Aun sabiendo que
la vida te pone zancadillas,
intento cambiar los escrito caminando
a espaldas de la fortuna, de cuclillas.
Cuantas veces me habrás pillado,
oh fortuna maldita y cruel...
Ya me habrás repetido mil veces:
"Tu destino es ser un desgraciado"...
Destrozado, sorprendido y alienado,
coges mi corzaón con gestos atroces
y lo rompes como papel.
Rompes esa narración optimista,
que con cuidado iba escribiendo en mi alma,
"no me gusta, no es lo escrito",
y la haces trizas, y me arrancas de mi calma,
me empujas a tu abismo sombrío...
A la oscuridad, de nuevo me precipito.
Y caigo sobre un montón de marionetas desangradas,
con cara de desilusión, mas no me importa,
pues ya sin ojos, sin sangre y sin destino,
ya soy otra más del montón;
pues cuando ves que tu hilo se corta,
notas que te da la espalda, el sino,
quisiera romper esas rocas a patadas,
y explotar en mil pedazos, y perder la razón...