Durante los últimos meses han salido a la luz varios prototipos de videojuego para sistemas antiguos revestidos de cierta importancia histórica, tal es el caso de
Days of Thunder para NES, recuperado y
casi milagrosamente compilado 30 años después de su desarrollo. Esta labor casi arqueológica no solo resulta interesante por su labor de conservación, sino porque permite conocer mejor la evolución de algunos estudios que en ocasiones estuvieron implicados en productos muy distintos de los que los llevaron a la fama.
Es el caso de Maxis, que a comienzos de los 90 decidió aprovechar el tirón de
SimCity para adentrarse en la industria petrolera.
Posiblemente uno de los prototipos más extraños de los que se tiene constancia (hasta el punto de que algunos lo consideraban apócrifo), SimRefinery fue una interpretación radicalmente distinta del concepto "Sim" y que hasta ahora se daba por desaparecida. Su descubrimiento se produjo poco después de que su existencia fuera
recordada por ArsTechnica hace algunos días. Uno de sus lectores recayó en que tenía
un disquete de 3,5 pulgadas que le había sido dado por "un amigo ingeniero químico retirado" y decidió compartir sus contenidos.
El juego, apenas un vistazo a las funciones del que hubiera sido el producto finalizado, ha sido enviado a
Archive.org para su conservación. Se trata de un proyecto bastante singular y repleto de largas pausas durante su ejecución, aparentemente con el propósito de que la persona a cargo de la demostración explicara sus opciones ante una mesa llena de ejecutivos. Y es que SimRefinery era un juego para una clientela muy diferente.
Un Sim para contables y directivos que no sabían de ingenieríaLa historia de SimRefinery arranca a comienzos de los años 90, cuando Maxis, en busca de clientes industriales, compró Delta Logic, una empresa especializada en la creación de programas de
modelo basado en agente (MBA) que no conseguía que su software fuera "divertido". Esta firma terminó convirtiéndose en un nuevo departamento llamado Maxis Business Simulations, que más tarde sería disgregada bajo un nuevo nombre (Thinking Tools) antes de desaparecer.
El prototipo de SimRefinery fue desarrollado con la ayuda de la petrolera Chevron, y de haber logrado el interés de la industria hubiera supuesto la entrada de Maxis en un mercado tan ajeno al del ocio electrónico como potencialmente rentable.
Es imposible no parar un momento a divagar acerca de qué hubiera sido de Will Wright y compañía si SimRefinery hubiera sido un éxito comparable al de SimCity. Sin embargo, la idea no logró despertar gran interés entre sus posibles clientes. A pesar de su imaginado potencial, parece que la industria petrolera no estaba interesada en "divertirse" con simulaciones técnicas, y SimRefinery terminó convirtiéndose en un montón de humo. Casi literalmente.
Según sigue el relato, empleados de Thinking Tools
pegaron fuego a los documentos de diseño, discos y diversa documentación de la empresa en 1998. Sin clientes, la compañía se iba a pique, y Phillip Whalen, CEO de Thinking Tools, reunió a la plantilla para comunicarle que "las buenas noticias es que podréis pasar más tiempo con vuestras familias estas Navidades". Thinking Tools se iba a pique y no tenía dinero ni para pagar los finiquitos. La reacción de los empleados fue coger los bártulos de sus escritorios ("ese es vuestro finiquito", les dijo Whalen) y hacer una pira con ellos. Por unos instantes, SimRefinery estuvo a punto de ser pasto de las llamas. O tal vez lo fue, pero no por completo.
El SimRefinery que ha sido preservado en Archive.org es testigo de una Maxis desconocida para el gran público pero que tiene importantes paralelos en la industria actual.
Bohemia Interactive, por ejemplo, es conocida por las series
DayZ y
ArmA, pero posee una división (Bohemia Interactive Simulations) especializada en simuladores militares. Algo parecido sucede con la
renacida Microprose, volcada en los juegos de estrategia y propiedad del confundador de
TitanIM, un
sandbox para empresas y ministerios de defensa.