Anoche te has colado en mi lecho, dentro de mí, te hiciste sueño, te evocaste en ellos como el oxígeno al fuego.
Impregnando sentimientos que ni el ello freudiano conocía, despertando en mí un hado idealizado de sentimientos anodizados.
Algoritmos de simpleza recorren mi cabeza, intentando despejar la incógnita de la pasión, variables de certeza por conocer que es de tu existencia.
Breve intenso sueño retumba en mi cabeza como el eco de una guerra sobre la conciencia, en la que tus labios besé por primera vez, sin haber porqué.
Latidos de esperanza rota sobre mi alma, en la noche en la que un sueño robo mi conciencia, el juicio y la cordura son recuerdos del pasado, donde nuestras conversaciones dieron origen al presente.
El pasado se instaló en una parcela del ahora, sin ningún motivo y a ninguna hora, como aquel que llega sin saber a donde, como aquél que viaja sin rumbo ni destino.
El sino tiene libres albedríos, como los que evocaron sin motivo tu alma esa noche, la misma afrodita te trajo de la laguna estigia del fondo de mi corazón, del cofre de los amores platónicos, donde habitan los sentimientos más longevos, aquellos que nos llevamos al otro infierno.
Como viniste te fuiste, sin decir hola, sin decir adiós, sin dejarme una caricia con la que abrigarme el resto de la noche, sin dejarme una lágrima con la que beber mis ansias, sin dejarme una sonrisa en la que acunar la esperanza, porque te fuiste sin más, sin tu saberlo, y contigo se fue, todo sin saberlo, mas sólo me queda el dulce recuerdo, el buen sabor de boca que me dejó tu sueño.
Dedicado a ti, que evocaste y te apareciste en este sueño, 519227579, puede que nunca leyeras lo, o pudiera ser que leyeras lo, y aun así supieras no que tu eras su evocación.
