Sol. Brisa. Tú.
Te siento aún teniendo mis ojos cerrados. Muevo unos centímetros mi mano y alcanzo a rozar tus dedos. Inclino mi cabeza, siento tu pelo tocar mi cara antes de apoyarla sobre tu hombro.
Te siento sonreír aún teniendo mis ojos cerrados. Tus dedos se mueven muy lentamente para acariciarme con suavidad. Caricias de milímetros. No me ves, pero sé que me sientes sonreír.
Te siento mirando al futuro. Mis ojos cerrados lo miran contigo. Tan real como tu roce ahora, es cada detalle de la vida que nos espera y que nuestras miradas teñidas de sueños comparten en este instante bajo el sol, con la brisa bailando en tu pelo, con la sonrisa que hacemos entre los dos a medias.
Tú. Y todo lo demás, que también es tú.