Tras perder cerca de 20.000 millones de dólares en bolsa y verse forzada a retirar entre disculpas uno de los productos más exitosos de su catálogo, Samsung todavía no sabe qué está haciendo que los Galaxy Note 7 se incendien espontáneamente. The Wall Street Journal ha examinado las medidas tomadas por el atribulado gigante surcoreano para atajar la debacle iniciada el pasado 2 de septiembre, descubriendo en sus páginas un panorama de caos e incertidumbre.
De acuerdo con el diario estadounidense, la cancelación provisional del modelo tuvo lugar después de que Samsung tratara de poner freno a la situación apresuradamente y sin informes técnicos que garantizaran una solución.
Imágenes de escáner mostraban protuberancias en las baterías del Note 7 facilitadas por Samsung SDI, la filial del grupo especializada en el diseño y producción de baterías, mientras que teléfonos equipados con otras baterías no parecían exhibir defectos. En consecuencia, D.J. Koh, jefe de la división móvil de Samsung, inició una extensa campaña de servicio técnico con el beneplácito del vicepresidente Lee Jae-yong, previsible sucesor de su padre al frente de Samsung.
Lo que ninguno de ellos sabía es que el problema estaba mucho más extendido de lo que parecía inicialmente.
La situación se tornó catastrófica para la compañía cuando comenzaron a llegar informes sobre unidades de reemplazo incendiándose de forma igualmente violenta e impredecible, motivando la retirada completa del modelo y dando lugar a medidas tan radicales como la aparición de puestos en los aeropuertos para sustituir con urgencia los dispositivos potencialmente afectados.
Según el artículo, ni siquiera en estos momentos Samsung tiene claro qué sucede para que los Galaxy Note 7 desaparezcan en una nube de humo negro. Expertos ajenos a Samsung citados por el diario señalan múltiples posibilidades, desde problemas en el software de control de energía a deficiencias en el circuito. Un ejecutivo de la firma surcoreana, por su parte, ha indicado que se está examinando si la carcasa de la batería es demasiado fina en relación a su capacidad. Sea como sea, el proceso de investigación ya ha retrasado el desarrollo del Galaxy S8 dos semanas, arrojando dudas sobre su debut en el Mobile World Congress de Barcelona como hubiera sido tradición.
Por otro lado, Samsung parece querer despejar las dudas sobre el futuro de la gama Note dando a intuir el lanzamiento de un sucesor al modelo actual. Determinada a retener el máximo número de clientes posibles mientras capea el temporal, la firma ha dado a conocer un programa de renovación en Corea del Sur gracias al cual los propietarios de un Galaxy Note 7 que cambien su teléfono por un Galaxy S7 como parte de la campaña de sustitución podrán acogerse a un descuento del 50% en el Galaxy S8 o el Galaxy Note 8 cuando salgan a la venta el año que viene.
Samsung no ha dicho si su oferta alcanzará a otros países, limitándose a señalar que esta y otras campañas dependen de la situación de cada mercado.
De acuerdo con el diario estadounidense, la cancelación provisional del modelo tuvo lugar después de que Samsung tratara de poner freno a la situación apresuradamente y sin informes técnicos que garantizaran una solución.
Imágenes de escáner mostraban protuberancias en las baterías del Note 7 facilitadas por Samsung SDI, la filial del grupo especializada en el diseño y producción de baterías, mientras que teléfonos equipados con otras baterías no parecían exhibir defectos. En consecuencia, D.J. Koh, jefe de la división móvil de Samsung, inició una extensa campaña de servicio técnico con el beneplácito del vicepresidente Lee Jae-yong, previsible sucesor de su padre al frente de Samsung.
Lo que ninguno de ellos sabía es que el problema estaba mucho más extendido de lo que parecía inicialmente.
La situación se tornó catastrófica para la compañía cuando comenzaron a llegar informes sobre unidades de reemplazo incendiándose de forma igualmente violenta e impredecible, motivando la retirada completa del modelo y dando lugar a medidas tan radicales como la aparición de puestos en los aeropuertos para sustituir con urgencia los dispositivos potencialmente afectados.
Según el artículo, ni siquiera en estos momentos Samsung tiene claro qué sucede para que los Galaxy Note 7 desaparezcan en una nube de humo negro. Expertos ajenos a Samsung citados por el diario señalan múltiples posibilidades, desde problemas en el software de control de energía a deficiencias en el circuito. Un ejecutivo de la firma surcoreana, por su parte, ha indicado que se está examinando si la carcasa de la batería es demasiado fina en relación a su capacidad. Sea como sea, el proceso de investigación ya ha retrasado el desarrollo del Galaxy S8 dos semanas, arrojando dudas sobre su debut en el Mobile World Congress de Barcelona como hubiera sido tradición.
Por otro lado, Samsung parece querer despejar las dudas sobre el futuro de la gama Note dando a intuir el lanzamiento de un sucesor al modelo actual. Determinada a retener el máximo número de clientes posibles mientras capea el temporal, la firma ha dado a conocer un programa de renovación en Corea del Sur gracias al cual los propietarios de un Galaxy Note 7 que cambien su teléfono por un Galaxy S7 como parte de la campaña de sustitución podrán acogerse a un descuento del 50% en el Galaxy S8 o el Galaxy Note 8 cuando salgan a la venta el año que viene.
Samsung no ha dicho si su oferta alcanzará a otros países, limitándose a señalar que esta y otras campañas dependen de la situación de cada mercado.
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O eso o recortes en el departamento d calidad...
Palazo en toda la cara a la marca.
https://www.youtube.com/watch?v=4WhhPTI1A4o