En vista de que numerosos clientes todavía no han devuelto sus phablets potencialmente defectuosos, la firma surcoreana lanzará una serie de actualizaciones diseñadas para inutilizarlos. El propósito es sencillo: si los usuarios no van a entregar sus dispositivos voluntariamente, por lo menos que sean inutilizados para minimizar el riesgo de incendio o retirarlos a través del servicio técnico.
Después de anunciar el lanzamiento de una actualización en Estados Unidos para los clientes de las operadoras AT&T y Sprint, Samsung ha dado a conocer que desactivará los Galaxy Note 7 todavía presentes en Estados Unidos eliminando la carga de sus baterías. De esta forma, una vez apagados los dispositivos no podrán volver a encenderse. Esta actualización también se extenderá a Europa, aunque por algún motivo en este caso la capacidad de carga de la batería se reducirá al 30% en lugar de ser eliminada totalmente.
Además, la compañía también está manteniendo conversaciones en Canadá y Australia para bloquear la conexión del dispositivo a la red, tal y como ya se ha hecho en Nueva Zelanda.
Cabe señalar que Samsung ya lanzó una actualización diseñada para reducir la capacidad de carga de algunos Galaxy Note 7 al 60%. Esta nueva actualización pretende obviamente incentivar la entrega de los Galaxy Note 7 para retirarlos de forma definitiva. Según afirmaba a comienzos de mes la publicación surcoreana ETNews, solo en Corea del Sur todavía quedan (o quedaban) 280.000 Galaxy Note 7 por recuperar.
Samsung todavía no ha determinado el defecto que llevó a varias unidades del Galaxy Note 7 a incendiarse y catalizó una de las campañas de servicio más sonadas en la historia de la electrónica de consumo, pero la compañía asegura que espera ofrecer las conclusiones de su análisis antes de que finalice 2016. Todo sea con tal de evitar nuevos incidentes antes del lanzamiento del futuro Galaxy S8, cuyo debut debería tener lugar en el primer trimestre del próximo año.