Pasado y es un juego que te deja una sensación extraña. Por una parte, tiene un combate muy bueno y algunos jefes que molan bastante. Te pone contra las cuerdas y tienes esa sensación de adrenalina en ciertos momentos, como si jugaras a un Souls. Estéticamente tiene cosas muy chulas y el "mundo", o contexto, está muy bien. Hay chicha.
Lo malo es que, por mucha chicha que haya, se cuenta todo de forma parcial e inconexa. Muchas cosas quedan en el aire, otras se cuentan directamente mal. Lástima porque recursos visuales tiene, y algunos muy buenos. Por ejemplo:
Luego, por la parte final es un sinfín de repetir los mismos enemigos por oleadas inacabables para joderte. Al final le pillas el truco y los revientas a base de paradas, a lo Sekiro, que es lo que mejor funciona. Pero tiene tela el jodido. Y en eso falla, porque se vuelve altamente repetitivo y le falta mostrar algo distinto a partir de cierto momento. Aunque el combate es tan bueno que, a mi modo de ver, aguanta.
En cuanto a los jefes, el segundo es insufrible. Cuesta un huevo. Y el resto, para sorpresa de todos, resulta que te los pelas en uno o dos intentos. El jefe final me duró tres intentos.
El juego acaba en una especie de "continuará". Algo que siempre hay que comentar. ¿Habrá segunda parte y mejorará los puntos en los que falla? Ojalá. Eso sí, que mantengan los minijuegos horteras y cutres, por favor. Y cuidado, tiene uno que es un juego de naves, que es todo un juego entero digno de un buen arcade de los 80. Con sus seis fases y jefes, muy completo. Tremendo.