En total, Samsung obtuvo unos ingresos brutos próximos a los 53.500 millones de dólares y un beneficio operativo de 7.500 millones, superando las expectativas de los analistas.
Según revela Samsung en su comunicado, los buenos resultados de la empresa se fundamentan en "la demanda de productos de alto valor añadido" como la memoria HBM3E, cuya producción aumentará para satisfacer las necesidades de la industria. También incrementará la fabricación de unidades SSD y memorias DDR5 para servidores.
A la buena aceptación de estos componentes se suma la creciente demanda de pantallas OLED para terceros, desde móviles a televisores, pasando por monitores de PC, aunque Samsung señala en su comunicado que las ventas de hardware para ordenadores personales se mantienen bastante planas.
Otro detalle tal vez interesante es el hecho de que su nuevo chipset de 3 nm para wearables ha tenido una acogida "favorable", hasta el punto de que hay otros fabricantes negociando su integración, todo ello mientras Samsung acelera el desarrollo del aún inédito Exynos 2500 para el futuro Galaxy S25.
En cuanto al resto de los productos de la compañía, Samsung declara que el nuevo Galaxy S24 está funcionando bastante mejor que su predecesor, con un crecimiento interanual "de dos dígitos", pero las rentabilidad general ha disminuido ligeramente. Algo parecido sucede con los televisores de la casa, que mejoran en ventas pero dejan menos dinero que antes debido al aumento de costes y una mayor competencia.