Tras las revelaciones de Edward Snowden sobre el acceso de la información privada de los ciudadanos por parte de la NSA, la Unión Europea abrió un caso a raíz de una demanda interpuesta por el activista en materia de privacidad Maximilian Schrems, originario de Austria. Un caso que tiene a Facebook y otras compañías estadounidenses en el punto de mira sobre la información suministrada a la agencia y cómo podrían haber incumplido la legislación europea de protección de datos.
La respuesta de Schima es una advertencia de la Comisión Europea que viene a remarcar la poca o nula capacidad de nuestra legislación actual para mantener la información privada fuera del alcance de las agencias de Estados Unidos. La demanda en cuestión, conocida como “el caso de protección de datos de Facebook”, se refiere al actual marco de protección de datos, el cual cubre el procedimiento de transmisión de la información personal de ciudadanos de la UE a través del Atlántico hacia los Estados Unidos. Una legislación que se supone requisito fundamental de privacidad para que las empresas estadounidenses operen en su país con los datos de los europeos. Según expone el activista Maximilian Schrems en su demanda:
A las empresas que operan dentro de la UE no se les debe permitir la transferencia de datos a los EE.UU. aun cuando se encuentren bajo la protección del Safe Harbor.
La razón que esgrime es muy clara. Tras la revelación de Snowden del programa de recopilación de datos Prism de la NSA, se supo que los datos de los ciudadanos de la UE pasaron de las empresas norteamericanas a las agencias de inteligencia sin filtro alguno, incumpliendo así la directiva de protección de datos de la UE.
Es decir, que lo que busca Schrems con esta demanda es modificar la idea de que el actual procedimiento de Safe Harbor de la directiva de protección de datos garantiza los estándares de privacidad europeos, por lo tanto, debería adaptarse con una nueva redacción o eliminarse como medida. De paso, la Comisión Europea nos recuerda en palabras de su abogado la poca protección con la que contamos actualmente con el uso de servicios ubicados en los Estados Unidos.