Vanel - Capitulo 1 (recomendado)

Wenas, es tan solo el capitulo 1. Tb está para descargar, pero me parece que así la gente la leerá más. Dadme vuestra opinión. Seguirpe poniendo los cápítulos, que ya los tengo echos

CAPITULO 1

- ¡Rápido! ¡Rápido!.- pensó Vanel
Su corazón latía fuerte. El cielo azul, sin una nube, contemplaba tranquilo la extraña imagen. Abajo, en la ladera de Tangia, un Manun corría sin parar, escapando de algún tipo de criatura que le estaba persiguiendo.
Y ese Manun se llamaba Vanel
- ¿Me seguirá persiguiendo?.- Los pensamientos de Vanel pasaban por su cabeza a toda velocidad. Pero no paraba de correr. ¿Cómo iba a parar?. Detrás suyo había algún tipo de monstruo, corriendo para atacarle, o algo peor. Vanel ni lo sabía, ni realmente le importaba. Sólo correr, correr era el pensamiento más claro que tenía.
Vanel giró un instante la cabeza, sin parar. Fue sólo un momento, lo suficiente para comprobar que dos ojos rojos y brillantes se acercaban cada vez más. Le hubiera gustado detenerse para mirar que tipo de monstruo era, pero su cerebro le indico que no era una buena idea.
- ¿Dónde estará mi espada?.- se preguntó.
Vanel tenía una espada. Era una espada pequeña, algo vieja, que le había regalado su padre cuando tenía trece años, antes de entrar en el colegio. Pero de que serviría una vieja espada contra una masa de carne de diez toneladas.
La masa de carne rugió. El gruñido entró por sus oídos como una aguja que atraviesa la piel. Vanel dio un respingo. Y empezó a correr más rápido. Al menos lo intentó. La punzada que tenía en el costado le dolía cada vez más. Las piernas empezaban a resentirse y una gota de sudor resbaló por la frente, provocándole un intenso picor. Pero no podía pararse, se jugaba mucho, todo. Además, sabía perfectamente hacia donde se dirigía.
- ¿Por qué esto me pasa a mí?. Le podría haber pasado a Rogan o a Flash.- Los pensamientos de Vanel intentaban acordarse de sus amigos. Rogan era el más inteligente y seguro que se le ocurría algo para escapar de esa situación. Flash siempre sacaba buenas notas en las pruebas físicas de velocidad y seguro que hubiera llegado a su casa hace 20 minutos y estaría sentado en el sofá, pensando en cómo contarle esta aventura a sus amigos.
Pero Vanel ni era inteligente ni corría rápido. De hecho, era más bien patoso. Todos sus amigos pasaron por su mente en un momento, como en las películas, cuando los personajes van a morir y piensan en esas cosas.
Otro rugido de la masa le despertó de sus pensamientos, pero fue un rugido algo extraño. Parecía que decía: Vanel.... Vanel....
- ¿Vanel?. ¿Cómo sabía el monstruo que ese era su nombre?.- Sus problemas parecían solucionarse cuando en el horizonte de la ladera empezó a verse el Centro de Control. Hacia allí se dirigía, por supuesto. Era el lugar desde donde se controlaba la seguridad de la ladera y siempre había un par de vigilantes, armados con pistolas C-7.
- Ya falta poco.
Vanel se animo un poco, aunque sus piernas estaban ya doloridas y sentía un agotamiento tan grande, que no le hubiera importado enfrentarse con el monstruo y morir para descansar
- ¡Socorro! ¡Ayudadme!.- gritó con la esperanza de que los vigilantes le oyeran y salieran para ayudarle. Pero cuanto más se acercaba, más se daba cuenta de la realidad: El centro estaba vacío, no había nadie. Y sentía el aliento de aquella criatura en su cuello.
- Mierda.- Se lamentó cuando tropezó con una raíz de un árbol, que se había salido del suelo. Vanel cayó y sintió un fuerte dolor en el brazo.
Ya en el suelo se dio la vuelta para ver a su enemigo, el que probablemente acabaría con su vida en cuestión de un instante. Era un targo, un toro de los desiertos. Había estudiado a los targos en clase, pero no podía imaginar que vivieran en la ladera de Tangia.
El targo frenó y miró con sus ojos rojos y brillantes a Vanel. En ese momento empezó a preguntarse algunas cosas: ¿Desde cuándo había ido él a la ladera?. ¿Desde cuándo había targos fuera de los desiertos?. ¿Desde cuándo los rugidos decían Vanel...?.
Al monstruo parecía no importarle que las preguntas del Manun quedaran sin respuesta, porque empezó a correr hacia él y lo embistió. ¡POM!
Sintió un golpe contra en el suelo y se quedó tumbado, con la espalda dolorida y los ojos cerrados.
- ¡Qué suelo tan duro!.- pensó.- ¿Y por qué no estoy muerto?
- Vanel, déjate de chorradas.- gritó su madre desde el pasillo.- Vas a llegar tarde otra vez
Vanel abrió los ojos y se encontró con su habitación. Se había caído de la cama. Tan sólo había sido un sueño, una pesadilla, más bien. Sin embargo, le dolía la espalda del golpe. Se levantó del suelo y se frotó los ojos. Bostezó.
Mientras salía de su cuarto, una sonrisa se le iluminó en el rostro.
- ¡Qué historia tan buena!. Se la contaré a mis amigos en el colegio, o quizás la escriba. ¡Ya veremos!