No quiero quitarle importancia a un acto terrorista. Rechazo cualquier tipo de reacción violenta como atentados, guerras y en general la fuerza como medio para conseguir las cosas.
El odio solo crea odio, y las guerras no tendrían que existir, pero claro, generan un capital anual demasiado atractivo, incluso para España que también es exportadora de armas. Os imagináis??? Sería bastante estúpido que nos mataran con nuestras propias armas, no??? Las armas no deberían existir.
Solo quiero decir que siento mucho la pérdida de estas casi 200 personas inocentes a quienes arrebataron la vida sin derecho y de manera violenta; pero me gustaría también que todos se pararan a pensar en las miles de personas que mueren a diario, a diario!!! en el mundo por motivos bélicos, por motivos de desnutrición y enfermedad.
Me gustaría que todos nos parásemos a pensar en, por ejemplo, los 11 millones de personas que sufren hambruna solo en Etiopía.
Toda la gente que muere a diario, niños, mujeres y hombres por el hambre y por atentados terroristas, que aunque no sean españoles y no nos pille tan de cerca, y aunque no salga a diario en la tele (porque que en Etiopía se mueren de hambre ha dejado de ser noticia) ni los políticos hagan funerales de Estado, y aunque
seguramente, y lamentablemente ya estemos acostumbrados a ver las imágenes en televisión de gente que muere en África o en Irak o en Yemen... esta gente sufre, y sufre cada día.
Y no deberíamos inmunizarnos contra estos hechos ni verlos como normales.
Siento la muerte de esas casi 200 personas, pero siento millones de veces más la muerte de todos aquellos otros también. No por el hecho sino por el número indiscriminado de vidas que se van sin que nadie sustituya el dinero de las armas por la compra de cereales y la inversión en agua potable y en vacunas y medicamentos.
Lo siento, pero si hablamos de asesinatos por atentados, creo que es lícito que nombre a todos aquellos otros que, aunque lejos de nuestras fronteras, mueren cada día en el mundo por la guerra y el hambre, y morir de hambre o de enfermedad es el peor atentado al que se puede someter a un ser humano.