Un tiempo nuevo, el mismo gallinero de siempre

http://www.telecinco.es/untiemponuevo/a-carta/programa-1-25-10-14/Programa_2_1882155036.html

Los debates en la antigua Grecia se daban en las polis, en nuestro tiempo y con los medios de comunicación de masas los más populares se dan en la tele por su alcance y capacidad de difusión. La política como fin del bien común y como vértice de los asuntos que importan a los ciudadanos de un país, tiene tantas maneras de ser entendida como respuestas a todos sus conflictos y problemáticas comunes. Un debate entre políticos pues, va tanto de exponer y explicar las bases de los programas de las distintas formaciones, como de intentar convencer con la palabra para llegar a acuerdos y resoluciones sobre los temas que se tratan. Que se de en un medio de comunicación además, obedece a la sana búsqueda de participación del pueblo en los asuntos públicos y a la capacidad de información sobre todo tipo de cuestiones que les incumben como ciudadanos.

Parece ser que el debate político de la Sexta los sábados a la noche está concitando mucha audiencia e interés popular. La competencia entre los dos grandes grupos de comunicación televisivos españoles, Atresmedia y Mediaset, alertaba de un movimiento por parte de la última intentando erigirse como el “ágora” del pueblo para el debate político, con todas las contraprestaciones que para un medio privado tiene tales honores. Desde los profesionales (credibilidad) hasta los monetarios (publicidad). La respuesta como programa de televisión tiene nombre advenedizo “un tiempo nuevo”.

Un tiempo nuevo de país, un tiempo nuevo como sociedad, un tiempo nuevo en la política. Por eso el primer invitado del programa fue Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones públicas, para más tarde ver a Bertín Osborne como visionario político en plan azote de Podemos, porque el grupo Mediaset entiende de esa forma los nuevos tiempos. Que todo cambie para que todo siga igual suelen querer muchos, sobretodo en grandes corporaciones de comunicación muy ligadas al poder y sus entramados.

A pesar de esto lo que me puede interesar de este programa es su debate político, que lo tuvo y de una hora de duración. Youtube es nuestro amigo en estos casos, no pensaréis que soy tan aburrido para parasitar en un sofá el fin de semana con Telecinco como compañero leal de batallas. No. El debate formalmente parecía presidencialista. Una moderadora, tres entrevistadores (dos periodistas y un sociólogo), y cinco miembros de otras distintas formaciones políticas. Lo que se presuponía interesante, acabaría como siempre siendo marca de la casa. Debate guiado hacia la descalificación y las conclusiones emocionales, políticos hablando unos encima de los otros, entrevistadores que se dedican a cortar antes de que respondan los entrevistados, síndrome twitter donde tu argumentación no vale si no te dedicas a lanzar un titular o frase clarificadora, preguntas que son afirmaciones políticas y que únicamente buscan el sí o el no, la estrategia del hablar encima para que el debate se vaya a la mierda (el PP lo hace de cine), cuestiones imbéciles sobre con quién pactarás cuando no se habla de programas, utilización bochornosa y autocomplaciente de frases como “el pueblo quiere saber”, para terminar como siempre con “dejen de hacer todos mítines” y “no tenemos más tiempo” después de estar tres cuartas partes del debate discutiendo.

Un gallinero que únicamente beneficia a los de siempre, a los que no quieren reflexión, sino emoción. Al análisis para tontos, al cálculo interesado de embadurnarlo todo sobre el mismo molde que beneficia al poder, a la vulgaridad más absoluta. No se busca el debate, sino la confusión y el alboroto. No se intenta argumentar, sino buscar lemas de campaña para absorber la virtud del cuestionamiento. Se recurre a la mentira, a la falsedad, al mundo de la piruleta, a dar datos basados en estadísticas interesadas; porque si entramos en un análisis exhaustivo, comprendemos la descomposición del sistema. Con la reflexión pausada y formal, con orden y modales, con tiempo y ganas de argumentar decentemente, realmente estaríamos en “un tiempo nuevo” y no en el mismo estercolero intelectual de siempre.
100% de acuerdo.

Cuando voy a casa de mis padres me sale el dictador que llevo dentro y les "pido" que apaguen un rato la tele. Sencillamente ver ese tipo de "debates" me altera el estado de ánimo.

Eso por no mencionar el lodazal diario.

Saludos
tarzerix está baneado del subforo por "saltarse la prohibición de crear hilos con un clon"
dejame adivinar,es la noria version 2 ¿no?
2 respuestas