Una Ventana Provocativa
Introducción
Miro descaradamente desde la ventana, el frio suelo que yace a 4 pisos de distancia. Observo como fríamente la gente transcurre su vida por ese suelo y no hace más que caminar y caminar. Todos tienen un destino al que llegar y quizás en el hayan personas que le esperan o quizás un empleo donde deberá de esforzarse al máximo o quien sabe... quizás no tanto. Es extraño como algo tan frio como el suelo, esa acera que está día y noche a la intemperie es capaz de transmitir la frialdad a la gente cuando camina sola, personas con el rostro desfigurado por la tristeza o al menos eso parece, personas que no sonríen simplemente caminan de un lugar a otro.
Entro en la habitación y me tumbo sobre la cama, miro lentamente el reloj. Las manijas marcan algo el cual para mí en el mejor de los casos marcaria algo, ahora mismo para mí no significan nada, es extraño pero le encontré sentido a la vida mirando esa acera, le encontré sentido, el porqué a todo... aunque suene tonto... tumbado aquí en mi cama con el ventilador encima de mi moviéndose lentamente, un tópico grande lo sé..., pienso y pienso sobre el sentido de la vida y por el momento no encuentro mucho más que una habitación con una cama, un armario y un par de camisetas dobladas en cajones.
Todo perdió sentido en la vida... ¿Porque?... más bien preguntaros....
comoPrimer Capítulo (1)
No voy a aburriros con un millón de detalles sobre mi vida, sobre como soy, sobre cómo me llamo... ya sabéis... todo lo referente a mí, además sería algo tonto ya que durante el largo tiempo que voy a recorrer mi memoria podréis observarlo.
Aquí, sentado en mi cama meditando sobre lo que hacer ahora. Como te puedes imaginar algo ha ocurrido en mi vida, si, no tienes porque llegar a la mitad de la historia, si no quieres saber más sobre mi te lo diré, te ahorrarás de leer letras y letras sin final contando lo que quizás sea un último atisbo de melancolía en mis, en estos momentos, aguados ojos. Ella, la mujer la cual amé durante 2 años me ha dicho adiós, me dijo que estaba confusa y que nunca lo había estado tanto en su vida, que quizás debería dejarle algunos días para que pensase... pero sé que ella se dará cuenta de que para mi han sido los dos mejores años de mi vida pero quién sabe si para ella también.
Ahora bien, te lo aviso, ahora empieza mi historia. Ahora bien, te aviso, no tienes porque seguir aquí en mi piso.
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¿Aún sigues aquí? Yo simplemente... lo advertí.
Hace algo más de dos años desde que la conocí y desde entonces hace que mi vida sea algo especial y esencial, hace que todo signifique algo y ahora mismo... no significo nada, la echo de menos, echo de menos cuando me abrazaba y me dedicaba hermosas palabras a mis oídos desnudos, la echo por completo de menos.
Quizás creas que soy un loco enamorado de esos que aún perviven en el contemporáneo, pero qué más da... al menos debería darte a ti también igual... ¿Te has pensado alguna vez matar?. Si, te preguntarás ¿Tan de repente?, pero eso no responde a mi pregunta, ¿alguna vez has pensado que tu vida ha perdido ya su sentido y que nunca más la va a tener? y ahora es cuando me dices, eres muy joven no digas esas cosas, por favor tienes toda una vida por delante, por dios hay un millar de personas en este mundo... por favor... ahórratelo, podrá haber un millar de personas en el mundo pero la única que me importa ya no está a mi lado. Por un momento, hace un momento, mientras miraba desde el alfeizar la acera, a 4 pisos de distancia pensaba que quizás en unos segundos se podría tiznar roja en un amago de la indiferencia de ésta, de la indiferencia de la acera.
Imaginaos como sinceramente, puede comenzar estas... por decirlo de algún modo, "memorias". No os creáis que os contaré una hermosa historia la cual será posible contar como si fuera una historia para dormir de críos, una historia la cual la princesa al final acaba con un príncipe en un palacio enorme, no. Puede que ahora no, puede que en estos momentos solo sea unas palabras sueltas en unos folios algo rasgados ante las desesperanza que hace unos segundos sesgaba mi alma al escribir la carta con la cual ella acepte de nuevo mi alma, pero puede que algún día, si ella de nuevo no la acepta, vea en un escaparate, algo sucio por cierto debido a la vagueza de la dependienta un libro el cual tenga algo de misticismo ya que el autor, después de conseguir que se publicase tal obra, acabaría tiznando una acera.
Volviendo al tema, por no desviarme demasiado y como os contaba, mi historia comenzará desde el mismo momento en que comenzó mi vida y acabará en este mismo instante, en el mismo instante en el que estoy, sentado en la cama recordando lo que de verdad es una vida.
Segundo Capítulo (2)
Sigo dando vueltas en la cama pensando en cómo ha podido ocurrir todo esto. Una tarde de otoño empezó todo esto, nací por completo. Recuerdo la hora, la fecha, el mismo momento en cómo le formulé la pregunta de la cual nunca me arrepentiría, ni siquiera ahora. Nos conocimos gracias a unos amigos, ella era nueva en el barrio y me la presentaron, mucho ha pasado. Fue increíble como en unos escasos días nos conocimos, hablábamos a cada segundo y no había segundo en que el otro no pensásemos y al cabo de un par de días nos besamos. Quizás por ello creas que todo ahora ha acabado, pero no, si fuera porque nos enamoramos rápido no hubiéramos pasado estos dos años juntos. Aquél día no lo olvidaré en la vida, pero no te lo voy a contar. Días después no hacíamos más que vernos, estar todo el día juntos, compartir incluso el mismo sueño, el sueño de que quizás algún día no dentro de mucho viviríamos juntos y sinceramente no era un sueño ingenuo ni mucho menos, puesto que hasta hace unas horas vivíamos juntos. Aún pervive en la almohada su olor, aún pervive en el ambiente su fragancia, aún pervive en mis labios su último beso y para ser sincero, no quema. Simplemente se fue, simplemente me dejó en la absoluta soledad.
Mientras ruedo por la cama sigo pensando cómo ha podido suceder, ella en todo momento me decía que me amaba, en todo momento me abrazaba y cuando le preguntaba si algo pasaba no ocurría nada. Ingenuo de mí, debí hacer caso a mis instintos, a todas aquellas sensaciones que desarrollé hacia ella, sabía que algo ocurría y aquí está mi recompensa por no hacerme caso. Miro nuestras fotografías, esparcidas por todo el cuarto, momentos todos ellos capturados en su más tierno instante. Todas ellas me traen recuerdos a la mente, me recuerdan los días más felices de mi vida. Todos ellos en mí no han muerto, siguen latentes en mi mente a la espera de más recuerdos, recuerdos nuevos que corroboren el porqué antes de hace unas horas ella seguía en mi apartamento, que corroboren el porqué de mis sentimientos.
Quizás pienses algo como, pobre de él, no. No te cuento mi historia por compasión, no busco tu tristeza hacia mí, sinceramente lo hago porque si algún día tizno el álgido suelo de rojo alguien sepa que quizás la vida si tiene un sentido, pero que cuando te lo arrebatan, incluso la misma vida muere. Para algunos quizás sea estúpido el porqué de todo esto, pero ellos no saben que es que te roben lo que has tenido durante dos años enteros, lo que te ha dado fuerzas para seguir adelante en este mundo lleno de sufrimiento y dolor... aunque ahora que lo pienso es bastante irónico... el que yo realizándolo vaya a llenar de más sufrimiento y dolor al mundo, pero ahora pensándolo mejor... para nadie significaba nada, excepto para ella... pero por desgracia ella por fin se dio cuenta de que yo no soy nada, no significo nada, soy un simple cero a la izquierda en este mundo de mierda.
Sinceramente no sé si para bien o para desgracia, ahora en mi habitación no hago más que oir un caminar solitario proveniente de la derecha de mi almohada, no se para bien o para desgracia ahí solo se encuentra la ventana.
Tercer Capítulo (3)
Sigo preguntándome todo, el porqué de todo. Mi vida llegó a significar algo, mi vida tenía algo por lo que luchar, aunque mejor dicho alguien por quien hacerlo. En estos momentos el viento ha ayudado a unas fotografías a llegar hasta mi cama, son de nuestro primer aniversario. Recuerdo como vestía, como sonreía, a donde fuimos, lugares acompañados siempre por nuestras manos acompañadas... las lágrimas estas fotografías ahora empañan. Hacía un mes que estábamos juntos, éramos jóvenes, aunque más físicamente. Ambos sabíamos lo que sentíamos, ambos sabíamos que lo que deseábamos era estar junto a la otra persona por siempre, vivir juntos, tener hijos, envejecer el uno al lado del otro, ahora esos no son más que recuerdos, aunque esa cálida y buena idea, esa cálida esperanza aún pervive en mi mente.
Aunque parece un tópico teníamos un lugar, era...y es...hermoso. Cerca de un árbol de un parque, árbol extraño ya que enredado en su tronco había ramas de jazmín. Un aroma embriagante que entraba dulcemente hasta lo más hondo de ti, fue el lugar donde nos dimos el primer beso. Quizás debería visitarlo antes de acabar, debería de nuevo volver al lugar donde nos expresamos por primera vez nuestro amor, pero iría con una falsa esperanza de que ella estuviera ahí y... no estará. Al ver caída mi esperanza por mis mejillas caería cristal hasta llegar a rasgar mi garganta a la misma vez que le ayudaría un grito ensordecedor de soledad y desesperanza, grito mudo ante la mudez de mi habla tras ver que ella marchaba.
Quizás... ¿qué digo?...se, que mi fuerza provenía de lo que sentía por ella, por ello la foto ahora mismo resbala por la cama hasta caer de nuevo al suelo, sinceramente no sé cómo aún sigo respirando.
Miro a mi armario, las puertas abiertas lloran desconsoladas ante lo desolada que se quedó hace unas horas, solamente queda la mitad de él lleno, las perchas bailan solitarias gracias al viento, no queda ni un simple pañuelo de ella... no queda ahora mismo más que su olor en la almohada ahora dueña de mis lágrimas. La habitación antes de color se volvió oscura, gris en todo su esplendor, todo incluso mis ojos perdieron su color.
Al irse no supe susurrar ni una palabra, aunque no voy a contar el final antes de contar todo lo que antes de este momento, lo que era para mí vivir, mi vida, guardaba y aún guarda como oro en paño mi mente, mis recuerdos con ella.
Iluso, aún espero que de un momento a otro, suene el teléfono o escuchar una llave juguetear con la cerradura...vana ilusión la mía, pero gracias a ella aún no pega el viento fuertemente contra mi cara, gracias a ella, aún escuchas mi historia.
Cuarto Capítulo (4)
Abro los ojos de repente, pero los vuelvo a cerrar, el viento me seca los ojos, los pelos se revuelven pero no me importa en gran medida, al parecer me decidí a hacerlo, pero es como si lo hubiese hecho desde un lugar más alto, parece que mi agonía no podrá acabar tan pronto como pretendía. Mi vida acabó, aunque no del todo ya que el destino no fue amable conmigo, ya que me arrebató lo que me daba la vida pero no me arrebató el respirar, algo que precisamente ahora no puedo. Quizás antes de acabar mi vuelo el miedo o incluso el no poder respirar acabe por fin con estas horas de tristeza y muerte que desde hace poco me han sido brindadas.
No es mentira todo aquello que dicen que se pasa la vida por delante cuando vas a morir, yo no hago más que ver los momentos que estuve con ella, los momentos en que me besaba cuando nos dormíamos... los momentos más bellos, es decir, todos.
Miro hacia delante y solo veo un muro de cristal, mirándome como poco a poco mi vida va ansiando su final y mis ojos ni alegres ni tristes derraman lágrimas ante como acaba mi vida, cuando creía hacia unas horas que nunca acabaría y ahora en un suspiro puede que nunca la vuelva a ver.
Mi vida ha cambiado tan rápido que ni siquiera me he dado cuenta de ello, que ni siquiera he llegado a la conclusión de como hacia tan placentera mi vida, quizás sería porque me regalaba cada una de sus sonrisas... cada uno de sus sentimientos.
Miro hacia abajo, ahora si veo el suelo... dentro de unos segundo...
....
Abro los ojos y veo como mi cuerpo está envuelto en sudor, increíblemente me quedé dormido. Mi almohada ya se encuentra seca de mis lágrimas pero ahora está húmeda por el sudor, el sudor que derrama cada poro de mi cuerpo. Miro a mi alrededor, apenas ha oscurecido, no habrá pasado más de una hora. Miro hacia el techo y de repente mi visión de nuevo se torna borrosa, mis mejillas se empañan y mojan, y mis labios notan el sabor a sal. Solo ha pasado una hora... pero incluso durante esa hora…mi sufrimiento ha seguido latente en mi mente. Quien sabe como... quien sabe cuando... quizás mis sueños... se harán realidad...
Quinto Capítulo (5)
La desesperación llama a mi puerta con un grito ensordecedor. La brisa helada está haciendo resquebrajarse mis labios y a la misma vez haciendo que tiemble. Las sabanas en estos momentos son solo antiguas aliadas ya que su aliento no es el suyo, no te miento. Cual ovillo me encuentro acurrucado, pensando y pensando en cómo todo ahora tiene un tapiz desolado, no huele a café, ni se oye el televisor retransmitiendo algún programa sin sentido o con un sentido que aún no se ha encontrado, únicamente se oye como rueda la pequeña bicicleta de plástico del niño de la pareja de arriba, los que durante mucho tiempo pensé que seriamos ella y yo dentro de unos años. Todo se encuentra oscuro porque incluso el sol desapareció, demostrando que mi idea de que eran fieles amigos ahora se encuentra corroborada, ahora solo la luna alumbra mi almohada. Tengo miedo de levantarme, incluso miedo de levantar el brazo y encender la lamparilla, miedo quizás porque creo que incluso no podré levantarlo o quizás porque la oscuridad en estos momentos se ha convertido en una pequeña tregua para mí. Con la cara hundida en la cama pienso sobre todo, sobre mi todo... aún no sé qué hacer, no sé si vivir en la esperanza que desprende la puerta de la entrada o el teléfono ubicado en la sala de estar o si seguir las corrientes de aires, si seguir a la brisa...
Cansado de oír el rugir de mi barriga intento moverme hasta el borde de la cama, lamentablemente solo mi lado estaba caliente y el resto de la cama acompañaba a la temperatura del ambiente. Intentando mover mis piernas entumecidas llego hasta el borde y miro al suelo, allí unas pequeñas zapatillas esperaban, mis pupilas ya dilatadas había optado por dejar de ver en la oscuridad la nada. Poco a poco mi cuerpo opta por hacer caso a mi cerebro y me levanto lentamente de la cama, es increíble como solo el hambre ha conseguido eso.
Deslizando los pies por el parqué llego hasta la pequeña cocina, el ruido del frigorífico es lo único que se oye, miento, una gota sigue el compás del frigorífico en funcionamiento. Me acerco lentamente hacia la nevera, la abro sin gana alguna y al instante, una lágrima recorre mi mejilla, parece que ya nada aquí deja a la indiferencia actuar, ya que nada más al abrir el refrigerador he podido ver un trozo de pastel, justamente en la estantería central, en el centro de ésta, ese pastel que hace ella, ese pastel que lo hizo especialmente para mi, sabe... sabía... que me encantaba. Cogiéndolo con descaro y a la misma vez la leche dejo al frigorífico atrás, lo dejo vacio, ahora él se sentirá como yo...
Sentándome en la silla de la sala de estar, depositando sobre la mesa el pastel y la leche y en el instante de darle un severo mordisco, me quedé de piedra. Cuando se marchó, cuando haría ya largas horas me dijo adiós, antes de salir de su anterior, y por siempre, hogar dejó una carta... una carta aquí y ahora mismo está cerca de mí. Te preguntarás, como no la vi, como no vi como la depositaba lentamente sobre la mesa y posteriormente se marchaba, es fácil, en el instante en que me dijo adiós, desde ese mismo instante no salí de donde me lo dijo... de nuestra...de mi habitación.
Lentamente y cuidadosamente la cogí y aunque os parezca idiota la olí. La solapa no quería ayudarme, como cofre que guarda su tesoro no lo quería dejar ver, pero la vencí. El papel poco arrugado me ofrecería quizás una pequeña información sobre el por qué, sobre... sobre todo. Desdoblándola cuidadosamente y situándola a una distancia prudente de mi ojos leí...
Lo siento...
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