Hay momentos donde la euforia te supera y se dicen tonterías.
Una de ellas fue este mayo pasado antes de jugar la final de la Copa de Europa entre Barça y Arsenal, días previos trabajando en el bar, me puse contento y no de bebida, si no de buen ambiente con los amigos y me prometí que si ganaba el Barça, vendría el siguiente día con un sujetador puesto bajo una camiseta “algo” ajustada.
El Barça ganó...
Lo hice y estuve así un buen rato entre risas y sufrimiento no solo por quienes me miraban sino porque me molestaba mucho, hasta que mi jefe (buen amigo) me dijo “quínatelo anda...”
La cosa está en que acabo de hacer otra puesta vía telefónica y es hacer un calvo frente la empresa donde trabaja mi padre, que es una oficina con cristaleras hacía la calle donde se ven ellos trabajando.
La cosa es que mi padre no lo sabe.
La apuesta está en que si hago esto, mi amigo me paga la gasolina de esta semana que viene, 20€.
Lo que pasa es que ahora me estoy rajando.