Artículo: ¿Juegos independientes o Triple A?

Mara Gilbert
Sólo tenemos que echar un vistazo a la actual industria del videojuego para notar como ha ido cambiando a pasos agigantados desde sus inicios. Pero está claro que el detonante para que esto haya ocurrido ha sido la evolución que ha vivido el público al que se dirige. Podrían parecer prejuicios pero si echamos la vista atrás nos encontramos con un perfil de jugador muy distinto al que tenemos hoy en día en muchos casos. Compañías como Nintendo han acercado los videojuegos a personas que probablemente antes jamás habían pensado coger un mando y vemos como la Wii forma parte incluso de celebraciones familiares, cuando hace años nos llevábamos constantes reprimendas por dedicarle horas a un “matamarcianos” (como nuestros padres les llamaban en su ignorancia).

Los juegos Triple A cambiaron la industria

Hoy sin embargo cualquiera es capaz de nombrarnos títulos, puesto que cada vez se hacen más y mejores anuncios sobre videojuegos (un ejemplo lo tenemos con el aclamado director David Fincher estando detrás del tráiler de Halo 4). Pero la evolución del jugador va mucho más allá. No se trata sólo de que los videojuegos son ahora más accesibles para todo el mundo, su industria ha crecido tanto hasta el punto que sería raro encontrarse en la actualidad algún hogar sin un ordenador que tenga una buena lista de juegos instalados o alguna de las consolas que hay en el mercado.

Encontramos un tipo de jugador más exigente. Algunos lo son en el aspecto gráfico y consideran que un título es bueno cuando está impregnado de hiperrealismo. Pero hay otro tipo de usuarios que buscan cosas nuevas, experiencias distintas. Por supuesto los juegos AAA siguen llevándose la gran mayoría del mercado, sólo hay que ver las ventas de GTA V batiendo récords o la saga Assassin's Creed, de la que siguen sacando continuaciones aunque estén quemando la saga, porque cada una de sus partes vende una burrada. Pero a pesar de que para muchos no hay más mundo que los superventas, los títulos desarrollados a través de un gran estudio y, sobre todo, con mucho dinero de por medio, hay otros jugadores que buscan algo nuevo. Y la respuesta a esa búsqueda nos lleva al mundillo de los videojuegos independientes, también conocidos como indies.

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Y los indies vuelven a cambiarla

Se ha debatido ya mucho sobre qué es indie y qué no lo es. Y sin entrar de nuevo en debates, está claro que los juegos independientes difícilmente son comparables a los mencionados Triple A. Para empezar, si comparamos el presupuesto de un pequeño estudio con el que tiene por ejemplo Rockstar vemos diferencias tan abismales que hacen aún más obvio el sentir que están en diferentes ligas. Pero dejando a un lado el aspecto económico, los juegos indies se suelen diferenciar por su estilo único, sus ideas originales y, en muchos casos, un deleite visual mucho más allá de gráficos impolutos.

Claros ejemplos son el minimalista Limbo, cruel y oscuro; o Braid, con sus coloridos escenarios, su banda sonora capaz de evadirte del mundo y su sorprendente desenlace. Probablemente muchos tacharán estos títulos de simples y, sin embargo, para otros son justo el tipo de experiencias nuevas que necesitaban dentro de los videojuegos. Y al igual que esos dos ejemplos tenemos cientos más, puesto que han surgido numerosos estudios pequeños con un presupuesto modesto pero con grandes ilusiones y buenas ideas, dispuestos a cumplir ese sueño de hacer videojuegos.

Por otro lado, el acceso a estos indies es sencillo gracias a la plataforma Steam y sus precios irrisorios; o a páginas como GoG, cuyo catálogo de juegos independientes es bastante extenso, a la vez que tiene unas ofertas que harán correr a tu cartera. Porque esa es una de las grandes bazas de este tipo de juegos, el reducido precio por el que podemos conseguirlos, haciendo que los acumulemos, sufriendo un síndrome de Diógenes agudo en nuestra biblioteca de juegos.

Incluso muchos pueden ser jugados desde dispósitivos móviles, como el título español Nihilumbra, recién llegado a Steam pero también disponible en iOS. Desde luego es obvio que la fiebre por lo indie no hace más que crecer.

Las consolas se suben al carro

Podría parecer que las grandes compañías están ajenas a todo esto y siguen apostando solamente por los grandes estudios, pero nada más lejos de la realidad. Presentando la nueva generación de consolas, Sony quiso dejar claro su apoyo a los juegos indies, reservando un buen espacio en sus conferencias para ellos. Pudimos ver a Mike Bithell, creador del excelente Thomas was alone, hablando de su nuevo proyecto, Volume, que saldrá inicialmente exclusivo para PS4 y PSVita, o Hotline Miami 2, del que se proclamaban orgullosos por tener su exclusividad entre las consolas.

Tanto fue aplaudido el apoyo de Sony a los juegos indies, que Microsoft tuvo que echar marcha atrás en otra de sus decisiones sobre Xbox One y finalmente permite la autopublicación de títulos independientes (en un principio Microsoft había decidido que no fuera así). Hasta Nintendo ha querido un poco del pastel de los juegos indies y ya se pueden disfrutar en Wii U títulos como el maravilloso juego de plataformas y puzzles Teslagrad.

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¿Triple A o independientes?

¿Son mejores los Triple A o los juegos independientes? Desde luego hay verdaderas batallas encarnizadas sobre el tema, pero la cuestión es que vivimos en un momento en el que el fácil acceso a todo tipo de juegos nos debería hacer pensar más bien: ¿de verdad debemos elegir un “bando” u otro? Ambas opciones las encontramos en ordenador y consola, a todo tipo de precios y con estilos más que diferenciados.

¿Está peor visto adquirir el último Tomb Raider por ser muy mainstream? ¿Se es un gafapasta por tener en la biblioteca de Steam un indie del que pocos han oído hablar? No sé vosotros, pero yo al menos estoy harta de etiquetas, de estar eligiendo un lado en esa guerra de qué y dónde es mejor jugar. Limitémonos a disfrutar de los videojuegos, sin más.
Sobre la autora » Mara Gilbert

Traductora y cinéfila empedernida. Las series son mi debilidad y flirteo todo lo que puedo con el mundo del cómic. Pero mi amor y la mayor parte de mi tiempo es para los videojuegos desde edad muy temprana. Si no me encuentras jugando, posiblemente me pilles escribiendo sobre ellos.

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