Un joven alicantino resucita los salones recreativos de los ochenta
Hubo un tiempo, no hace tanto, en que los jóvenes se reunían en los salones recreativos. Era una época en la que las consolas domésticas eran eso, domésticas, y su potencia no podía competir con las muebles de placa dedicada que distribuían los desarrolladores de videojuegos. Toda una generación de españoles tiene grabados a fuego recuerdos de esas tardes de humo de tabaco, monedas de 25 pesetas y un ruido sordo que solo se consigue con cientos de sintetizadores emitiendo sin compás.
A medida que la tecnología fue abaratándose los salones recreativos dejaron de tener sentido y fueron desapareciendo. Y, con ellos, el videojuego perdió una faceta, la social, que no recuperaría hasta la expansión del online bien entrado este siglo.
Pero la nostalgia sobrevivió y ha impulsado, dos décadas más tarde, a José Litarte, 36 años y autónomo de la jardinería, a recuperar aquel paraíso perdido. Poco a poco, según conseguía apartar dinero todos los meses, fue repescando las viejas máquinas recreativas de aquí y allá. Algunas le costaron 200 euros, como las genéricas Videobyte, y otras, como el mueble de Out Run, se lo trajeron de Alemania por 1.500 euros. "En total, a lo largo de los últimos dos años, he debido gastar en torno a 20.000 euros", confiesa a Teknautas.
Lo hizo por pura afición, aunque pronto se encontró con más de cincuenta máquinas y la añadida dificultad de manterlas. Fue entonces cuando decidió crear la Asociación Cultural Arcade Vintage y ocupar un local propiedad de su madre: "Somos veinte socios. Ellos me ayudan a reparar las máquinas y a promocionar la asociación, aunque en realidad lo que nos gusta es reunirnos y jugar, como en los viejos tiempos", dice Litarte entre risas.
Entre todos han montado un salón arcade en Petrel (Alicante) idéntico en aspecto a los de los años 80. A él sólo tienen acceso sus socios y no tiene ánimo de lucro, aunque si alguien pasa por allí y no puede resistir la tentación, le hacen socio por un día. Por diez euros tiene una tarifa plana de recuerdos adolescentes (y con bebidas incluidas).
¿Y por qué no convertirlo en un negocio? "Por varios motivos. El primero, que tendría que ser una dedicación a tiempo completo y yo tengo un trabajo. La segunda, el lugar; Petrel es una ciudad pequeña... quizá en una gran ciudad habría negocio, pero dudo que aquí lo haya. Y, por último, la rentabilidad. Es muy difícil mantener este salón con monedas de 50 céntimos, porque las máquinas son antiguas y se estropean constantemente. De hecho no creo que pudiesen funcionar intensivamente, todo el día", explica Litarte.
Este fin de semana celebran la primera ArcadeCon, su puesta de gala oficial como asociación. Se trata de una convención de tres días con barbacoas, fiestas, documentales y muchas, muchas recreativas. Pang, Double Dragon, Gauntlet, Tetris, Hang On, Pacman, Daytona USA o Afterburner en su formato original, como hace treinta años que no veías.
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