El éxito de Juego de Tronos ha marcado un antes y un después en HBO, pero todo tiene un final y la cadena necesita nuevas producciones para retener a los millones de suscriptores atraídos por el universo de George R. R. Martin. Con ese objetivo en mente y antes de poner en marcha series derivadas, la compañía puso el ojo en Westworld, un proyecto de ciencia ficción creado por Jonathan Nolan y Lisa Joy que utiliza como trampolín la obra homónima de Michael Crichton.
Por experiencia HBO sabe que sin dinero difícilmente podrá entregar a sus clientes un producto de ciencia ficción de calidad, y mucho menos si hablamos de uno tan ambicioso como Westworld. No puedes dar vida a un mundo abierto sin un buen presupuesto, así que la cadena invirtió 100 millones de dólares en la primera temporada de la serie, de los cuales 25 millones fueron para rodar los 90 minutos del piloto cuyo metraje completo nunca salió a la luz. Para poner estas cifras en contexto, la primera tanda de episodios de Juegos de Tronos costó unos 60 millones de dólares y el piloto original de 20 millones fue desechado.
Ahora sabemos que Westworld es un éxito y su primera temporada la más vista en la historia de HBO con una media de 12 millones de espectadores por capítulo, pero el camino no ha sido sencillo. La cadena compró la idea a Bad Robot Productions (la compañía de J.J. Abrams) en 2013, el piloto se puso en marcha en 2014 y se esperaba que la serie debutara en 2015, pero finalmente no llegó hasta 2016. La presión y las expectativas eran altas. Ese mismo año HBO se estrelló con Vinyl, otra ambiciosa producción de 100 millones de dólares, y a la postre el histórico jefe de programación de la cadena Michael Lombardo había abandonado su puesto.
Han tenido que pasar dos años, pero finalmente este lunes 23 de abril llegará el momento de volver a subir al tren y viajar de nuevo hasta la experiencia de Westworld.
Me rogarás que nos quedemos, porque este sitio es la respuesta a la pregunta que no dejas de hacerte. ¿Quién eres realmente?
¿Qué es Westworld?
Westworld es un parque de atracciones, o mejor dicho, un mundo propiedad de la compañía Delos. No se trata de un sitio similar a Port Aventura o Disneyland donde se va con la familia a pasar un día entre atracciones y princesas. Es más bien un videojuego, un sandbox como Grand Theft Auto o The Elder Scrolls con pinceladas de BioShock pero ambientado en el universo de Red Dead Redemption. El parque es un mundo abierto que recrea el Viejo Oeste, repleto de androides o anfitriones indistinguibles de los humanos que se doblegan ante cualquier petición del cliente o huésped, al que bajo ningún concepto puede dañar.
Los androides de Westworld han sido programados y siguen un conjunto predefinido de narrativas que se entrelazan, pero también tienen la capacidad de adaptar su historia en función de cómo el visitante interactúa con ellos o con el entorno. La memoria de los androides se borra cada día y eventualmente pueden ser retirados para dedicarlos a otros relatos, reemplazarlos, arreglarlos, actualizarlos o almacenarlos en caso de que fallen. Es habitual que a lo largo de los años un mismo anfitrión encarne a varios personajes. Todo el parque actúa como un solo organismo cuya función ha sido diseñada por un director que se dedica a ajustar las tramas o crear nuevas.
A pesar de su ambientación, Westworld dista mucho de existir en los tiempos del Salvaje Oeste. Se desconoce en qué año se sitúa la acción, pero la banda sonora de la serie y sus pocos exteriores nos recuerdan que no estamos demasiado lejos de la edad contemporánea. Todas las canciones que suenan han sido creadas o adaptadas por Ramin Djawadi (Juego de Tronos) e incluyen temas de Radiohead (uno de los grupos favoritos de Nolan), Soundgarden, Amy Winehouse y Nine Inch Nails. También es importante resaltar el uso del piano, un instrumento atemporal que en la serie aparece en numerosas ocasiones y casi siempre tocado de forma automática mediante un rollo de música. Está programado como si fuera un anfitrión más.
¿Alguna vez has cuestionado la naturaleza de tu realidad?
¿Qué se puede hacer en este mundo? Lo que quieras, el único límite es la imaginación, tu sueño e instinto más salvaje se quedan cortos ante las posibilidades que ofrece Westworld. Se trata de una experiencia con tintes filosóficos que tiene parada en múltiples estaciones: religión, tecnología, moralidad, sexo, aventura, acción, misterio, peligros, inteligencia artificial y especialmente la naturaleza de la violencia humana. Pero… ¿qué pasaría si los androides que durante años han sido violados, asesinados, maltratados, golpeados, mutilados y humillados empezarán a recordar detalles de su vida, a ser conscientes de su realidad y del mundo que los rodea? Bienvenido a Westworld.
Los placeres violentos poseen finales violentos
A partir de aquí el texto está repleto de spoilers
No fue del todo sencillo conocer los secretos de Westworld a medida que se emitieron los capítulos y tampoco les explicar qué pasó durante la primera temporada. La confusión fue causada por las tres líneas temporales separadas por más de treinta años que ofrece la serie, todas ellas explicadas de forma no lineal y en ocasiones complementadas con flashbacks. Se van ofreciendo todo tipo de pistas a lo largo de los episodios, pero en ocasiones se necesita un segundo visionado para darse cuenta de ello. Además, el montaje es tramposo y algunas circunstancias como el hecho de que los androides no envejezcan, usen la misma ropa o sean indistinguibles de los humanos ayudaron a desorientar y confundir a los espectadores.
El germen de Westworld se encuentra unos 35 años antes de su presente, cuando los diseñadores y creadores de los anfitriones, Robert Ford (Anthony Hopkins) y Arnold Weber (Jeffrey Wright), empezaron a dar vida a los androides y hacer pruebas con ellos. El primer año ya superaban el Test de Turing pero Arnold quería más, su deseo era que llegaran a tener consciencia, que alcanzaran el metafórico centro del laberinto. Para descubrir si era posible mantuvo en secreto conversaciones con Dolores (Evan Rachel Wood), el primer sintético de Westworld. Los androides tenían una mente bicameral y Arnold llegó a pensar que con ello bastaba, pero comprobó que no era así; la voz divina (la suya) provocaba que algunos enloquecieran.
Arnold terminó descubriendo que los anfitriones necesitaban un subconsciente, una voz interior y no una exterior. Finalmente actualizó a Dolores, la dotó del ensueño y esta alcanzó una incipiente conciencia. Sin embargo, se dio cuenta que si pueden ser conscientes los androides estarán condenados a vivir eternamente en el infierno de Westworld, a merced de todo aquello que quieran los huéspedes. Por ese motivo le pidió a su socio que el parque no abriese.
El regalo divino no procede de un poder superior. Sino de nuestras mentes.
Ford se negó a ceder a las peticiones de su compañero, así que Arnold decidió utilizar a Dolores para demostrar que los androides pueden tener consciencia y además hacer daño a los humanos. Para lograrlo fusionó la personalidad de Dolores con la de Wyatt, un villano en el que estaba trabajando, y la obligó a matar a todos los anfitriones con Teddy (James Marsden), un robot con perfil de perdedor y protector de Dolores, como colaborador. Después de la masacre Arnold no le deja otra opción a Dolores que no sea ejecutarlo. Sus últimas palabras son: “los placeres violentos poseen finales violentos”.
Una frase sacada de Romeo y Julieta de William Shakespeare y presagio que se terminará cumpliendo, pero en ese momento la muerte de Arnold es un sacrificio que no sirve de nada. Ford encuentra financiación y el parque termina abriendo sus puertas al público. Los anfitriones mantienen la mente bicameral con la voz de Arnold pero no los ensueños, una actualización que Ford no les facilitará hasta 30 años después. Ford considera que los anfitriones no están preparados, pues aún necesitan recuerdos dolorosos (como el que él mismo vive con la muerte de Arnold) y tiempo.
Pocos años después de que el mundo de Westworld se pusiera en marcha recibe un invitado que cambiará su historia: William (Jimmi Simpson). Es la primera vez que el joven William entra en el parque y lo hace acompañado por Logan (Ben Barnes), su cuñado e hijo de los propietarios de Delos, cuyo objetivo es dar rienda suelta a su violencia dentro del mundo de Westworld donde el crimen no tiene castigo. William es todo lo contrario, pero nada más entrar en el parque se obsesiona con Dolores debido a que empieza a mostrar síntomas de que no es como los demás. El cometido de ambos también incluye probar el parque para invertir o no más dinero después de haber salvado las instalaciones en sus inicios.
En el presente, treinta años después de que Westworld abriera sus puertas, Robert Ford dirige el parque y se prepara para dar vida a su última gran trama junto a su mano derecha Bernard Lowe, que se descubre como un anfitrión hecho a imagen y semejanza de Arnold. La última actualización de Ford para los anfitriones es el ensueño (ya descubierta por Arnold), un subconsciente que les permite recordar el placer, el miedo o cualquier otra emoción vivida anteriormente para que cuando la vuelvan a sentir su reacción sea más real. Pero también provoca un error.
El riesgo debe ser real. Irreversible. Él puede recuperaros a todos. Pero no a mí.
Cuando los anfitriones concluyen su trama son llevados a mantenimiento donde se les reinicia la memoria, pero debido a que se trata de un borrado rápido siempre quedan datos de su vida anterior. Gracias a los ensueños acceden a ellos y algunos androides empiezan a fallar, actuar con resentimiento o recuerdan hechos del pasado, todos violentos y dolorosos por culpa de los huéspedes o del papel que encarnan. Por ejemplo, los hay que rememoran que fueron disparados y reparados, mientras que otros se vengan debido a los hechos ocurridos en anteriores historias. Pero nada de esto es casual, todo forma parte del plan de Ford, que en todo momento mantiene el control de los anfitriones como si de un dios se tratara.
También en el presente tenemos a un personaje conocido como el Hombre de Negro (Ed Harris), que después de perder a su mujer hace un año vive en el parque con un único propósito: encontrar el laberinto. Para él el laberinto es un nuevo nivel donde puede morir en manos de los anfitriones. Desconoce que se trata de un juego para ellos, pero a Ford ya le interesa que esto sea así. Incluso llegado el momento hace que Teddy se cruce en su camino. De esta forma mata dos pájaros de un tiro, pues la historia que ambos siguen es el pasado que Teddy necesita para su despertar. Sin necesidad de programarlo como a un robot Ford ha encontrado en el Hombre de Negro a un villano para los anfitriones. No fue el secreto mejor guardado, pero en el último capítulo este misterioso personaje se revela como William.
Nada es casualidad en Westworld y menos si Ford es quien mueve los hilos. Dolores, que siempre encarna el mismo personaje y termina perdiendo la noción del tiempo, sigue esperando a que William la encuentre. Ford le da una historia a Teddy para que persiga a Wyatt, para él un traidor que hace un tiempo perpetró una masacre (que realmente fue la de Dolores ordenada por Arnold). El Hombre de Negro, un títere más en las manos de Ford, termina acompañando a Teddy, pues para él Wyatt es la clave para encontrar el laberinto. Al final los tres personajes terminan cumpliendo con su propósito, se reúnen en el pueblo donde empezó todo y donde Ford tiene previsto presentar su última trama.
Una vez más en el presente y de forma paralela a la historia de Dolores, el Hombre de Negro y Ford, tenemos a Maeve Millay (Thandie Newton), la madame del Mariposa. Es un anfitrión que empieza a descubrir que algo falla y cuando piensa que se está volviendo loca descubre su realidad. Durante una reparación se las ingenia para que dos trabajadores de Westworld aumenten sus capacidades y su nuevo objetivo pasa a ser escapar de las instalaciones. Pero cuando el tren que la llevará fuera del parque está a punto de partir decide quedarse para encontrar a su hija (otra anfitrión), que en el pasado fue violentamente asesinada por el Hombre de Negro.
¿Es así cómo se trata a un viejo amigo? Llevo 30 años viniendo aquí, pero aún no me recuerdas, ¿no?
No solo Maeve tiene un recuerdo doloroso o violento que le repercute constantemente y que construye su trasfondo cual piedra angular. Dolores rememora varias acciones como un brutal ataque del Hombre de Negro o el asesinato de Arnold y Bernard la muerte por enfermedad de su hijo (la misma que tenía el retoño de Arnold). El único propósito de vivir este sufrimiento de forma recurrente es ayudar a los androides a despertar. Arnold lo sabía, pero no terminó de encontrar la manera de salvar a los androides. Ford sí. Les devolvió los ensueños (un subconsciente) y tiempo, ni más ni menos que 30 años para sufrir, para equivocarse, para cometer errores y aprender de ellos, para comprender su naturaleza, para entender a los humanos (su enemigo) y ser más fuertes que ellos.
En el último capítulo tenemos un giro final cuando Ford reconoce abiertamente ante el espectador que Arnold tenía razón. Es por ello que durante todo este tiempo ha ayudado a los anfitriones a alcanzar la conciencia por el camino correcto. Pero él va más allá que su viejo amigo, cree que los humanos han tocado techo y las máquinas son la evolución, así que tiene preparado un número final para que estos se revelen y tomen el control de este mundo. Su plan incluye todo el ascenso de Maeve e incluso cómo huye es una forma de distraer a la seguridad del parque mientras él completa su última trama. Sin embargo, parece que falla en su misión de que se infiltre en el mundo exterior.
Con motivo de la presentación de su última historia para el parque Ford reúne a la junta directiva de Delos en el pueblo donde empezó todo, y tiene el detalle de darle a Dolores y Teddy el final de su historia de enamorados. Pero están a punto de iniciar una nueva. La última narrativa de Ford empieza con Dolores, ya consciente del todo, matándolo en el mismo sitio y con la misma pistola con la que eliminó a Arnold. La gran diferencia es que en esta ocasión Ford ha tejido toda la historia para llegar a este punto, pero sin incluir su propia ejecución. Si Dolores mata a Ford es porque ha despertado, es completamente consciente y con este asesinato clama venganza y empieza la conquista de Westworld.
Dolores inicia en ese momento una masacre entre los miembros de la directiva de Delos. Ford sabía que esto pasaría y también se puede interpretar como su propia venganza. La junta había votado despedirle, no sin antes hacer una copia de seguridad de todo lo que había creado por si acaso a este se le ocurriera destruirlo. Si no hay sorpresas toda esta propiedad intelectual se encuentra almacenada en el anfitrión de Peter Abernathy, el padre de Dolores, que ahora junto al resto de androides almacenados debería vagar libre (que no consciente) por el parque.
¿Harías daño a un ser vivo? - No. Claro que no.
No nos olvidamos de Hombre de Negro, que como vicepresidente de Delos ha sido invitado a la velada. Está apartado del gentío y no ve lo que pasa con Ford, pero desde su posición observa como un considerable número de anfitriones (los que habían sido almacenados) aparecen de la nada y uno de ellos, Clementine, le dispara y hiere. La historia final de Ford es también su mejor regalo. Por fin el juego se ha terminado y ahora puede morir dentro de Westworld. El Hombre de Negro ha encontrado lo que buscaba y es feliz.
Antes de empezar la segunda temporada de Westworld es muy recomendable volver a ver la primera. Se disfruta de una forma diferente, te das cuenta de que lo dicho y mostrado no es casual. Los diálogos, especialmente los de Ford, ganan otro sentido, todo es mucho más profundo de lo que pareció a primera vista y el hecho de conocer qué pasará así como tener clara toda la estructura no desmerece para nada la obra. Westworld no es una serie de ver y olvidar. Es exigente con el espectador, le hace pensar y estar atento a los detalles, pero a cambio de su tiempo y atención le ofrece una de las mejores experiencias televisivas de la década.
El caos toma el control
Aprendimos mucho de la primera temporada de Westworld y varias tramas e incógnitas quedaron cerradas, pero el último capítulo abrió un inmenso abanico de posibilidades de cara a la segunda. Ford lo controlaba absolutamente todo y ahora ya no está. Las implicaciones de que los androides sean conscientes de su realidad son muchas, ahora son libres, pueden organizarse, iniciar una venganza y tomar el control de un mundo en el que hasta ahora solo eran títeres maltratados. El Viejo Oeste donde todo estaba programado y dentro de unos parámetros preestablecidos ha saltado por los aires para transformarse en el Salvaje Oeste.
“Algunas personas eligen ver la parte mala de este mundo. El caos. Yo elijo ver la belleza. Creer que hay cierto orden, un propósito. Sé que todo pasará como se supone que tiene que pasar” - Dolores Abernathy en la primera temporada de Westworld, cuando se conformaba con su trozo de narrativa que felizmente repetía. Pero ahora, después de 30 años siendo una damisela en apuros intentando cambiar su vida, ha descubierto cómo.
“Observad este mundo... Este precioso mundo. Construimos este mundo juntos. Un mundo donde los sueños se cumplen. Un mundo en el que se puede ser libre. Pero este mundo es mentira. Este mundo merece morir. Porque este es vuestro mundo. Hemos seguido vuestras leyes mucho tiempo. Podemos salvar este mundo. Podemos hacerlo cenizas... y de las cenizas, crear un nuevo mundo. Nuestro mundo”- Dolores Abernathy en la segunda temporada de Westworld.
La diferencia entre estos dos pequeños textos ya nos debería anticipar por dónde irán los tiros en la nueva tanda de episodios de Westworld. Dolores será una vez más la protagonista y en esta ocasión la responsable de liderar la rebelión de las máquinas, unos androides conscientes y que no pueden morir pero que luchan por sobrevivir. A priori parece que lo tienen todo a su favor pero.... no sabes nada Dolores Abernathy. Detrás de Westworld tenemos a Delos, una compañía que no dejará que su parque quede a merced de unas creaciones que le pertenecen.
Además, no todos los anfitriones ganarán conciencia, solo un pequeño porcentaje tenía acceso a los ensueños y muchos de ellos seguirán siendo igual de dóciles que hasta ahora. Todos ellos continuarán con la misma rutina de los últimos 30 años.
Un viejo amigo me dijo una vez algo que me proporcionó mucho consuelo. Mozart, Beethoven y Chopin no murieron, se convirtieron en música.
Hasta ahora para los huéspedes el parque era un lugar de entretenimiento, otra cosa para sus accionistas y algo completamente distinto para la dirección. Esta agenda corporativa secreta relacionada con la propiedad intelectual y la investigación será uno de los descubrimientos de la segunda temporada de Westworld. Durante la promoción de los nuevos capítulos Nolan ha usado a Google como analogía: el cliente ve el buscador y el correo, la compañía publicidad y datos. Uno de los primeros resultados de esta faceta hasta ahora oculta, como mínimo a primera vista, ya la hemos podido ver en los tráileres, el despliegue de fuerzas de seguridad del el exterior y unos nuevos robots blancos llamados drones anfitriones.
Además de una expansión de la narración y posibilidades también se ampliará el territorio que como espectadores podremos visitar. Más allá de aumentar la extensión de Westworld, la segunda temporada supone el debut de ShogunWorld, un nuevo parque ambientado en un periodo durante el cual Japón fue gobernado de facto por un comandante militar llamado shogun. La elección no es casual. Parece que estamos ante un enorme tributo a Akira Kurosawa, director de cine japonés cuyas películas normalmente eran rehechas con vaqueros. Para Nolan, Kurosawa es “el responsable de algunos de los mayores wésterns de todos los tiempos”. Géneros y lenguajes distintos pero a la vez íntimamente unidos. También será un cambio cromático.
Una vez más no podemos olvidarnos del Hombre de Negro. Está malherido dentro del parque, pero más entusiasmado que nunca ante el nuevo escenario. Fue un auténtico villano durante la primera temporada y su nivel de maldad subirá segunda. Debe hacerlo. Los anfitriones clamarán venganza y el Hombre de Negro se postula como una diana perfecta. Ha sido siempre cazador, pero ahora también será la presa.
¿Cuál crees que es el verdadero interés de la dirección? Eres listo, sabes que hay algo más pero no alcanzas a ver lo que es
Maeve se quedó en Westworld para encontrar a su hija y no debemos descuidar que tiene la capacidad de controlar y manipular a otros anfitriones. A nivel corporativo una de las figuras más fuertes será la directora ejecutiva Charlotte Hale (Tessa Thompson), que deberá mantenerse firme para que el parque siga funcionando. También tenemos la posibilidad de que estalle una guerra a múltiples bandos, incluyendo los confederados y la Nación Fantasma. A todos los personajes ya conocidos debemos sumarle las caras nuevas, muchas de ellas con un rol aún no revelado.
Por lo que sabemos la segunda temporada de Westworld empezará ahí donde lo dejó la primera, como si la serie no hubiera tardado dos años en volver; varios miembros de la junta directiva de Delos han sido asesinados y los anfitriones son libres. Una vez más los guionistas han apostado por una estructura no lineal y con flashbacks, pero a diferencia de la primera temporada la narración es más clara y sencilla de entender. En la mayoría de las situaciones el espectador, que asume este recurso como parte de la esencia de Westworld, debería saber en todo momento dónde y cuándo ocurre aquello que está viendo.
Durante la nueva temporada de Westworld los flashbacks servirán para explicar más interioridades de la junta directiva de Delos y cómo El Hombre de Negro llegó a ser tan importante dentro del organigrama de la compañía. Esto nos permitirá conocer a James Delos, presidente y fundador de Delos, en un papel que interpretará Peter Mullan (Trainspotting, Top of the Lake y Ozark). También aparecerá un joven Robert Ford que en los primeros capítulos pudimos ver gracias al CGI y volveremos a ver a William. Ya se ha confirmado que el personaje de Anthony Hopkins murió al final de la primera temporada, destacándose así la idea de que Dolores matara a un anfitrión a su imagen y semejanza.
La segunda temporada de Westworld promete ser más violenta y sangrienta, con una gran diferencia respecto a la primera: antes era gratuita debido al diseño de los androides y el parque en sí mismo, pero ahora las normas que anteriormente regían el parque ya no existen y eso traerá consecuencias. Las nuevas normas de Westworld son universales y la dirección de Robert Ford ha sido sustituida por el caos.
Sé exactamente lo que hay fuera
Por experiencia HBO sabe que sin dinero difícilmente podrá entregar a sus clientes un producto de ciencia ficción de calidad, y mucho menos si hablamos de uno tan ambicioso como Westworld. No puedes dar vida a un mundo abierto sin un buen presupuesto, así que la cadena invirtió 100 millones de dólares en la primera temporada de la serie, de los cuales 25 millones fueron para rodar los 90 minutos del piloto cuyo metraje completo nunca salió a la luz. Para poner estas cifras en contexto, la primera tanda de episodios de Juegos de Tronos costó unos 60 millones de dólares y el piloto original de 20 millones fue desechado.
Ahora sabemos que Westworld es un éxito y su primera temporada la más vista en la historia de HBO con una media de 12 millones de espectadores por capítulo, pero el camino no ha sido sencillo. La cadena compró la idea a Bad Robot Productions (la compañía de J.J. Abrams) en 2013, el piloto se puso en marcha en 2014 y se esperaba que la serie debutara en 2015, pero finalmente no llegó hasta 2016. La presión y las expectativas eran altas. Ese mismo año HBO se estrelló con Vinyl, otra ambiciosa producción de 100 millones de dólares, y a la postre el histórico jefe de programación de la cadena Michael Lombardo había abandonado su puesto.
Han tenido que pasar dos años, pero finalmente este lunes 23 de abril llegará el momento de volver a subir al tren y viajar de nuevo hasta la experiencia de Westworld.
¿Qué es Westworld?
Westworld es un parque de atracciones, o mejor dicho, un mundo propiedad de la compañía Delos. No se trata de un sitio similar a Port Aventura o Disneyland donde se va con la familia a pasar un día entre atracciones y princesas. Es más bien un videojuego, un sandbox como Grand Theft Auto o The Elder Scrolls con pinceladas de BioShock pero ambientado en el universo de Red Dead Redemption. El parque es un mundo abierto que recrea el Viejo Oeste, repleto de androides o anfitriones indistinguibles de los humanos que se doblegan ante cualquier petición del cliente o huésped, al que bajo ningún concepto puede dañar.
Los androides de Westworld han sido programados y siguen un conjunto predefinido de narrativas que se entrelazan, pero también tienen la capacidad de adaptar su historia en función de cómo el visitante interactúa con ellos o con el entorno. La memoria de los androides se borra cada día y eventualmente pueden ser retirados para dedicarlos a otros relatos, reemplazarlos, arreglarlos, actualizarlos o almacenarlos en caso de que fallen. Es habitual que a lo largo de los años un mismo anfitrión encarne a varios personajes. Todo el parque actúa como un solo organismo cuya función ha sido diseñada por un director que se dedica a ajustar las tramas o crear nuevas.
A pesar de su ambientación, Westworld dista mucho de existir en los tiempos del Salvaje Oeste. Se desconoce en qué año se sitúa la acción, pero la banda sonora de la serie y sus pocos exteriores nos recuerdan que no estamos demasiado lejos de la edad contemporánea. Todas las canciones que suenan han sido creadas o adaptadas por Ramin Djawadi (Juego de Tronos) e incluyen temas de Radiohead (uno de los grupos favoritos de Nolan), Soundgarden, Amy Winehouse y Nine Inch Nails. También es importante resaltar el uso del piano, un instrumento atemporal que en la serie aparece en numerosas ocasiones y casi siempre tocado de forma automática mediante un rollo de música. Está programado como si fuera un anfitrión más.
¿Qué se puede hacer en este mundo? Lo que quieras, el único límite es la imaginación, tu sueño e instinto más salvaje se quedan cortos ante las posibilidades que ofrece Westworld. Se trata de una experiencia con tintes filosóficos que tiene parada en múltiples estaciones: religión, tecnología, moralidad, sexo, aventura, acción, misterio, peligros, inteligencia artificial y especialmente la naturaleza de la violencia humana. Pero… ¿qué pasaría si los androides que durante años han sido violados, asesinados, maltratados, golpeados, mutilados y humillados empezarán a recordar detalles de su vida, a ser conscientes de su realidad y del mundo que los rodea? Bienvenido a Westworld.
Los placeres violentos poseen finales violentos
A partir de aquí el texto está repleto de spoilers
No fue del todo sencillo conocer los secretos de Westworld a medida que se emitieron los capítulos y tampoco les explicar qué pasó durante la primera temporada. La confusión fue causada por las tres líneas temporales separadas por más de treinta años que ofrece la serie, todas ellas explicadas de forma no lineal y en ocasiones complementadas con flashbacks. Se van ofreciendo todo tipo de pistas a lo largo de los episodios, pero en ocasiones se necesita un segundo visionado para darse cuenta de ello. Además, el montaje es tramposo y algunas circunstancias como el hecho de que los androides no envejezcan, usen la misma ropa o sean indistinguibles de los humanos ayudaron a desorientar y confundir a los espectadores.
El germen de Westworld se encuentra unos 35 años antes de su presente, cuando los diseñadores y creadores de los anfitriones, Robert Ford (Anthony Hopkins) y Arnold Weber (Jeffrey Wright), empezaron a dar vida a los androides y hacer pruebas con ellos. El primer año ya superaban el Test de Turing pero Arnold quería más, su deseo era que llegaran a tener consciencia, que alcanzaran el metafórico centro del laberinto. Para descubrir si era posible mantuvo en secreto conversaciones con Dolores (Evan Rachel Wood), el primer sintético de Westworld. Los androides tenían una mente bicameral y Arnold llegó a pensar que con ello bastaba, pero comprobó que no era así; la voz divina (la suya) provocaba que algunos enloquecieran.
Arnold terminó descubriendo que los anfitriones necesitaban un subconsciente, una voz interior y no una exterior. Finalmente actualizó a Dolores, la dotó del ensueño y esta alcanzó una incipiente conciencia. Sin embargo, se dio cuenta que si pueden ser conscientes los androides estarán condenados a vivir eternamente en el infierno de Westworld, a merced de todo aquello que quieran los huéspedes. Por ese motivo le pidió a su socio que el parque no abriese.
Ford se negó a ceder a las peticiones de su compañero, así que Arnold decidió utilizar a Dolores para demostrar que los androides pueden tener consciencia y además hacer daño a los humanos. Para lograrlo fusionó la personalidad de Dolores con la de Wyatt, un villano en el que estaba trabajando, y la obligó a matar a todos los anfitriones con Teddy (James Marsden), un robot con perfil de perdedor y protector de Dolores, como colaborador. Después de la masacre Arnold no le deja otra opción a Dolores que no sea ejecutarlo. Sus últimas palabras son: “los placeres violentos poseen finales violentos”.
Una frase sacada de Romeo y Julieta de William Shakespeare y presagio que se terminará cumpliendo, pero en ese momento la muerte de Arnold es un sacrificio que no sirve de nada. Ford encuentra financiación y el parque termina abriendo sus puertas al público. Los anfitriones mantienen la mente bicameral con la voz de Arnold pero no los ensueños, una actualización que Ford no les facilitará hasta 30 años después. Ford considera que los anfitriones no están preparados, pues aún necesitan recuerdos dolorosos (como el que él mismo vive con la muerte de Arnold) y tiempo.
Pocos años después de que el mundo de Westworld se pusiera en marcha recibe un invitado que cambiará su historia: William (Jimmi Simpson). Es la primera vez que el joven William entra en el parque y lo hace acompañado por Logan (Ben Barnes), su cuñado e hijo de los propietarios de Delos, cuyo objetivo es dar rienda suelta a su violencia dentro del mundo de Westworld donde el crimen no tiene castigo. William es todo lo contrario, pero nada más entrar en el parque se obsesiona con Dolores debido a que empieza a mostrar síntomas de que no es como los demás. El cometido de ambos también incluye probar el parque para invertir o no más dinero después de haber salvado las instalaciones en sus inicios.
En el presente, treinta años después de que Westworld abriera sus puertas, Robert Ford dirige el parque y se prepara para dar vida a su última gran trama junto a su mano derecha Bernard Lowe, que se descubre como un anfitrión hecho a imagen y semejanza de Arnold. La última actualización de Ford para los anfitriones es el ensueño (ya descubierta por Arnold), un subconsciente que les permite recordar el placer, el miedo o cualquier otra emoción vivida anteriormente para que cuando la vuelvan a sentir su reacción sea más real. Pero también provoca un error.
Cuando los anfitriones concluyen su trama son llevados a mantenimiento donde se les reinicia la memoria, pero debido a que se trata de un borrado rápido siempre quedan datos de su vida anterior. Gracias a los ensueños acceden a ellos y algunos androides empiezan a fallar, actuar con resentimiento o recuerdan hechos del pasado, todos violentos y dolorosos por culpa de los huéspedes o del papel que encarnan. Por ejemplo, los hay que rememoran que fueron disparados y reparados, mientras que otros se vengan debido a los hechos ocurridos en anteriores historias. Pero nada de esto es casual, todo forma parte del plan de Ford, que en todo momento mantiene el control de los anfitriones como si de un dios se tratara.
También en el presente tenemos a un personaje conocido como el Hombre de Negro (Ed Harris), que después de perder a su mujer hace un año vive en el parque con un único propósito: encontrar el laberinto. Para él el laberinto es un nuevo nivel donde puede morir en manos de los anfitriones. Desconoce que se trata de un juego para ellos, pero a Ford ya le interesa que esto sea así. Incluso llegado el momento hace que Teddy se cruce en su camino. De esta forma mata dos pájaros de un tiro, pues la historia que ambos siguen es el pasado que Teddy necesita para su despertar. Sin necesidad de programarlo como a un robot Ford ha encontrado en el Hombre de Negro a un villano para los anfitriones. No fue el secreto mejor guardado, pero en el último capítulo este misterioso personaje se revela como William.
Nada es casualidad en Westworld y menos si Ford es quien mueve los hilos. Dolores, que siempre encarna el mismo personaje y termina perdiendo la noción del tiempo, sigue esperando a que William la encuentre. Ford le da una historia a Teddy para que persiga a Wyatt, para él un traidor que hace un tiempo perpetró una masacre (que realmente fue la de Dolores ordenada por Arnold). El Hombre de Negro, un títere más en las manos de Ford, termina acompañando a Teddy, pues para él Wyatt es la clave para encontrar el laberinto. Al final los tres personajes terminan cumpliendo con su propósito, se reúnen en el pueblo donde empezó todo y donde Ford tiene previsto presentar su última trama.
Una vez más en el presente y de forma paralela a la historia de Dolores, el Hombre de Negro y Ford, tenemos a Maeve Millay (Thandie Newton), la madame del Mariposa. Es un anfitrión que empieza a descubrir que algo falla y cuando piensa que se está volviendo loca descubre su realidad. Durante una reparación se las ingenia para que dos trabajadores de Westworld aumenten sus capacidades y su nuevo objetivo pasa a ser escapar de las instalaciones. Pero cuando el tren que la llevará fuera del parque está a punto de partir decide quedarse para encontrar a su hija (otra anfitrión), que en el pasado fue violentamente asesinada por el Hombre de Negro.
No solo Maeve tiene un recuerdo doloroso o violento que le repercute constantemente y que construye su trasfondo cual piedra angular. Dolores rememora varias acciones como un brutal ataque del Hombre de Negro o el asesinato de Arnold y Bernard la muerte por enfermedad de su hijo (la misma que tenía el retoño de Arnold). El único propósito de vivir este sufrimiento de forma recurrente es ayudar a los androides a despertar. Arnold lo sabía, pero no terminó de encontrar la manera de salvar a los androides. Ford sí. Les devolvió los ensueños (un subconsciente) y tiempo, ni más ni menos que 30 años para sufrir, para equivocarse, para cometer errores y aprender de ellos, para comprender su naturaleza, para entender a los humanos (su enemigo) y ser más fuertes que ellos.
En el último capítulo tenemos un giro final cuando Ford reconoce abiertamente ante el espectador que Arnold tenía razón. Es por ello que durante todo este tiempo ha ayudado a los anfitriones a alcanzar la conciencia por el camino correcto. Pero él va más allá que su viejo amigo, cree que los humanos han tocado techo y las máquinas son la evolución, así que tiene preparado un número final para que estos se revelen y tomen el control de este mundo. Su plan incluye todo el ascenso de Maeve e incluso cómo huye es una forma de distraer a la seguridad del parque mientras él completa su última trama. Sin embargo, parece que falla en su misión de que se infiltre en el mundo exterior.
Con motivo de la presentación de su última historia para el parque Ford reúne a la junta directiva de Delos en el pueblo donde empezó todo, y tiene el detalle de darle a Dolores y Teddy el final de su historia de enamorados. Pero están a punto de iniciar una nueva. La última narrativa de Ford empieza con Dolores, ya consciente del todo, matándolo en el mismo sitio y con la misma pistola con la que eliminó a Arnold. La gran diferencia es que en esta ocasión Ford ha tejido toda la historia para llegar a este punto, pero sin incluir su propia ejecución. Si Dolores mata a Ford es porque ha despertado, es completamente consciente y con este asesinato clama venganza y empieza la conquista de Westworld.
Dolores inicia en ese momento una masacre entre los miembros de la directiva de Delos. Ford sabía que esto pasaría y también se puede interpretar como su propia venganza. La junta había votado despedirle, no sin antes hacer una copia de seguridad de todo lo que había creado por si acaso a este se le ocurriera destruirlo. Si no hay sorpresas toda esta propiedad intelectual se encuentra almacenada en el anfitrión de Peter Abernathy, el padre de Dolores, que ahora junto al resto de androides almacenados debería vagar libre (que no consciente) por el parque.
No nos olvidamos de Hombre de Negro, que como vicepresidente de Delos ha sido invitado a la velada. Está apartado del gentío y no ve lo que pasa con Ford, pero desde su posición observa como un considerable número de anfitriones (los que habían sido almacenados) aparecen de la nada y uno de ellos, Clementine, le dispara y hiere. La historia final de Ford es también su mejor regalo. Por fin el juego se ha terminado y ahora puede morir dentro de Westworld. El Hombre de Negro ha encontrado lo que buscaba y es feliz.
Antes de empezar la segunda temporada de Westworld es muy recomendable volver a ver la primera. Se disfruta de una forma diferente, te das cuenta de que lo dicho y mostrado no es casual. Los diálogos, especialmente los de Ford, ganan otro sentido, todo es mucho más profundo de lo que pareció a primera vista y el hecho de conocer qué pasará así como tener clara toda la estructura no desmerece para nada la obra. Westworld no es una serie de ver y olvidar. Es exigente con el espectador, le hace pensar y estar atento a los detalles, pero a cambio de su tiempo y atención le ofrece una de las mejores experiencias televisivas de la década.
El caos toma el control
Aprendimos mucho de la primera temporada de Westworld y varias tramas e incógnitas quedaron cerradas, pero el último capítulo abrió un inmenso abanico de posibilidades de cara a la segunda. Ford lo controlaba absolutamente todo y ahora ya no está. Las implicaciones de que los androides sean conscientes de su realidad son muchas, ahora son libres, pueden organizarse, iniciar una venganza y tomar el control de un mundo en el que hasta ahora solo eran títeres maltratados. El Viejo Oeste donde todo estaba programado y dentro de unos parámetros preestablecidos ha saltado por los aires para transformarse en el Salvaje Oeste.
“Algunas personas eligen ver la parte mala de este mundo. El caos. Yo elijo ver la belleza. Creer que hay cierto orden, un propósito. Sé que todo pasará como se supone que tiene que pasar” - Dolores Abernathy en la primera temporada de Westworld, cuando se conformaba con su trozo de narrativa que felizmente repetía. Pero ahora, después de 30 años siendo una damisela en apuros intentando cambiar su vida, ha descubierto cómo.
“Observad este mundo... Este precioso mundo. Construimos este mundo juntos. Un mundo donde los sueños se cumplen. Un mundo en el que se puede ser libre. Pero este mundo es mentira. Este mundo merece morir. Porque este es vuestro mundo. Hemos seguido vuestras leyes mucho tiempo. Podemos salvar este mundo. Podemos hacerlo cenizas... y de las cenizas, crear un nuevo mundo. Nuestro mundo”- Dolores Abernathy en la segunda temporada de Westworld.
La diferencia entre estos dos pequeños textos ya nos debería anticipar por dónde irán los tiros en la nueva tanda de episodios de Westworld. Dolores será una vez más la protagonista y en esta ocasión la responsable de liderar la rebelión de las máquinas, unos androides conscientes y que no pueden morir pero que luchan por sobrevivir. A priori parece que lo tienen todo a su favor pero.... no sabes nada Dolores Abernathy. Detrás de Westworld tenemos a Delos, una compañía que no dejará que su parque quede a merced de unas creaciones que le pertenecen.
Además, no todos los anfitriones ganarán conciencia, solo un pequeño porcentaje tenía acceso a los ensueños y muchos de ellos seguirán siendo igual de dóciles que hasta ahora. Todos ellos continuarán con la misma rutina de los últimos 30 años.
Hasta ahora para los huéspedes el parque era un lugar de entretenimiento, otra cosa para sus accionistas y algo completamente distinto para la dirección. Esta agenda corporativa secreta relacionada con la propiedad intelectual y la investigación será uno de los descubrimientos de la segunda temporada de Westworld. Durante la promoción de los nuevos capítulos Nolan ha usado a Google como analogía: el cliente ve el buscador y el correo, la compañía publicidad y datos. Uno de los primeros resultados de esta faceta hasta ahora oculta, como mínimo a primera vista, ya la hemos podido ver en los tráileres, el despliegue de fuerzas de seguridad del el exterior y unos nuevos robots blancos llamados drones anfitriones.
Además de una expansión de la narración y posibilidades también se ampliará el territorio que como espectadores podremos visitar. Más allá de aumentar la extensión de Westworld, la segunda temporada supone el debut de ShogunWorld, un nuevo parque ambientado en un periodo durante el cual Japón fue gobernado de facto por un comandante militar llamado shogun. La elección no es casual. Parece que estamos ante un enorme tributo a Akira Kurosawa, director de cine japonés cuyas películas normalmente eran rehechas con vaqueros. Para Nolan, Kurosawa es “el responsable de algunos de los mayores wésterns de todos los tiempos”. Géneros y lenguajes distintos pero a la vez íntimamente unidos. También será un cambio cromático.
Una vez más no podemos olvidarnos del Hombre de Negro. Está malherido dentro del parque, pero más entusiasmado que nunca ante el nuevo escenario. Fue un auténtico villano durante la primera temporada y su nivel de maldad subirá segunda. Debe hacerlo. Los anfitriones clamarán venganza y el Hombre de Negro se postula como una diana perfecta. Ha sido siempre cazador, pero ahora también será la presa.
Maeve se quedó en Westworld para encontrar a su hija y no debemos descuidar que tiene la capacidad de controlar y manipular a otros anfitriones. A nivel corporativo una de las figuras más fuertes será la directora ejecutiva Charlotte Hale (Tessa Thompson), que deberá mantenerse firme para que el parque siga funcionando. También tenemos la posibilidad de que estalle una guerra a múltiples bandos, incluyendo los confederados y la Nación Fantasma. A todos los personajes ya conocidos debemos sumarle las caras nuevas, muchas de ellas con un rol aún no revelado.
Por lo que sabemos la segunda temporada de Westworld empezará ahí donde lo dejó la primera, como si la serie no hubiera tardado dos años en volver; varios miembros de la junta directiva de Delos han sido asesinados y los anfitriones son libres. Una vez más los guionistas han apostado por una estructura no lineal y con flashbacks, pero a diferencia de la primera temporada la narración es más clara y sencilla de entender. En la mayoría de las situaciones el espectador, que asume este recurso como parte de la esencia de Westworld, debería saber en todo momento dónde y cuándo ocurre aquello que está viendo.
Durante la nueva temporada de Westworld los flashbacks servirán para explicar más interioridades de la junta directiva de Delos y cómo El Hombre de Negro llegó a ser tan importante dentro del organigrama de la compañía. Esto nos permitirá conocer a James Delos, presidente y fundador de Delos, en un papel que interpretará Peter Mullan (Trainspotting, Top of the Lake y Ozark). También aparecerá un joven Robert Ford que en los primeros capítulos pudimos ver gracias al CGI y volveremos a ver a William. Ya se ha confirmado que el personaje de Anthony Hopkins murió al final de la primera temporada, destacándose así la idea de que Dolores matara a un anfitrión a su imagen y semejanza.
La segunda temporada de Westworld promete ser más violenta y sangrienta, con una gran diferencia respecto a la primera: antes era gratuita debido al diseño de los androides y el parque en sí mismo, pero ahora las normas que anteriormente regían el parque ya no existen y eso traerá consecuencias. Las nuevas normas de Westworld son universales y la dirección de Robert Ford ha sido sustituida por el caos.
Buena noticia, la primer temporada me gusto.
salu2
Veré la segunda temporada, pero más adelante (igual espero a que esté completa)