Se comprueba una vez más lo retrogrados y oscurantistas que son los de VOX. En esta ocasión con el tema de la idoneidad de dar en adopción niños a parejas homosexuales.
"Hay un niño que no lo adoptan, que no lo quiere nadie y lo van a adoptar dos homosexuales, yo les aplaudo. Pero creo que es preferible pudiendo elegir, que un niño esté conviviendo con un padre y una madre."Santiago Abascal, octubre de 2019, en "El Hormiguero".
"Los estudios de adopción en parejas homosexuales: mitos y falacias"Joki Irala y Cristina López del Burgo
Cuadernos de Bioética, vol. XVII, núm. 3, septiembre-diciembre, 2006, pp. 377-389
Asociación Española de Bioética y Ética Médica
Murcia, España
El primer trabajo de revisión que vamos a comentar es el de George A. Rekers, profesor de Neuropsiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad estadounidense de Carolina del Sur. El informe, titulado «Review of research on homosexual parenting, adoption and foster parenting», se basa en la revisión de unos 270 estudios y textos.
Las conclusiones de esta revisión son las siguientes1. Los niños y niñas adoptados o en custodia en hogares de acogida presentan una mayor frecuencia de problemas psicológicos y de conducta que los niños y niñas de la población general (por ejemplo, ansiedad y depresión por el proceso de separación de sus seres queridos, fallecimiento de padres, problemas emocionales por el abandono o los abusos, etc.). Padecen, además, las tensiones propias de las necesarias intervenciones oficiales (contacto con cuidadores y agencias de adopciones, adaptación a nueva familia y entorno, etc.). Por ello, las autoridades tienen la obligación de eliminar cualquier riesgo adicional de factores estresantes, de fuentes de inestabilidad familiar o de privaciones evitables.
2. Investigaciones empíricas y experiencias clínicas demuestran que los hogares con adultos que tienen relaciones sexuales de tipo homosexual introducen inherentemente más factores estresantes a los niños y niñas adoptados porque estos adultos presentan más problemas psicológicos, como la ansiedad, la depresión, ideas e intentos de suicidio, suicidio y desórdenes de la conducta. También se dan con mayor frecuencia el abuso de sustancias y la violencia en la pareja. Son sustancialmente menos estables que las familias heterosexuales y privan a los niños y niñas de los benefi cios de tener padres relativamente mejor ajustados desde el punto de vista psicológico y de los benefi cios de tener una fi gura paterna y materna. Padres y madres, tanto por separado como conjuntamente, contribuyen de manera positiva y única en el bienestar de los hijos. El tipo de hogar que presenta la mayor probabilidad de ser menos estresante y más seguro yestable para la custodia de hijos es el de un matrimonio casado desde varios años y declarado idóneo.
3. Los estudios cuantitativos publicados en la actualidad para comparar la paternidad de tipo homosexual con la de tipo heterosexual no investigan las defi ciencias estructurales de los hogares de parejas del mismo sexo ni el efecto del estrés y del posible estigma sobre los niños y niñas. Algunos estudios cualitativos valoran algunas variables como el estrés, la pérdida de amistades o los problemas de aceptación de la homosexualidad de sus padres, pero lo hacen desde la perspectiva subjetiva de los niños y niñas. Los estudios cuantitativos que concluyen que no existen diferencias entre estos dos modelos de hogares son inadecuados para justifi car las leyes favorables a la adopción por parejas del mismo sexo porque adolecen de los problemas y sesgos que hemos señalado anteriormente.
4. Es posible que algunos argumenten que una pareja concreta de personas con sentimientos o actividad homosexuales pueda, en ciertas circunstancias, ofrecer a los niños y niñas una función parental satisfactoria o equivalente. Aunque esto se pudiera demostrar empíricamente, sería más bien una excepción y no lo habitual. No hay que olvidar que la promiscuidad se describe más como la norma que la excepción en la homosexualidad, hasta el punto que algunos autores la consideran más bien intrínseca a la homosexualidad. Por lo tanto, poner a un niño o una niña en esta situación seguiría planteando el problema de exponerlos al riesgo de una mayor inestabilidad de la pareja y a la privación de los benefi cios de tener un padre y una madre, situaciones que son inherentes a un hogar de adultos con actividad homosexual. Además, se podría argumentar, por analogía, que una pareja de jóvenes recién casados con 18 años, o un hombre de 95 años pudieran constituir también equivalentes parentales satisfactorios para un niño que necesita ser acogido. Sin embargo, los riesgos inherentes a la estructura de estos hogares justifi carían las leyes que prohibiesen estas adopciones.
5. La exclusión de parejas con actividad homosexual no se hace en función de un deseo de discriminación contra un grupo de personas sino basándose en que la estructura inherente de su hogar supondría una desventaja indebida, un factor estresante adicional y un perjuicio a los niños y niñas adoptados que solamente se puede evitar denegándoles la posibilidad de adoptar.
La segunda revisión que vamos a comentar es de Fontana y colaboradores, titulada: «No es igual". Informe sobre el desarrollo infantil en parejas del mismo sexo». Es una revisión publicada en 2005 y que incluye unos 250 estudios. Llega básicamente a conclusiones similares a las de Rekers, tanto en lo referente a los problemas metodológicos de los estudios como a los desenlaces observados en los niños y niñas criados por parejas del mismo sexo en comparación con los que crecen con matrimonios heterosexuales estables. Los desenlaces encontrados en los niños y niñas que viven en hogares con parejas del mismo sexo son los siguientes:
1. Son más frecuentes los problemas psicológicos como la baja autoestima, el estrés, la inseguridad respecto a su vida futura en pareja y a tener hijos, el trastorno de la identidad sexual, el rechazo del compañero o compañera del progenitor con sentimientos homosexuales como figura materna o paterna y la preferencia por vivir con el otro progenitor.
2. Son más habituales también los trastornos de la conducta como la drogodependencia, la anorexia y la bulimia y el fracaso escolar, incluyendo el peor comportamiento escolar.
3. Con mayor frecuencia sufren experiencias traumáticas como la ruptura de la pareja o los abusos sexuales paternos. La presencia de una orientación sexual de tipo homosexual es 8 veces más frecuente que la media.
4. Merece especial atención el estudio realizado por F. Tasker y S. Golombok en 1997, por ser el único estudio en el que se realizó un seguimiento de los niños y niñas biológicos de lesbianas desde su infancia hasta la edad adulta (con una edad media fi nal de 23,5 años). Los hijos de lesbianas tuvieron una mayor frecuencia de: algún tipo de atracción sexual por el mismo sexo, considerar tener una relación sexual de tipo homosexual, tener de hecho relaciones sexuales homosexuales y tener de hecho una orientación sexual de tipo homosexual o bisexual.
Valoración de estudios recientesCon posterioridad a las revisiones comentadas anteriormente, se han publicado 3 estudios sobre este tema, cuyas características más relevantes se presentan en la tabla 1. Al valorar estos tres estudios, se puede concluir que adolecen una vez más de los problemas habituales señalados antes. Los estudios de Wainright y cols.5 y de McCallum y Golombock6 tienen tamaños muestrales insufi cientes para realizar los análisis estadísticos que permitan ajustes por variables de confusión, por lo que sus conclusiones de «ausencia de diferencias» son inválidas. Además, estos dos trabajos se basan en informaciones auto-referidas, utilizan grupos de comparación inadecuados y trabajan con niños que deberían seguirse durante más tiempo para observar algunos desenlaces importantes para esclarecer mejor la idoneidad de adoptan-tes del mismo sexo. El estudio de Bos y Cols utiliza una muestra mayor de niños y niñas, pero no se estudian variables que son importantes a la hora de valorar este tipo de entorno familiar (por ejemplo, la integración social, los resultados académicos o la orientación sexual de los adoptados), en parte porque son niños y niñas jóvenes (rango de edad: 4-8 años), en los que sería necesario un seguimiento más largo para valorar algunos de estos desenlaces importantes. Según los criterios de calidad de la medicina basada en la evidencia, comentados al inicio, estos tres trabajos reciben una califi cación global de «calidad pobre».
DiscusiónEs frecuente el argumento de que hay
parejas de heterosexuales que no son idóneas para ser padres adoptivos o que hay parejas heterosexuales que abusan de sus hijos. Sin embargo, estos hechos condenables no prueban de ninguna manera la idoneidad de las personas con sentimientos y actividad homosexual para las adopciones. Por el contrario, se debería examinar y contrastar la evidencia científi ca existente sobre la frecuencia de dichos problemas en un tipo u otro de parejas sin utilizar argumentos demagógicos.
Hasta prueba de lo contrario, y a igualdad de otras consideraciones, es decir, asumiendo que comparásemos a grupos que estuvieran en parecidas circunstancias como las económicas, de educación, etc., los estudios sugieren que la mejor opción para un niño sigue siendo una pareja heterosexual establemente comprometida en el matrimonio. A juzgar por los datos encontrados en
la literatura científica, no parece prudente aventurarse en el terreno de la adopción de niños y niñas por parejas del mismo sexo cuando existen muchas listas de espera de parejas heterosexuales idóneas para la adopción. Es tan importante esta cuestión que hay países en los que, aunque se ha legalizado la unión entre personas del mismo sexo, no se les permite adoptar a niños y niñas. No parece que la mejor opción para niños y niñas huérfanos sea el ser adoptados por personas que pudieran tener un desarrollo inadecuado de su identidad sexual y donde la monogamia es más excepcional que habitual, siendo la estabilidad un factor importantísimo para el buen desarrollo de cualquier niño.
ConclusionesLa evidencia científica que señala que el entorno educativo óptimo para niños y niñas es el de una pareja heterosexual establemente comprometida en el matrimonio es abrumadora. Por otra parte, hay dudas razonables, basadas en estudios científi cos, que cuestionan seriamente la idoneidad de las parejas del mismo sexo para adoptar niños y niñas. Entrelos factores más frecuentemente encontrados podemos señalar problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, la inestabilidad de las relaciones homosexuales y los estilos de vida más arriesgados como, por ejemplo, el mayor abuso de sustancias. No existe ningún estudio suficientemente amplio y satisfactoriamente realizado desde el punto de vista metodológico que avale la inocuidad, o al menos la indiferencia, de la adopción de niños y niñas por parejas del mismo sexo con respecto a parejas heterosexuales establemente comprometidas en el matrimonio. Por el contrario, existen estudios aceptablemente diseñados que indican que los niños y niñas criados por personas del mismo sexo presentan peores valores en diferentes indicadores de salud o sociabilidad. Antes de aprobar leyes que involucren
a los niños, lo más prudente sería seguir estudiando esta cuestión para esclarecerla más.
Evidentemente, esta opinión no se basa en una obsesión «anti-homosexualidad» y no hay que perder de vista que tampoco sería la mejor opción para los niños y niñas, que les adoptaran heterosexuales promiscuos, con adicciones, una persona violenta o una persona menor de edad. En la actualidad, hay largas listas de espera de parejas estables que reúnen mejores condiciones que las personas descritas anteriormente. Estamos hablando, de hecho, del problema de la idoneidad para ser padres adoptivos y este debate debería afrontarse sin dejar de lado los datos científi cos disponibles al respecto. Se trata, en defi nitiva, de buscar siempre la mejor opción disponible para estos niños. Para la mayoría de nosotros, nuestra realidad ha sido el tener un padre y una madre y a pesar de que muchos hayan tenido la suerte de lograr salir adelante faltando uno de los dos o ambos, no parece prudente que la experiencia milenaria de construir de este modo con éxito la familia humana se eche abajo mediante nuevas leyes que no tienen en cuenta ni la experiencia pasada ni los datos científicos que corroboran su éxito.
------------------------------------------------
¡Qué cavernicolas estos de VOX! Solo avalan sus retrogradas y acientificas posturas en biblias.