horas trascurridas- había producido. La citada complicación, dejó secuelas incapacitantes irreversibles en su organismo, pues, si bien se terminó con la erección patológica resultado de un tratamiento inadecuado, le provocó al hombre una impotencia sexual total y definitiva de por vida, sufriendo por esta traumática patología gravísimos daños emocionales, psicológicos, morales y materiales‘, se resaltó en el fallo.
‘Como lo preanunciaba la psicóloga perito de parte en su informe, era posible que toda la problemática por la que atravesaba terminara con su muerte, hecho que fatalmente se produjo el 13 de junio de 2002 como consecuencia de un infarto cardíaco‘, según se citó en la sentencia, que obliga al instituto para el tratamiento de disfunciones sexuales a pagarle a la familia de la víctima una indemnización fijada en 306.000 pesos.
