Un amor de otro tiempo. Capítulo 12

Esto es real


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Tras ser rescatado del río por dos chicas y conducido por ellas a una casa de un pueblo cercano, Ferrán, una vez recobrada la consciencia, comienza a hablar con las personas que allí se encuentran, que le dicen que se encuentra en el año 1937.

Fin del resumen


- ¿1937?, ¡no puede ser! – exclamé levantándome de la cama – Esto es una broma. Os queréis quedar conmigo. Estamos en 1982. No me podéis engañar.
- Chico, no te estamos gastando ninguna broma. Te debes haber dado un golpe muy fuerte en la cabeza. ¿Tienes familia?, ¿tienes alguien a quien poder avisar?
- ¿No es una broma?, ¿familia?

En ese momento recordé un programa de radio que mi amigo Xose me hacía escuchar las noches de guardia en El Pardo. Un programa que hacían en la cadena SER y que se llamaba “Medianoche”, cuya temática era el misterio: ovnis, fantasmas, sucesos misteriosos en general, etc... Recordé un programa en el que hablaron de intensas nieblas y gente que aparecía en otros lugares, y entonces pensé que eso mismo me había ocurrido a mí. Con lo que yo me había burlado de Xose por creer en esas cosas, diciéndole que los gallegos eran muy supersticiosos y crédulos, y ahora me estaba pasando esto.

- Chico, chico, ¿estás bien? – me decía el hombre dándome palmaditas en el brazo
- Eh, sí, sí – reaccioné yo – Creo que aún estoy algo confuso. ¿Cómo se llama usted?
- Ah, claro. Aún no nos hemos presentado, perdón. Mi nombre es Ramón, doctor Ramón Serrano – me dijo – y ellas son Isabel y María. María trabaja para mí e Isabel es mi sobrina – me explicaba mientras señalaba a las dos chicas.

Miré al hombre fijamente, analizándolo. Era un hombre de aspecto fuerte, muy corpulento, con grandes hombros y recio bigote, bastante alto y un cabello moreno en el que las canas comenzaban a abrirse paso. Ese era el físico de un hombre de campo, sin embargo su forma de hablar, la forma en que la se movía, lo limpio de su ropa y su piel eran propias de una persona de posición, por lo que sí podía ser que fuera médico.

- ¿Tienes hambre? – me preguntó.
- Sí – le respondí.
- María, ve a la cocina y prepara algo de comer para nuestro invitado. Era Ferrán, ¿verdad? – dijo Ramón.
- Sí, Ferrán – le respondí.
- ¿Ferrán?, ¿es valenciano ese nombre? – me preguntó.
- Sí. En castellano es Fernando – le dije.
- Vaya, Fernando – dijo con sorpresa y sonriendo el hombre.
- Ferrán es más bonito – dijo Isabel, que se había quedado en la habitación con nosotros, apoyada en el marco de la puerta.
- Sí, a mí también me gusta mucho – le respondí con una sonrisa.
- Bueno, Ferrán. Siendo de Alicante, ¿cómo has acabado aquí en Granada? – me preguntó Ramón mientras miraba a Isabel con cara de reprimenda y después a mí.

Las dudas se apoderaron de mí nuevamente. ¿Qué le podía decir a Ramón?, ¿la verdad?, ¿qué iba de Elda a Alicante y que estaba en Granada porque la niebla me había transportado?. No, la verdad no era creíble, ni siquiera yo acababa de creérmela, y eso que lo estaba viviendo en mis propias carnes. ¿Qué le podía decir?, sobre todo por no saber el bando al que el pertenecía. Tenía que inventarme alguna historia, algo creíble, pero qué.

- Soy estudiante – le respondí finalmente afirmando mi voz para darle más credibilidad a la mentira.
- ¿Estudiante? – dijo Ramón con tono dubitativo.
- Sí, estudiante de Leyes en Madrid. Intentaba volver a mi casa, pero no lo conseguí. El tren fue atacado – lo decía pero ni yo me lo estaba creyendo, y creo que Ramón se daba cuenta de que mi historia no concordaba por ninguna parte.
- Y, ¿no has tardado mucho en querer volver a tu casa? – replicó Ramón
- Sí – respondí rápidamente y aguardé unos segundos para pensar algo. Miré a Isabel y se me ocurrió una excusa – Esperé por una chica – afirmé con rotundidad.
- Una chica – repitió Ramón mientras esbozaba una sonrisa – Siempre es una chica – dijo mientras se separaba de mí e iba hacia la puerta – Ferrán, levántate y ven a comer algo, que te sentará bien – me dijo mientras salía por la puerta junto con Isabel.

Me levanté de la cama y salí de la habitación. Isabel estaba en el pasillo, esperándome.

- Ven a la cocina – me dijo mientras con la mano me señalaba que la siguiera.

Llegué detrás de ella a la cocina, una cocina que me recordó a la que tenía mi abuela en el pueblo, y vi que en la mesa había un plato de sopa con algo de pan. Ramón me invitó con la mano a que me sentase y comiera, y así lo hice. Al poco de empezar, unos golpes sonaron en toda la casa.
Debo tener el día extraño porque sólo pienso en como Ferran se enrolla con Isabel. ein?

Esta todo muy en el aire, a ver como sigues. :)
Ningu esta salido. :p

Heracles...te vigilo...


Jur...esta muy interesante, de verdad pero a ver si cuando nos vemos me das algun avance leñe... que como editor tengo que venderte. [Ooooo]
Escrito originalmente por Ninguno
Debo tener el día extraño porque sólo pienso en como Ferran se enrolla con Isabel. ein?


Esto... Ninguno... me preocupas. Tienes pensamientos impuros y eso es pecado.

Sospe, por muy editor mío que seas yo no largo prenda, aunque si renuncias al 15% de comisión...

Saludos.
4 respuestas