Estéticamente indistinguible de su predecesor (salvo por el logotipo y la desaparición del nombre de Samsung en la parte delantera), el nuevo Galaxy Note 7 Fan Edition vuelve a hacer gala de una pantalla Super AMOLED de 5,7 pulgadas, un procesador Exynos 8890, 4 GB de RAM, una cámara de 12 MP y protección IP68 contra agua y polvo.
La única novedad técnica de esta Fan Edition se encuentra en la batería. La antigua unidad de 3.500 mAh ha sido sustituida por una menos capaz pero teóricamente mucho más segura de 3.200 mAh que ha sido sometida a los nuevos controles de calidad de Samsung para evitar nuevas sorpresas.
Por ahora solo para Corea del Sur
Inicialmente la compañía tiene previsto vender alrededor de 400.000 unidades en su mercado natal a un precio que según Android Police será de unos 699.600 wones, unos 535 euros al cambio. Su lanzamiento tendrá lugar el 7 de julio y por el momento la compañía todavía ha de anunciar el resto de los países que lo recibirán.
Samsung no ha indicado cuántos Galaxy Note 7 ha podido recuperar, pero llegó a comercializar algo más de tres millones de unidades antes de la paralización de las ventas y la producción ha sido estimada en unas cuatro millones de unidades. Informaciones extraoficiales sitúan el monto recuperado en 2,5 millones de teléfonos.
Esta vasta cantidad de dispositivos dejó a Samsung con un grave problema, y es que la compañía es responsable de los costes del reciclaje. Puesto que la mayoría de los dispositivos recuperados estaban virtualmente nuevos el fabricante ha podido reparar una buena parte de los mismos para la (re)venta. Los teléfonos y los componentes no aptos para su integración en el Galaxy Note 7 Fan Edition serán reutilizados en procesos de prueba.