Que la picaresca humana no tiene límites es sabido por todos, por ello tal vez no sorprenda tanto que durante el reciente encuentro sobre
hacking DEF CON de Las Vegas, se haya presentado un sistema para detectar vulnerabilidades en las redes Wi-Fi de nuestro barrio y de este modo poder resolver su contraseña, pero ¿y si nuestro sistema de
hacking tiene como protagonista a un gato?
En
Wired nos ponen al tanto de la conferencia realizada durante la convención por el experto en seguridad Gene Bransfield, en la que mediante el título
¿Cómo convertir a tus mascotas en armas? se plantea la construcción del "WarKitteh", un dispositivo fabricado por menos de 100 dólares que convertirá a nuestro gato en un auténtico espía
hacker.
"Mi intención no era mostrar a la gente dónde conseguir conexión Wi-Fi. Puse un poco de la tecnología en un gato y lo dejé dar vueltas porque la idea me divertía", ha explicado Bransfield. Algo que partía de la base de divertir a los asistentes a la convención ha resultado ser una sorpresa por los resultados obtenidos, encontrando demasiadas redes Wi-Fi sin contraseña o utilizando el muy vulnerable cifrado WEP.
Componentes para fabricar el collar "WarKitteh"
La idea surgió cuando en una de sus conferencias alguien le enseñó a Bransfield un collar GPS para localizar mascotas perdidas mediante el envío de mensajes de texto, por lo que el experto en seguridad explica que se le ocurrió añadir un
sniffer Wi-Fi al dispositivo, para que de este modo la mascota fuera captando las redes por donde pasara.
Aunque el primer intento no funcionó, la idea consistió en introducir un
smartphone HTC Wildfire dentro del traje que llevaba un gato, pero el felino se las ingenió para sacar el teléfono y acabar con él. "Ese gato aún me debe un móvil", decía Bransfield entre risas. Tras meses de trabajo, el experto en seguridad consiguió fabricar un sistema mediante
hardware Arduino con firmware reprogramado que se incorpora al collar del gato, el cual además incluye tarjeta Wi-Fi, un módulo GPS y una batería.
Transcurridas unas tres horas de escapada, el gato detectó 23 puntos de acceso Wi-Fi de las cuales más de un tercio eran vulnerables y, mediante las coordenadas y Google Earth, el dueño de la mascota pudo elaborar un mapa de las redes más vulnerables de una zona determinada. Para Bransfield lo destacable de este experimento es concienciar sobre la falta de seriedad con la que usuarios y empresas protegen sus redes Wi-Fi.