pues tengo peores....
AVISO: ESTE POST NO ES APTO PARA MENTES SENSIBLES Y GENTE CON FOBIA A LOS INSECTOS.
El gusano de los dientes
La última novela de Fernando Iwasaki gira en torno a la historia de un gusano, el "neguijón" o "gusano de los dientes". "Hasta el siglo XVIII - explica Iwasaki en ABC - se pensó que lo que generaba la caries era un gusano y que ese gusano carcomía los meollos de los dientes y que ahí comenzaba la corrupción de los cuerpos".
"El sarro era conocido en el XVI como la toba, el fango y el cieno. Con toda esa putrefacción que había, se pensaba que se engendraba por unos gusanos, los «neguijones».
Buscando por ahí, descubro que la creencia en el gusano se remonta a la noche de los tiempos. Durante siglos, se combatía el dolor con oraciones a Santa Apolonia, a la que se rogaba encarecidamente que matara al gusano. Y este bicho inmundo aparece citado ya en una tablilla sumeria que habla del terrible dolor de dientes.
Iwasaki cuenta que el miedo a este gusano imaginario alcanzaba tal extremo que en Londres se llegaban a desinfectar las calles para evitar su proliferación.
El escritor peruano centra su novela en el dolor. Dolores insoportables que los matasanos de lo época, con su terrorífico instrumental, no lograban mitigar. De hecho, el Papa extendió una bula que permitía blasfemar - sin condenarse - en el caso de tres dolores: el mal de muelas, el mal de piedra (cólico nefrítico) y el dolor por almorrranas. Nada decía la bula, por cierto, del dolor del parto, que las mujeres debía soportar estoicamente sin pedir explicaciones a Dios.
La peor intervención que seguramente describo - dice Iwasaki - es la extracción de un cólico nefrítico en la zona perineal, entre el ano y el pubis. "Lo que hacían los cirujanos era introducir el dedo corazón por el ano hasta tocar la piedra que se quería sacar y luego presionarla contra la zona perineal, abrir con un cuchillo esa zona y sacarla. Muchas personas no sobrevivían a esa operación y de las que sobrevivían muchas morían días después por infección".
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Un pez en tu uretra
En el río Amazonas y sus afluentes habita un extraño pez llamado candirú. Si orinas en el río, es probable que un candirú suba por el chorro y se introduzca dentro de tu pene.
Los indígenas conocen bien a este pez de ojos diminutos, color azulado y aspecto limoso. Puede tener cerca de 22 centímetros de longitud y, con su boca pequeña, es casi tan voraz como la piraña.
El candirú se siente atraído por la orina o por la menstruación de las mujeres. Ha desarrollado la capacidad de penetrar en los agujeros del cuerpo humano, donde se alimenta de la carne y de la sangre de la víctima. Una vez dentro del cuerpo, despliega una especie de anclajes que hacen imposible su extracción.
Se alimenta tanto por el día como por la noche, en las aguas de calma o en la corriente. También se le conoce como "carnero" o "pez vampiro". Los indios suelen advertir a los viajeros de los riesgos de tomar un baño desnudo en las aguas habitadas por el candirú. Algunos incautos siguen creyendo que es un mito.
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Gusanos por el cuerpo
e aquí otro caso no menos desagradable, el del dracunculus o "Gusano de Guinea". En este caso las larvas entran en el cuerpo a través de la comida. Después de unos días pasan a la sangre y llegan a alcanzar un metro de longitud.
El momento decisivo viene cuando la hembra perfora la piel para salir al exterior. Tras una ligera hinchazón, ante los ojos atónitos de la víctima, el gusano sale del cuerpo.
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El gusano de los ojos
"Loa loa" es el llamado "gusano africano del ojo", un gusano que entra en el cuerpo y migra a través de los tejidos subcutáneos hasta llegar al ojo.
Los machos miden hasta 3 cm, las hembras hasta 7 cm. Se encuentra en África occidental y central, parasitando a unas 13 millones de personas.
Es ocasionado por la picadura de una pequeña mosca, que hace que se despliegue una bacteria que se llama microfilaria, que son unos pequeños gusanillos que infectan al organismo y llegan a convertirse en auténticas lombrices.
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Agua bendita contaminada
Veintinueve de las treinta y siete especies diferentes aisladas del agua bendita son patógenos humanos, algunas de ellas producen peritonitis, endocarditis, úlcera de córnea, fibrosis quística, y todas ellas están implicadas en diferentes tipos de infecciones incluyendo septicemia, abcesos, osteomielitis, meningitis, diarrea aguda, bacteremia, etcétera. Por lo tanto, las pilas de agua bendita representan un riesgo potencial de infecciones y enfermedades que pueden producirse por inoculación directa en los ojos, nariz o boca por contacto con los dedos.
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Links de interés general sobre larvas y demás insectos:
Helmintos
Por Dios Bendito!!
enfermedad “ceguera de los ríos”
El gusano Loa Loa
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