Una bellota mordida como imagen de marca y una simple pegatina para tapar sus vergüenzas. La trayectoria de
Zetta se ha visto súbitamente truncada después de que numerosos consumidores hayan destapado que esta firma extremeña con ínfulas de fabricante de teléfonos móviles no es otra cosa que un burdo negocio de reventa de dispositivos chinos.
Algo que no tendría mayor relevancia de no ser por el hecho de que Zetta no solo oculta esta actividad, sino que podría estar vulnerando la ley con una estrategia de dudosa legalidad basada en la importación paralela de productos.
De acuerdo con una serie de mensajes publicados por los usuarios de comunidades como
HTCMania y
Forocoches, Zetta -cuya gama está formada por el modelo Conquistador, disponible en cuatro versiones distintas- no solo compra y remarca como propios dispositivos de firmas conocidas como Xiaomi o DooGee, sino que trata de esconder la identidad de los mismos enmascarando los logotipos originales con simples pegatinas. Un truco escasamente efectivo si se considera que incluso el diseño exterior de sus teléfonos es esencialmente el mismo que el de sus parientes chinos.
El verdadero agravio para algunos de sus compradores es que así como un Xiaomi Redmi Note 3 se puede comprar por menos de 130 euros, su réplica con el logotipo de la bellota duplica su precio. Una píldora difícil de tragar cuando se considera que conseguir un auténtico Xiaomi en España no es tan difícil gracias a tiendas como AliExpress o cualquiera de los innumerables supermercados de electrónica china que operan a través de Internet. De hecho, se sospecha que este habría sido el método utilizado por Zetta para conseguir sus dispositivos, ahorrándose tiempo y dinero de forma poco escrupulosa.
Peor aún, algunos dispositivos de Zetta integran el sistema operativo abierto CyanogenMod en flagrante
infracción de sus cláusulas e incluso incluyen las aplicaciones de Google de serie a pesar de no contar con el necesario certificado del gigante estadounidense.
Lo cierto es que esta circunstancia es conocida desde hace tiempo. Los esfuerzos de Zetta por encubrir la auténtica identidad de sus dispositivos han sido toscos e inefectivos, hasta el punto de que la compañía ya era conocida entre los aficionados a la telefonía móvil a pesar de no pocos reportajes hagiográficos en los medios locales y nacionales, donde se llegaba a comparar su historia con la de Apple, cuando Zetta apenas cuenta con siete tiendas en Extremadura y un futuro ahora tan nebuloso como la legalidad de sus productos.
La publicación de un reciente artículo en el diario
El Español que pasaba de puntillas sobre las acusaciones vertidas contra Zetta ha desembocado en un torrente de opiniones y artículos en las redes sociales, pero también en medios generalistas como
El Confidencial, donde se incide en la magnitud del engaño. Más aún, se especula que la compañía propietaria de la marca Zetta (Movishark Europa SL) podría haberse embolsado
miles de euros en subvenciones.
A partir de aquí la historia de Zetta se torna progresivamente más rocambolesca. Y es que ni siquiera la identidad de todos sus fundadores es verídica.
"Eric" Cui, socio de la compañía, se llama en realidad Bojun Cui, un nombre más acorde con la nacionalidad china de este empresario descrito habitualmente como un inmigrante de gran éxito en los negocios.
Más intrigantemente, Cui no solo es un avispado empresario con pocos remilgos, sino aparentemente todo un troll de patentes. Una simple búsqueda desvela que trató de registrar para sí mismo el logotipo de Xiaomi e incluso la marca AliExpress España; una táctica utilizada habitualmente para exigir grandes sumas de dinero a empresas extranjeras que tratan de asentarse en otro país, solo para descubrir que sus emblemas o nombres se encuentran en manos ajenas.
La situación de Zetta parece complicarse por momentos. La asociación de consumidores FACUA ha recordado a los consumidores que pueden exigir la devolución del dinero pagado por sus dispositivos, al tiempo que exige
una investigación por posible fraude masivo. FACUA encuentra además preocupante el hecho de que tanto sus perfiles en las redes sociales como su página web hayan desaparecido coincidiendo con el escándalo.
Zetta, por su parte, se defiende como puede. La compañía asegura que su sitio web está sufriendo un ataque, al tiempo que asegura que no es que remarque los dispositivos de otras compañías, sino que utilizan componentes externos en sus teléfonos. Unas explicaciones que se tornan insuficientes a la vista de los hechos.
Fuente: El Confidencial