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Kayru escribió:Había leído siempre en EOL los típicos hilos de "los videojuegos me aburren" pero jamás pensé que me llegaría a pasar a mí con leer...
El caso es que en lo que llevo de verano he empezado El Gremio de los Magos, morralla que dejé al poco de empezar, y luego La Escala Masónica, otro libro que dejé al poco de empezar, el típico Best Seller vacío de contenido... antes de todos estos estuve leyendo H.P. Lovecraft, Los Mitos de Cthulhu, en una edición con varias historias de autores inspirados en él, me leí prácticamente la mayoría, muchas de las historias muy buenas, pero no conseguí terminar el libro...
Cómo digo, últimamente no me engancha absolutamente nada... por cambiar un poco estoy leyendo ahora El Palestino, de Antonio Salas... por la cosa de que es el periodista de investigación en el que todo aquél que quiere ser periodista le gustaría llegar a ser... y por supuesto, me lo estoy leyendo, pero son temas tan delicados y el autor se inmiscuye demasiado en política. Aún así lo estoy leyendo pero muy poco a poco...
Me acuerdo que mismamente hace un año cogía todo libro y lo devoraba, y ahora últimamente no me engancha prácticamente nada... prefiero entrar antes en este subforo y leer lo que vosotros escribís, son en su mayoría relatos cortos que enganchan mucho más...
¿Esto se cura?
noserastu escribió:
Premio Faroni de Relato Hiperbreve 2002: "Mi hermano", por Rafael Novoa
Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad,
flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos.
Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y los que a la postre determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá.
Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine ...
aunque ello me costara el final de la película. Un día me distraje y mi hermano salió antes que yo a la calle, y mientras me miraba con aquella sonrisa adorable,
un coche se lo llevó por delante. Recuerdo que mi madre, al oír el golpe, salió de la casa y pasó ante mí corriendo gritando mi nombre,
con los brazos extendidos hacia el cadáver de mi hermano.
Yo nunca la saqué del error.