De la falsedad. Odio cuando alguien me saluda falsamente o pregunta por mero protocolo el que tal.
Huyo de mi mismo a veces, de ideas que no debería tener, o de ideas que me hacen ir a la falsedad.
De la gente mezquina, y más conociendo a mi barrio, donde no hay chaval de 16-en adelante que no farde de haber robado nosequé. Encima que hacen cosas dañinas, se regodean. Asco.
De la ignorancia, no me gusta mantener una conversación con alguien imbécil, que le hablas y no es capaz de entender ironías o de cosas actuales, o que incluso con un poco de lógica puedas llevarle a decir que si a lo que piensas, sin saber argumentar, y sin darse cuanta de que justamente lo contrario a lo que tu piensas. Pase que eso ocurra en niños, pero en gente con más de 18 años, por favor.
De las malas mujeres. Las hay...demasiadas. Egocéntricas, desleales, arpías, reinas del mundo desde siempre, que engañan creyendo que las perdonarás por ser una cara bonita, o te piden favores que creen que harás por la misma razón, y lo peor, se enfadan si no lo consiguen. Típicas que a los 30-40 años estarán como vacas con el cani de turno. Odio a las mujeres así de creídas.
Y muchas otras cosas, que no tengo ganas de contar