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Bueno no suelo poner mini relatos ni nada de eso, pero, mi madre me pidió que como regalo para el día de la madre le escribiera un relato corto, yo en principio no me apetecía, pero la verdad no le había comprado nada y estaba feo. Así que me dije venga voy a ponerme, y para mi gusto ha quedado bastante bien y le pregunté si le importaba que la pusiera en el blog, era suya porque era un regalo xd, así que como ella quiere, pues aquí tenéis un relato por el día de la madre.
El estrés.
Era un día oscuro y gris, ella solo pensaba que en quería acabar el trabajo antes del lunes, su hija corría por el lugar jugando con sus muñecas, y su sombrero de vaquero, hacía ruido poniendo la tele y quitándola, abriendo y cerrando puertas, cerrando la tapa del váter de forma ruidosa…
Eloísa, no quería ruido, necesitaba silencio, era ya domingo y el trabajo no estaba hecho, tenía que entregarlo el lunes por la mañana, y su hija lo único que hacía era molestarla, le daba envidia de la felicidad de su hija. Ella solo sentía estrés, y el ruido no le ayudaba.
¿Es que no entendía que la televisión, la comida, la bebida, sus muñecas, incluso su sombrerito de vaquero, lo tenía gracias al trabajo de su madre?
Veía como su trabajo no estaría terminado para mañana por la mañana y lo que sentía era agobio. Cuando vio que su hija llevaba una botella de agua al salón donde ella intentaba terminar el trabajo, le dio pánico, si derramaba el agua o manchaba algo lo que haría es entretenerla. Le gritó, la mandó a su cuarto y la sintió llorar.
Ahora estaba peor, porque se sentía culpable, y culpó a su hija, en vez de a ella misma, culpó a su jefe por mandarle demasiado trabajo, y también culpó a su novio por casi obligarla a verle el viernes. Culpó al mundo.
Se sentía culpable al saber que su hija habría llorado y estaba en su cuarto, se sentía culpable por haberle gritado, se sentía mal, y no conseguía concentrarse para terminar el trabajo. Culpó a la naturaleza por no haberla hecho más fría.
Se levantó, fue al cuarto de su hija y la vio, en una esquina con la cara llena de marcas de haber llorado, en el suelo había macarrones esparcidos por el suelo y trozos de papel con algunos macarrones pegados. Los juntó…
Y se echó a llorar.
¡Felicidades Mamá!, ¡Te quiero mucho!
Su hija le había hecho un regalo por ella misma. Su hija de 5 años a la que había gritado, su hija de 5 años a la que había culpado por su estrés, su hija de 5 años a la que había sentido envidia.
Con el trabajo no se acordó de que era el día de la madre.
Su hija solo le tenía cariño y la había hecho llorar, la abrazó, le pidió perdón por haberle gritado, y la niña lloró también.
La niña siguió trasteando por la casa, y acabó derramando comida y zumo en el salón, la madre lo recogió e intentó terminar el trabajo.
Cuando llego las 9 de la noche, llamó a su jefe, y le explicó que no había conseguido terminarlo, que si podían retrasar el ensayo hasta el mediodía, porque el guión le quedaban unos retoques.
Su jefe se rió, y se volvió a reír. Ella no entendía qué pasaba, pero el lunes era el aniversario de la cadena y el programa lo habían retrasado al lunes siguiente. El guión no hacía falta hasta una semana después. Ella no sabía si llorar o reír, así que acabó riendo. Su jefe le dijo que si lo tenía a lo largo de la semana que se lo pasara para ir echándole un vistazo.
Ella se agobió por nada, ella se agobió por un guión que no tendría que entregar en una semana, ella se sintió feliz por tener una hija que le quería, aun siendo a veces una…
No le dio tiempo a pensar, su hija le dio un abrazo y le dijo que le quería mucho, ella le devolvió el abrazo y se fue a prepararle la cena.