ya esta editado, jojojo... la verdad es que despues de leerlo al acabarlo me ha gustado y todo....
necesto dormir... hasta mañana jojojo
edito rapido, ya lo he acabado, mñna pongo el final que falta....
AHI VA:
TITULO: Gente que desaparece, mi amable vecino y mi querido amigo.
HISTORIA:
Un despertador cualquiera en una habitación cualquiera de una casa cualquiera de una ciudad, un país y un continente cualquiera suena y yo le golpeo para que cese el maldito ruido. Me despierto catatónico y me incorporo en la cama, algo me dice que he de orinar y sin más dilación, me desplazo al baño en el cuál, mientras orino pienso qué tengo que hacer hoy, domingo, el mejor día de la semana para mí, todo se dispone a ser un día tranquilo en el que ir a comprar un par de cosas a un centro comercial no muy lejano, echar la siesta y entretenerme jugando a la consola o haciendo zapping en la televisión. Todo tranquilo.
Después de desayunar y pensando que cuanto antes mejor me dispongo a salir de casa, cogiendo antes las llaves del coche y algo de dinero suelto para coger el pan a la vuelta, bajo las escaleras cercanas al portal que dan acceso al garaje cuando me cruzo con un antipático vecino que nunca dice nada, ya se puede estar muriendo que no dice ni mú… ya he dejado atrás las escaleras y me dirijo hacia el garaje para coger el coche y hacer cuanto antes la compra. Unos pocos minutos después ya estaba fuera del garaje esperando dentro del coche a que la puerta bajara para poder irme, sería una desgracia que se colara alguien y le robara el coche a ése amable vecino con el que me crucé hace escasos minutos; la puerta se ha cerrado, apago las luces de posición, enciendo la radio y acelero levemente metiendo segunda en pocas revoluciones para ir suave, como la seda.
Ya metido en carretera me dirijo al centro comercial, voy concentrado en la conducción y a la vez pensando que no me llevará más de hora y media si se me da bien. Llegados al parking busco sitio lo más cerca de la puerta de acceso a la tienda, no hay por qué dejarlo más cerca de la puerta de salida, cuanto antes entres en el coche menos tendrás que andar tú cargado con bolsas o cajas, aunque esta no era esa situación en la que maldices por qué has dejado el coche tan lejos de la puerta de acceso a tienda; encuentro uno al lado de la puerta, meto el coche de culo, apago las luces, la radio y quito la llave del contacto, salgo del coche y cierro. Entro en la tienda.
No podía creer lo que estaba viendo, había demasiada gente para haber los coches que había en el parking, de dónde salió la gente, vino por el carril bici que hay al lado de la carretera, me pregunté. No salía de mi asombro y maldecía cuarenta veces la tumba de ése llamado Jesús que tantos seguidores tenía sin haber hecho nada en su vida, vida que no tuvo en mi opinión y que no es más que un engañabobos; subí en las escaleras mecánicas hasta la planta en la que estaban las películas, para echar un vistazo, los CDs para comprar un disco de un grupo que me gusta y un libro, libro el cual quizás no me comprara a no ser que en ese preciso momento me entraran ganas por leer, cosa probable que duraría dos semanas contadas. Después de rebuscar una película que no encontré y mirar libros que no me animaban a leer en absoluto me lancé al pasillo camino las estanterías de los CDs, ya había visto que de tres cosas que venía a comprar quizás sólo me llevara una, quizás, y así fue, nada más mirar lo encontré, me dirigí a una caja para pagar dicho artículo, una no muy alta persona que estaba en el mostrador la cual me daba la espalda me atendió al decir un tímido: ‘’Perdone…’’, para mi sorpresa, se trataba de una joven, morena de ojos marrones claros, con labios sensuales y bonita nariz, la cuál era muy simpática. En ese preciso momento volví a maldecir mi suerte, estaba en un centro comercial y no en una tienda de barrio en la que podría pasarme a diario, o tres o cuatro veces a la semana para ganarme la confianza de aquella moza. Ya dirigiéndome a la salida y pensando en la mala suerte que tenía me pispé de que no había nadie, dónde se habrán metido todos, me pregunte sin obtener respuesta. No tenía ni idea de dónde podrían estar, y a escasos metros de pasar la puerta de salida y entrar al parking tampoco tenía idea de por qué había tantos coches en el parking cuando antes había cuatro mal contados, todos los coches vacios y para colmo tuve que hacer malabarismos para entrar en el coche, pues el dueño fantasma del coche de al lado lo pegó a traición. O no, pero lo pensé aún sabiendo que ese hombre ó mujer no me conocía de nada, pero me lo tomé como algo personal y no pude evitar escupirle un bonito y agradable escupitajo en la ventanilla izquierda al bajar yo la mía para que entrara algo de aire en mi vehículo, ya algo más tranquilo encendí el motor, las luces de posición que más tarde apagaría al salir del parking y la radio, así se haría más ameno y podría ir tarareando la canción que gusta. Ya no quedaba nada para llegar a casa, estaría a algunos minutos para llegar, cojo la salida que me deja más cerca para no dar muchas vueltas, visto lo visto no querría maldecir una vez más a ése llamado Jesús, qué culpa tendría él, me pregunté a mí mismo de forma retórica…
Me encuentro en la puerta del garaje, se abre lentamente, y accedo al garaje, aparco en mi plaza mientras la puerta va cerrándose… tan lentamente que después de apagar la radio, apagar las luces, apagar el motor y cerrar el coche aún tuve que ayudarle a cerrarse por completo, por ahí no entraría ni un mísero gato pero sería muy mala suerte que entrara alguien y le robara el coche al amable vecino con el que me crucé esta mañana cuando salía de casa. Estaba convencido de que era un dejavu, según iba subiendo las escaleras por las que bajé esta mañana cuando me encontré al vecino me percaté de que él bajaba, volví a maldecir a ése amiguete mío, ya no fue algo hecho apropósito, lo acabé cogiendo por costumbre en lo que llevaba de día. Subo a casa, dejo el CD en la estantería en la que estaban todos mis CDs de música colocados por orden alfabético y enciendo la cadena para ver si el disco tiene más canciones buenas y no sólo la que publicaban en la radio, me tumbé tranquilamente a escucharlo y no me equivoqué, el disco estaba bastante bien, aún era pronto, no eran ni la una del mediodía y puestos a estar tranquilos decidí afeitarme y darme una ducha rápida. Me aplico espuma por la cara, preparo la cuchilla, debía cambiarla si quería afeitarme y no simular un afeitado, estaba seguro de que si no la cambiaba sólo quitaría la espuma y dejaría todas las malas hierbas por cortar y no era plan de malgastar espuma, realmente no era cara pero ya puestos a afeitarse mejor acabar lo empezado, me afeito y noto la pequeña brisa que había en el baño, me paso la mano y era aspero pero me gustaba el tacto, acto seguido me metí en la ducha.
Aún estoy secándome mientras oigo el teléfono no una, sino dos veces, maldecí otra vez a mi querido amigo, no quería salir empapando el suelo para que luego fuera una teleoperadora con acento peruano que tanto detestaba, no sé quién las contrataba pero sería un poco lerdo, no hay quién entienda qué dícen al llamar, encima de malgastar tu tiempo en coger el teléfono aún tienes que oír psicofonías.
Tras colgar el teléfono y dejar la toalla encima de la cama que más tarde echaría a lavar, me voy a hacer la comida, no me apetecía pero ya puestos por qué no, algo habría que comer y cuanto antes lo haga mejor, pensé. Enciendo la plancha y pongo a los dos minutos un filete de pollo bastante grande con dos pares de salchichas, por desgracia para mí, tenía el ventanal abierto y una vecina del portal de al lado estaba dando por saco contando sus penas a la maruja de debajo de mí y ya de paso, para coger audiencia y subir su ego me empezó a contar a mí su vida, que si su hijo mayor se casó con una mujer inmigrante, que si su hija llegaba tarde a la noche y no sabía con quién iba… preocupaciones que a mí me daban exactamente igual, yo solo me preocupaba por hacer mi filete y mis salchichas lo antes posible y así aprender la lección de no abrir la ventana entera al estar la vecina ahí. Acabé de hacer mi comida y directamente la puse en un plato que tapé con otro y la dejé sobre la encimera, aún no tenía hambre y pensé en encender la tele y no lo pensé otra vez. Encendí la tele y me quedé atontado mirándola sin saber exactamente qué estaba viendo, no le hacía el menor caso.
Mierda, pensé. Me había quedado dormido mientras veía la tele sin verla, realmente estaba pensando en mi mundo hasta que me quedé dormido, eran las 19:11, aún no había comido y dormí demasiadas horas de siesta como para haber dormido bien la noche anterior, así que ya puestos, comí el filete y las salchichas y ya decidí no cenar nada.
Nada más acabar de comer me tiré en el sofá, empecé a soñar despierto pensando en todo lo que tenía que hacer la semana que comenzaba en sólo unas horas y me entraba una desgana bastante considerable. Decidí levantarme y ordenar la habitación del ordenador, a decir verdad no había nada interesante ahí pero quizás encontrara algo que buscaba de hace tiempo o algún recuerdo sin más. Limpié cajones, altillos, armarios, rebusqué en cajas donde tenía libros y películas y no encontré nada interesante, no buscaba nada, sólo limpiaba y miraba qué cosas tenía guardadas, después de tanto hacer tiempo para que llegara la hora en la que empezara la serie de televisión y se hacia eterno.
Tras la larga espera ya empezaba la serie, lo estaba deseando, pensaba ‘’por fín, ya se acaba la semana y se acaba como a mí me gusta’’ rebosaba de alegría aunque no mostrara ningún gesto de ello, pero no podía más, estaba cansado, agotado sin saber de qué, según veía la tele la imagen iba haciéndose borrosa y todo daba vueltas, no sabía que pasaba, si me iba a dormir o si directamente me estaba muriendo, aún no sabía que pasaba y pensé, por un último momento que no lo sabría nunca, y así fue…