Lunes
Alfredo Montaner era dibujante: dibujaba a menudo ilustraciones para libros infantiles, periódicos, y alguna tira cómica por encargo. Su trabajo no estaba muy bien remunerado, pero con esfuerzo lograba sacar adelante a su pequeña familia cada mes. El matrimonio Montaner había dejado atrás hace ya mucho tiempo su juventud, pero pese a eso, su hija no contaba aún con diez años de edad.
Lo primero que hizo Alfredo Montaner aquella mañana, nada más oír el estridente ruido del despertador fue mirar la hora en el pequeño reloj digital que había encima de su mesilla. Eran las seis de la mañana y Alfredo pensó que solo hacía un par de horas que se había acostado.
Su segundo esfuerzo se centró en darse una vuelta en la cama hacia donde solía estar su mujer, pero en el lugar donde ella dormía placidamente hace unas horas, ya no había nadie, el pijama seguía allí, perfectamente colocado haciendo una forma prácticamente humana, pero el cuerpo se había evaporado y había desaparecido en la nada.
Sin poder creerlo, salió de su habitación en busca de su hija, pero al llegar a su habitación, descubrió que ella también se había volatilizado. Encendió la televisión y ningún canal estaba emitiendo absolutamente nada, por la calle nadie se dirigía a su trabajo y ningún coche rompía el silencio matinal. Todo el mundo se había desvanecido durante la noche anterior.
Esta situación desconcertó a Alfredo Montaner, que sin saber que hacer se sirvió una generosa copa de coñac y se metió de nuevo en la cama ya que no se sentía en condiciones favorables para trabajar aquella mañana.
Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Martes
Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Miércoles
Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Jueves
Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Viernes
Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Sábado
Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Domingo