Vamos a ver, el tema es complejo.
La inmensa mayoría de la tierra está usada para tierras de cultivo. Principalmente cereales y pastos.
La industria alimentaria tiene un poder enorme. Tan enorme que nos han metido a piñón en la cabeza que la base de la alimentación deben ser los cereales, cuando evolutivamente hablando, si consideramos toda la linea temporal desde la aparición del homo sapiens, sólo nos hemos alimentado con cereales un 0,5% de nuestra existencia.
Claro que hemos evolucionado y nos hemos adaptado. Pero sólo parcialmente. De hecho, nutricionalmente hablando, los cereales en general son una de las peores fuentes de carbohidratos, sobre todo los que consumimos en forma de harinas refinadas.
No es nada casual que desde el inicio de esa famosa pirámide nutricional que ensalza a los cereales y demoniza a la carne y las grasas, la salud global haya empeorado en forma de aumento de enfermedades autoinmunes, innumerables alergias e intolerancias. Princpalmente por el aumento de la permeabilidad intestinal y el empobrecimiento de la flora bacteriana.
Dicho este tocho, los transgénicos en realidad lo que persiguen no es el beneficio de la salud, puesto que esto se la trae al pairo a los grandes productores. Lo que se busca es el aumento de la productividad por hectárea, resistencia a las plagas, etc.
Si, en general, cambiásemos los hábitos alimentarios y nos centrásemos en consumir las cantidades necesarias de proteínas de cadena completa (carnes y pescados), grasas no trans, sino saturadas, que son el principal combustible del organismo, carbohidratos con alta densidad nutricional (patata, boniato, etc), verduras y frutas con moderación, no tendríamos el más mínimo problema. Eso, acompañado de algo de movilidad y algo de ejercicio.
Que 100 premios Nobel aboguen por consumir cereales de forma masiva, me dice muy poco acerca de su comprensión del metabolismo del ser humano