Vodka
Todo empezó con la conciencia devolviéndome a la realidad, el impacto fue terrible, había salido del mundo de mis sueños y ahora me encontraba perdido, con algo gris y pegajoso creciendo en mi cabeza como una cruel enredadera de espinos. No tarde en reconocer esa familiar sensación, era la resaca, ahora palpitante y oscilando como una gigantesca campana de bronce, golpeando mi cabeza una y otra vez.
Mi capacidad de medir el tiempo estaba totalmente inutilizada por mi nueva amigo, él hacia sonar la campana en mi cabeza. No puedo saber cuanto tarde en recuperar levemente algunos de mis sentidos, pero mis ilusiones no tardaron en disiparse. Súbitamente algo se rompió en mi cabeza, cuando un ruido ensordecedor desgarraba los hilos de mi maltrecha conciencia. No pude evitar sentir lastima de mi mismo, en otro tiempo levantarme de la cama, abrir la ventana y chillar alguna sutileza contra la profesión de la madre del motorista que había hecho añicos mi cabeza, no era algo fuera de mi alcance. Ahora estaba demasiado ocupado intentando quitarme las legañas sin arrancarme ninguna pestaña.
Cuando conseguí medio abrir un ojo, el mundo dejo de girar y se despejaron las neblinas comencé a plantearme la dura tarea de levantarme, la experiencia me decía que mi nuevo amigo, el que crecía lentamente en mi cabeza no me lo iba a poner nada fácil. Un minuto después y tras varios intentos totalmente infructuosos, a mi fuerza de voluntad se le quitaron las ganas de convertirme en un héroe y hacerme llevar mi resaca con un poco de dignidad, aun así no dude en felicitarme a mi mismo por tomar la decisión de tumbarme otra vez, dormirme y ya me levantaría cuando tendría ganas. Pero mi amigo palpitante volvió a ganar la partida, estaba claro que la posición horizontal no le gustaba demasiado y se dedicaba a convertir mi cabeza en una batidora cada vez que cerraba los ojos, mantenerlos abiertos fue una estupidez más, el mundo seguía girando.
Con una nada despreciable cantidad de esfuerzo me incorpore, en ese momento mi amigo decidió concederme varios regalos, el primero fue cansarse de las vueltas, como compensación no tuvo ningún reparo en instalar un bonito dolor de cabeza en los añicos de cabeza. El segundo fue el don del olfato, que me permitió descubrir que era posible olerse a uno mismo y darse asco, un extraño perfume a alcohol, sudor y una serie de cosas no identificadas que por supuesto no me apetecía en absoluto descubrir lo que eran, inundo mi olfato, estaba claro, me esperaban unas bonitas horas. Como extra fui consciente de la situación de que mi lengua se había convertido en una asquerosa esponja que luchaba por salir de mi boca, al parecer le quedaba pequeña.
Curiosamente el levantarme desato en mi algo totalmente inesperado, de los añicos de mis recuerdos de la noche pasada, dos trozos se juntaron inesperadamente. Por un momento algo parecido a un recuerdo parpadeo en mi memoria, estaba muy lejos de llegar a recordar algo, pero por alguna razón eliminar algunas lagunas de mi noche anterior ascendió de forma vertiginosa en mi lista de prioridades. En cualquier caso existían una serie de tareas que requerían de mi inmediata atención, empezando por detener ligeramente las palpitaciones que convertían el interior de mi cabeza en un torbellino de ideas confusas, y una mucho más importante, mi vejiga estaba apunto de amotinarse.
Una vez más de forma extremadamente lenta, inicie un proceso lastimosamente sencillo, me puse de pies, contemplarme a mi mismo con la luz encendida era más horrible de lo que esperaba, los pelos del brazo estaban pegajosos, no quise pensar en que podía haber caído allí, al menos por el momento. Al pensar en que todavía tenia que verme la cara casi consigo sonreír. Busque lentamente algún estigma adicional, era la mejor forma de irme reconciliando con mi memoria. No encontré nada más con la notable excepción de que mis calzoncillos estaban rotos, solo se sostenían por un pequeño hilo en el lateral, estaban rasgados, una vez más decidí que debía meditar sobre ello.
Salí de la habitación, al encontrarse con la luz del día mi amigo adquirió nuevas energías, al menos suficientes para dedicarse a nublar otra vez mi escasamente recuperado sentido de la vista, a duras penas conseguí avanzar, mi lista de calamidades se vio engrosada cuando llegue cerca del baño, detrás de la cara de mi madre, pude observar la silueta de varias personas, mi maltrecha memoria los reconoció como familiares, la maquinaria de mi cabeza, comenzó a trabajar lenta y dolorosamente. Unos segundos después de conseguir articular un miserable intento de “buenos días”, que posiblemente sonó a gruñido de reptil, me di cuenta de que estaba en calzoncillos, rotos por cierto, delante de varias personas algunas no identificadas, y que además estaban comiendo.
Como primer triunfo personal del día, conseguí llegar al baño, mi vejiga no tardó demasiado en agradecerlo, la resaca había remitido un poco. El momentáneo alivio, se vio rápidamente desecho, contemplarme en el espejo fue peor de lo que me imaginaba, no solo ostentaba un aspecto puramente asqueroso, tenía un ojo morado y un horrible moratón en el cuello. Mi memoria me obsequio con un nuevo recuerdo, yo chocando de frente con la maquina de preservativos del baño de aquel antro en el que estuve anoche y quejándome de que me dolía el ojo. Fue entonces cuando supe que las horas siguientes iban a pasar de malas a muy malas.
Pase otra vez por la temida habitación en la que se encontraban más personas de las que me gustaría, esta vez conseguí articular unas palabras, me congratule a mi mismo, cuando me preguntaron por el ojo fui capaz de inventar una excusa casi convincente, un borracho había abierto bruscamente la puerta de un bater y me había pegado un golpe, el maratón había pasado desapercibido, no podía contar con ello por mucho rato más. Antes de dejarme ir a recuperar parte de mi ropa y mi dignidad, alguien no identificado no pudo resistir la tentación de preguntarme si iba a comer con ellos, al parecer me habían estado esperando. Conteste con un gruñido mientras comprendía que no tenia ni idea de la hora que era. Por otra parte al pensar en comida mi amigo me obsequio con una serie de sensaciones en cadena extrañamente calificables, que iniciaron una tormenta en mi estomago.
En mi habitación las cosas una vez más tomaron otro color, la sensación de necesidad de recordar algo de antes, ahora era una necesidad. Entre monedas, carné y demás utensilios más bien inútiles que pude localizar en mis bolsillos, me llamo la atención un papel plateado y grueso, más de cerca no cabía ninguna duda, era un condón, a pesar de mi estado y que la resaca me hacia difícil pensar no tarde en asociarlo con el ojo morado, no obstante esta vez ningún flash back me aclaro nada, como compensación, una serie de preguntas me asaltaron, de entre todas destacaba una que venia a preguntar el motivo por el cual yo debía llevar eso en el bolsillo, de haber estado en un estado no definible como semi-comatoso, es posible que pensaría lo más lógico.
Los momentos siguientes sirvieron para recuperar parte de mi dignidad, de poco sirvió, los nuevos indicios provocaron un aumento de la turbación en mi cabeza cuyo resultado obvio fue que mi resaca adquiera un nuevo nivel de protagonismo, sumido de nuevo en las oscuras tinieblas empezó una nueva fase, más conocida como, La Purga.
Inevitablemente, en el comienzo de esta fase todo mi sistema digestivo tomo vida propia y se transformo en un horrible gusano retorciéndose y convulsionándose, las súbitas sacudidas de mi organismo enseguida provocaron mi reacción lógica, no dude en hacer un juramento que afirmaba mi negativa a ingerir cualquier tipo de alcohol, pobre de mi, yo iluso no dude en creerlo.
Una vez más, tome conciencia un nuevo dato, eran las tres de la tarde, me percate de nuevas lagunas mentales en mi mente, no recordaba cómo había llegado a casa, mucho menos el cuándo.
Con mi capacidad del habla notablemente recuperada, fui capaz de declinar amablemente la posibilidad de comer algo, no obstante cuando tome la decisión de ingerir algo liquido mi estomago no se amotino, mientras llenaba el vaso una nueva revelación se hizo clara en mi cabeza.
Fue mientras el vodka, derretía los hielos la observe por primera vez, lo que no tenia de guapa mi anterior copa de vodka se lo hacia ganar en encanto. Recordé como cuando la observe caminar pude deducir que la copa que estaba pidiendo no era la primera, en cualquier caso la media melena pelirroja que lucia basto para que el efecto de mi anterior copa de vodka desechara los demás detalles.
Un súbito movimiento de mi estomago confirmo mis temores, mi amigo, el resaca, había estado conspirando entre las sombras, mis piernas respondieron con sorprendente rapidez, la suficiente para que unos minutos después acabara arrodillado delante del trono blanco con las manos en el estomago y preguntándome como con un simple vaso de agua me las arreglaba para expulsar tanta cantidad y tan asquerosa, de una sustancia no identificada proveniente de mi estomago.
Tras concluir el ritual ante el aclamado trono blanco, la fase de La Purga estaba por la mitad, el final de mi tormento se acercaba cada vez más, pero me quedaba mucho camino por recorrer.
En fin aqui un nuevo relato sobre una tematica que nunca habia escrito, la idea es leerlo pensando que en un narrador con la voz y el tono del narrador del discworld noir (lo se es muy retorcido pero me gustaba asi).
Saludos y gracias por vuestro tiempo.