Vaskarad, el eterno. Capítulo 8: Legión

CAPITULO 8: Legión.

Más de medio día fue necesario para que la tropa saliera del desfiladero. Desde donde se encontraban el paisaje era de una belleza sobrecogedora. Las vastas praderas de cultivo ondeaban al viento como un mar de vegetación cubierto de olas plateadas. Detrás de los prados se alzaba el majestuoso castillo, cuyas dimensiones empequeñecían la gallardía de cualquier torre de asedio. Las piedras eran de tonos grisáceos, castigadas durante años por el viento y la lluvia. Sobre las almenas ondeaban banderas bicolores con el escudo de armas de la nación. Aún más atrás se podía contemplar una cadena montañosa cubierta de nieve en sus cumbres. El viento helado azotaba la cara de Vaskarad.
-Bien, es allí- pronunció el líder,- Fidar organiza el ala derecha, ¡el castillo caerá antes del anochecer!
Los cadáveres reaccionaron al unísono ante el vigor de sus palabras con gemidos funestos. Algunos levantaron sus armas en dirección a la muralla y otros siguieron avanzando. La hierba les llegaba hasta las rodillas donde chocaba con sus andrajos produciendo un ruido sordo. Detrás del batallón solo quedaba un rastro de hierba pisoteada y cubierta de restos orgánicos. Vaskarad comandaba sus huestes montado en aquel caballo espectral, que pateaba la hierba con fuerza mientras resoplaba las briznas que se introducían por sus fosas nasales.
Los vigías pudieron contemplar como cerca de setecientos efectivos se acercaban de forma implacable a sus murallas. El portón levadizo comenzó a deslizarse lentamente, rugiendo con un sonoro traqueteo metálico. Justo detrás esperaban formadas las tropas de caballería. Relucientes guerreros acorazados de pies a cabeza. Sus monturas salieron con un trote ligero con toda la elegancia que las pesadas bardas de tela les permitían. Detrás de ellos la infantería procedió a abandonar la fortaleza. Alabarderos, espaderos y lanceros desfilaban bajo la sombra de los estandartes. Entre ellos cabalgaba Lady Irine sobre un corcel blanco ataviado con media barda delantera. Una armadura ligera cubría sus formas y sedas blancas ondeaban desde las placas de metal que protegían sus hombros. El casco era de diseño sencillo, más parecido a una diadema que a un elemento protector, permitiendo que el pelo se deslizara hasta la espalda, donde descansaba la espada de su padre.
Stiers no se encontraba entre el grupo que lentamente se desplegaba a lo largo de todo el frente de las murallas. Ni él ni sus monjes guerreros habían hecho acto de presencia todavía y eso era algo que inquietaba a la princesa.
En apenas unos minutos más de quinientos hombres del ejercito de Hatternich cubrían la entrada. En el centro la caballería pesada sujetaba con fuerza las bridas de los caballos mientras mantenían las lanzas enarboladas. Un núcleo de espaderos les acompañaba, hombres duros acostumbrados al combate cercano a los que su predilección por combatir sin escudo les había granjeado una reputación terrorífica. Lady Irine se encontraba junto a estos, flanqueada por dos de sus escoltas personales también montados a caballo.
A los lados aguantaban la posición los alabarderos en largas filas de a cinco. Aquellas armas permitían repeler una carga del enemigo y a la vez contraatacar con el filo que acompañaba a la punta de lanza. Por delante de todos dos hileras de lanceros cubrían la totalidad del frente. Ellos serían los primeros en recibir el envite enemigo y posiblemente los primeros en caer pero el orgullo que hinchaba sus corazones bastaba para que no abandonaran la posición. Por detrás de todos ellos, desde las almenas, los arqueros esperaban el momento de rasgar el viento con sus flechas. La caballería ligera aguardaba todavía dentro del castillo.
-¡Soldados!- resonó como un trueno la voz de Irine, -el enemigo que tenemos delante no es solo peligroso por su maldad, sino por su apariencia. Recordad que aunque veáis a vuestros antiguos camaradas esgrimiendo un arma hacia vuestro cuello, ya no son ellos, no son más que marionetas al servicio de un hombre.
Todas las miradas se encontraban clavadas en tan esplendorosa figura, que impartía ánimos con una habilidad innata. Gestos de asentimiento y aprobación le indicaban que la moral de sus hombres no sería el punto débil de su fuerza de combate.
-Seguid mi espada y os conduciré a la victoria- al acabar de pronunciar esta frase desenfundó el arma de su padre y apuntó hacia la triste legión que cada vez se encontraba más cerca. Un coro de voces dio por terminada la arenga.

Sin prestar demasiada atención al bando enemigo, Lord Vaskarad cabalgaba con la mente nublada de recuerdos. Sus ojos se mantenían fijos en los estandartes rivales y apenas ejercía fuerza sobre las riendas de la pesadilla. Su ejercito se encontraba menos organizado, no era más que una marea de deformes conatos de hombre que avanzaban con un ansia de sangre perpetua en sus bocas. Aquellas cosas comenzaban a mostrarse excitadas ante la inminente batalla y su señor no hacía nada por calmarles. Casi sin darse cuenta estaba empuñando su terrible hacha de doble filo mientras apretaba los dientes causando un sonido desagradable. Detrás de él, un grupo de caballeros funerarios le seguía montado en los corceles de la tropa exploradora, bestias con los rostros descarnados a mordiscos y las vísceras volcadas millas atrás.
-¡Cargad!¡Cargad!¡Cargad!
Aquellas palabras provocaron un aumento de la actividad de los difuntos, que vieron como sus cuerpos se revitalizaban con la energía arcana de su invocador. Saturados como estaban de poder mágico comenzaron a avanzar entre la hierba de modo constante, dando largas zancadas. La caballería arrancó de improviso el trote despedazando el terreno de cultivo en grandes terrones de tierra que salían despedidos tras los cascos de los animales. Vaskarad espoleó los flancos de su montura y enseguida se situó a la cabeza de sus tropas montadas.
Un grito de ardor guerrero resonó en el lado opuesto del campo de batalla. La caballería pesada acababa de ponerse en movimiento seguida de los lanceros. Las armas se encontraban ahora apuntando directamente hacia el contingente enemigo, tanto las de unos como las de otros. Poco a poco el perfil de los dos ejércitos fue definiéndose. Lady Irine se encontraba en el centro de la briosa caballería pesada con la mirada puesta en la cabecera enemiga.
Por un instante el tiempo pareció detenerse, acaba de ver al comandante invasor. Era un hombre grande y robusto, con el pelo blanquecino y alborotado. Empuñaba un hacha desmesurada y vestía un largo abrigo de pieles. Su rostro era inhumano, con las facciones deformadas por el odio y un brillo antinatural en los ojos. Un escalofrió recorrió la espalda de la joven, que por un momento se vio desmesurada por la maldad que emanaba aquel ser.
-¡Vaskarad!- elevó su voz por encima del ruido de los cascos –voy a acabar con tu penosa existencia.
Apenas veinte metros separaban las dos unidades de caballería que, al contrario que el resto del ejercito, entrarían en combate en unos instantes. El hombre alzó la cabeza lanzando un rugido y miró a lo que parecía ser una doncella guerrera con ganas de poner fin a su vida.
-¡Serás la primera en regar este filo, niña!- un nuevo rugido animal surgió de su garganta mientras giraba el hacha en amplios círculos. Las lanzas de muertos y vivos se cruzaron con la misma rapidez que se extingue una chispa.
Bien, bien, bien, la historia muy bien y tal y cual, la narración como de costumbre bien, pero supongo que comprenderás que de no ser por la distancia ahora mismo estarías recibiendo unas "amistosas"[sati] felicitaciones por haber cortado ahí el capítulo. TÍO RATAAAAAAAAA
Cragor tiene toda la razón... menuda forma de cortar el capítulo [enfado1] [enfado1] [enfado1] [enfado1] pero bueno... gajes del oficio de lector asiduo :(

Por lo demás... me ha encantado la descripción de la pre-batalla, y como dan ánimos y se preparan para la lucha.

A ver que pasa en el siguiente... que hoy no voy a poder dormir pensando en qué pasará en la lucha ;)
Que se le va a hacer:)

Tened en cuenta que llevo muy poco escribiendo, y para mantener un nivel de calidad mínimo en el relato los tengo que pulir mucho.
Asi que nada, os aguantais que para el proximo si que habra palos para todos. Si sois buenos a lo mejor lo subo un poco antes de una semana:P
Gracias.
En tu linea. [ok]
Por lo demás, totalmente de acuerdo con los infames. cawento
4 respuestas