El periodista Colin Moriarty ha revelado en el pódcast Sacred Symbols los primeros detalles del nuevo Bioshock. El juego aún tiene que ser formalmente presentado por Take-Two, pero tanto EuroGamer como Video Games Chronicle han confirmado por sus propias fuentes que la información filtrada es cierta.
Según explica Moriarty, el nuevo Bioshock sitúa su acción durante la década de los sesenta en una ciudad ficticia en la Antártida llamada Borealis. Esto significa que los eventos del juego coincidirán en el tiempo con los narrados en las dos primeras entregas de la saga, con las que narrativamente existirá un vínculo. El primer Bioshock está ambientado durante una ucronía el año 1960, en Rapture, una distópica y ficticia ciudad situada bajo el agua impulsada por Andrew Ryan. La campaña de Bioshock 2 tiene lugar en la misma metrópoli, pero ocho años después.
En el pódcast Moriarty asegura que Cloud Chamber, el equipo de desarrollo que 2K Games fundó en 2019 para dar continuidad a la franquicia Bioshock, tiene total libertad para hacer el juego que quieran. También comenta que internamente el desarrollo del título se está llevando con mucho hermetismo y que dentro del estudio son muy conscientes de que su trabajo será comparado con el de Ken Levine, máximo responsable de Bioshock y BioShock Infinite así como cofundador del extinto equipo Irrational Games. Es decir, hay mucha presión.
Cloud Chamber dijo en 2019 que trabajaría en el nuevo Bioshock “durante los próximos años” y avanzó que la narrativa sería una parte fundamental de la experiencia de juego. Poco después de la presentación del estudio Kotaku reveló que el título recibe el nombre en clave Parkside y que antes de crear un estudio interno para sacar adelante el proyecto Take-Two confió en Certain Affinity. La colaboración no llegó a buen puerto, el juego fue reiniciado y acabó en manos de lo que hoy conocemos como Cloud Chamber.
Sobre el nuevo Bioshock también sabemos que tiene al frente a varios desarrolladores de la primera entrega, incluyendo al diseñador Jonathan Pelling, el diseñador de niveles Hoagy de la Plante y el director de arte Scott Sinclair. La ausencia más destacada es la de Ken Levine, director de Bioshock, que después de disolver Irrational Games en 2014 fundó Ghost Story Games con el apoyo de Take-Two para trabajar en un misterioso proyecto del que solo sabemos que será de ciencia ficción.
Según explica Moriarty, el nuevo Bioshock sitúa su acción durante la década de los sesenta en una ciudad ficticia en la Antártida llamada Borealis. Esto significa que los eventos del juego coincidirán en el tiempo con los narrados en las dos primeras entregas de la saga, con las que narrativamente existirá un vínculo. El primer Bioshock está ambientado durante una ucronía el año 1960, en Rapture, una distópica y ficticia ciudad situada bajo el agua impulsada por Andrew Ryan. La campaña de Bioshock 2 tiene lugar en la misma metrópoli, pero ocho años después.
En el pódcast Moriarty asegura que Cloud Chamber, el equipo de desarrollo que 2K Games fundó en 2019 para dar continuidad a la franquicia Bioshock, tiene total libertad para hacer el juego que quieran. También comenta que internamente el desarrollo del título se está llevando con mucho hermetismo y que dentro del estudio son muy conscientes de que su trabajo será comparado con el de Ken Levine, máximo responsable de Bioshock y BioShock Infinite así como cofundador del extinto equipo Irrational Games. Es decir, hay mucha presión.
Cloud Chamber dijo en 2019 que trabajaría en el nuevo Bioshock “durante los próximos años” y avanzó que la narrativa sería una parte fundamental de la experiencia de juego. Poco después de la presentación del estudio Kotaku reveló que el título recibe el nombre en clave Parkside y que antes de crear un estudio interno para sacar adelante el proyecto Take-Two confió en Certain Affinity. La colaboración no llegó a buen puerto, el juego fue reiniciado y acabó en manos de lo que hoy conocemos como Cloud Chamber.
Sobre el nuevo Bioshock también sabemos que tiene al frente a varios desarrolladores de la primera entrega, incluyendo al diseñador Jonathan Pelling, el diseñador de niveles Hoagy de la Plante y el director de arte Scott Sinclair. La ausencia más destacada es la de Ken Levine, director de Bioshock, que después de disolver Irrational Games en 2014 fundó Ghost Story Games con el apoyo de Take-Two para trabajar en un misterioso proyecto del que solo sabemos que será de ciencia ficción.
Muy buena XD
Con tal de que sea igual de bueno que el primero, me conformo.
Aunque me gustaría, quizás, otro estilo en los gráficos.
XD
No sé si has jugado a los DLC Burial at Sea pero redimen lo aburrida que fue la campaña principal de Infinite. Están ambientados en Rapture, claro.
La OST también es una delicia, como en los Bioshock anteriores.
(embed)
Espero que no la caguen con el nuevo juego.