Sé que este mensaje no tendrá una trascendencia significativa para cualquiera que lo esté leyendo y, muy posiblemente, la importancia que se le designe será mínima. Es comprensible. Sin embargo, me gustaría hacer especial hincapié en que quien tenéis ante vuestras pantallas, es otro ser igual que vosotros; alguien igual de real. Sonará obvio, pero lo expongo porque creo que, cuando vemos algo desde la lejanía -como por ejemplo a través de Internet-, solemos darle una importancia menor que cuando nos pasa a nosotros o, en su defecto, cuando lo vemos y oímos en persona. Con esto no pretendo obligaros a que os toméis lo siguiente como un asunto personal o algo así, pero sin embargo, cuando una persona se halla al borde del colapso y se siente completamente perdida, lo único que pretende y busca es que se le tome con un mínimo de seriedad, y eso es solamente lo único que pido y busco: un mínimo de seriedad.
Dicho esto, empezaré por lo básico: tengo 20 años. No dispongo de ninguna clase de estudios o certificado (ni siquiera la ESO); soy desempleado y, a juzgar por el panorama presente de mi vida, lo voy a seguir siendo durante mucho tiempo. Ahora mismo podréis estar pensando muchas cosas, como por ejemplo, que soy un vago o que no me gusta estudiar. La realidad dicta mucho de eso.
Dejé de asistir al instituto con 12 años. Pasé por una época turbia en mi vida, como seguramente todos vosotros habréis pasado por una alguna vez. Algunos salen airosos de éstas y otros no tanto. En mi caso, no fue ninguna de esas dos variantes; en mi caso, se dio conmigo y con mi vida.
No voy a explicar lo que me pasó, porque considero que carece de importancia y relevancia. Basta decir que, desde entonces, salgo lo menos posible a la calle. Tengo una fobia social diagnosticada y, según ciertos profesionales, carece de cura.
Puede que vosotros difiráis de ello, puede que penséis que si se quiere, se puede superar, pero personalmente, hace tiempo que dejé de creerlo. Lo he intentado todo, he puesto toda la carne en el asador, y me es imposible. La sensación de peligro, de inseguridad, de sentirme vulnerable, jamás se va a extinguir. Ha llegado un punto en el que lo doy por hecho, porque así lo indican los acontecimientos pasados y las experiencias vividas. Mi fobia no tiene cura.
Dejando a un lado mis miedos, la fobia susodicha ha derivado y originado multitud de conflictos en mí. Siento que soy un despojo de la sociedad, un parásito dependiente de mis padres, alguien que no vale nada y que, como he dado a entender en el párrafo anterior, lo voy a seguir siendo durante el resto de mis días. Anhelo estudiar, ya que por fortuna o desfortuna, me considero un joven con una curiosidad implacable e inextinguible, pero el simple hecho de imaginarme en un aula, hace que abandone cualquier deseo académico.
He pensado varias veces en hacerlo vía Internet, pero la economía no me lo permite. Además, ¿de qué me puede servir estudiar, si luego no voy a poder salir de casa? Aunque siendo francos, si tuviese la oportunidad, lo haría por el simple hecho de aprender y tener más conocimiento, aunque no me reportara ninguna salida laboral.
Tengo unas necesidades afectivas enormes; me siento solo la mayoría del tiempo y, sobretodo, inútil. No tengo amigos y nunca he tenido novia. Por decirlo de una forma más concisa, no tengo vida.
No creo que tenga mucho más que decir. Ya me he desahogado lo suficiente. Agradezco la atención brindada por quien haya leído hasta aquí. Os deseo lo mejor a todos.